Gangster (Cap. 11: Nephalem)

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Dos días después.

Frey 

— Listo, guarden todo y los veo en la próxima clase. - Nadia por fin da fin a la clase

Salgo del salón, este día fue difícil, a pesar que estuvimos sentados toda la mañana, y parte de la tarde. 

— Ayúdame altísimo. Me duele el trasero de estar sentada. - Donna se queja. 

— No seas exagerada. 

— No estoy exagerando, estoy igual que tu cuando te dieron como cajón que no cierra. 

— La diferencia es que yo si no podía caminar, tu si puedes caminar. 

Salimos al pasillo, a los lejos vemos a Ava. Ella ríe con Johan, y otros chicos. 

— Quién lo diría. Hace unos días estaba sufriendo y ahora está riendo con Johan. 

— Tiene que disimular Donna, - noto que tiene una bufanda, seguramente los moretones empeoraron, — Mira, tiene una bufanda, sabes lo que significa.  

— Si, pobre chica, quisiera hacer más por ella. Pero no podemos.

— Ella tiene que darse cuenta por sí sola, nosotros solo podemos apoyarla en lo que podamos. 

— Si… vamos a saludarla? 

— No creo que sea buena idea. Seguramente se sentirá incómoda o con vergüenza. 

— Pero se ve feliz con Johan. 

— Si, porque ellas dos han sido compañeras de cuarto desde hace mucho tiempo, a mi me acaba de conocer. 

— Entonces solo pasamos saludando? Como un ‘‘Adiós” y ya? 

— Si pasar de largo, solo saludando. 

— Bien. 

#

Camino hacia un laberinto. Nadia habló sobre él, en la clase. Me llamó mucho la atención. 

Llegue a la entrada. A lo lejos se miraba una torre en la entrada. 

Hay arbustos grandes, no te deja ver lo que hay al otro lado. 

Llegó a la entrada del verdadero laberinto. 

Reed aparece detrás de la torre. 

— Mierda. Una de estas me vas a matar de un infarto.

— Frey? ¿Qué haces aquí? 

— Nadia habló de un laberinto en la escuela, me dio curiosidad y decidí venir. 

— No puedes entrar. El laberinto de Adán y Eva está prohibido, cualquiera que entre, se perderá y no encontrará la salida. 

— Okey, ya se me quitaron las ganas de entrar. 

— De nada. 

— Entonces ¿qué haces aquí? 

— Vengo aquí a orarle al altísimo por medio de la estatua de la unión. 

— ¿Cuántas estatuas existen?

Me siento en una banqueta que hay cerca, ya de frente se ve la estatua de la unión. 

— Muchas, están por toda la escuela. 

— La que más me gustó fue la que está en la entrada de la escuela. 

— Un Nephalem. 

— Y eso es? 

— Es la unión de un ángel y un demonio.

Mi vida en el cielo [Ángeles Caídos #02]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora