Capítulo 26: Enfrentamiento

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Colin abrazaba a Penélope mientras ella suspiraba en sueños. Colin la observaba mientras pensaba ¿Cómo ha podido vivir tanto tiempo sin ella? No desea que Penélope se vaya por nada del mundo pero es necesario que le de su lugar como su prometida ante la sociedad. De repente, sintió como Penélope se movía.

- Buenos días. Dijo Penélope soñolienta.

- Buenos días. Dijo Colin inclinándose para besarla.

Los labios de Penélope eran dulces y suaves, estaba enganchado a ella.

- No quiero que te vayas. Dijo Colin recorriendo el rostro de Penélope con los dedos.

Penélope suspiró.

- Yo tampoco quiero irme pero tengo que enfrentar todo lo que he dejado atrás.

- Lo sé, y por eso te dejaré marchar, por poco tiempo. Dijo Colin.

Penélope sonrío y besó a Colin de nuevo.

Al rato Colin y Penélope estaban en el carruaje, los dos sentados, de camino a casa de Penélope y ella miraba para todos lados nerviosa.

- Pen, ¿Qué ocurre? Preguntó Colin.

- Me da miedo la reacción de mi madre. Me imagino como reaccionó cuando se enteró de que no me iba a casar con el marqués. Me va a repudiar.

- Ven. Dijo Colin tirando de ella para que se sentara encima de él. Penélope lo hizo y los dos se abrazaron.

- No te preocupes por nada, eso no va a ocurrir, se lo explicaremos todo, lo va a entender. Puede ser que no esté contenta al principio pero después se le pasará.

- Colin…. Necesito hablar con mi madre a solas primero, después podrás pedirle mi mano, pero primero tengo que enfrentarme a ella.

- Pero…

- Por favor.

Colin se rindió, no puede decirle que no a Penélope.

- Esta bien, te esperare fuera y entraré cuando tu lo consideres oportuno.

Penélope no pudo evitar sonreír.

- ¿Te he dicho ya cuanto te amo? Preguntó Penélope.

Colin sonrío e hizo una mueca divertida.

- No, creo que no me lo has dicho. Mintió

- ¿Ah no?

- No, creo que necesito escucharlo.

- Te amo.

- ¿Qué has dicho? Dijo Colin desesperado por oírselo decir

- ¡Que te amo!. Gritó Penélope.

- Y yo te amo a ti. Dijo totalmente enamorado de ella.

Colin abrazó a Penélope mientras la risa de ella inundaba el carruaje entero.

A los pocos minutos llegaron a la casa Featherigton, ella suspiró y bajó enseguida del carruaje, sin esperar ni siquiera a Colin.
El señor James la miró extrañada

- ¿Había salido usted de casa señorita Featherington?

- Si, claro. ¿No me has visto salir esta mañana? Dijo Penélope rápidamente.

¿Así que ni los criados saben que ella lleva casi dos días fuera de esta casa?

Colin no salía de su asombro, le sorprendió que Penélope fuera tan rápida, quizás sea las consecuencias de ser Lady Whistledown.

- Señor James, que hagan pasar al Señor Bridgerton al jardín y sírvale lo que desee.

- Si, señorita Featherington.

El Señor James entró y dejó un momento a Colin y a Penélope a solas.

- Te llamaré para que vengas a pedir mi mano a mi madre.

- Esta bien, si necesitas algo llámame.

Colin le dio un beso en la mano y se dirigió al jardín. Penélope se armó de valor y decidió entrar. Allí vio primero a Varley que se quedó de piedra cuando la vio.

- Penélope.

Nunca la había llamado por su nombre, y mira que Varley la conoce desde el mismo día que nació y es la gran confidente de su madre, pues ni por eso la había llamado nunca por su nombre.

- ¿Dónde estaba señorita?

- Ahora se sabrá todo. Dime Varley, ¿Los criados no sabían que yo no estaba en casa?

- No, solo lo sabía yo.

- ¿Y eso por que?

- El marqués le dijo a su madre que solo una criada fingiera que la servía para no levantar sospechas y eso hemos hecho. Su madre está que le llevan los demonios, esta muy preocupada por usted.

- He vuelto para arreglarlo todo Varley, no te preocupes.

Penélope debe agradecer al marqués todo lo que ha hecho por ella, se las ha ingenió para que ni en su propia casa se dieran cuenta de que no estaba. Esto mejoraba mucho las cosas.

- Pase, su madre está por aquí.

- Mamá. Dijo Penélope al verla

Portia que estaba sentado en el sofá se giró corriendo.

- ¡Penélope! ¡por dios! ¡¿Dónde estabas?! Dijo Portia entre preocupada y enfadada.

- ¿Dónde estabas metida? Preguntó Prudence.

- Mamá quiero hablar contigo a solas.

- No me pienso ir a ningún lado, a diferencia de ti yo no dejo a mi familia en la estacada.

- Por favor Prudence vete.

- No.

- Prudence sube. Ordenó Portia.

- Pero….

- ¡Ahora, arriba!

Prudence se levantó de la silla enfadada y miró a Penélope con asco. Pasó por su lado y se marchó cerrando la puerta y dejando a Penélope y a Portia solas.

- ¿Me puedes decir porque no te has casado con el marqués?

- Mamá, no lo amaba.

- ¿Y que si no lo amabas? Ibas a tener la vida resuelta, nosotras también y encima vas y desapareces dos días, no sabes sobrevivir sola ¿Dónde has estado?. Me avergüenzas Penélope.

- ¿Qué yo te avergüenzo? Tu me avergüenzas a mi. Gritó Penélope sin poder controlarse.

- ¿Qué yo te avergüenzo a ti? He sido una madre ejemplar para ti, te lo he dado todo, a ti y a tus hermanas y así nos lo agradeces, comportándote como una cría.

- ¡No sabes de lo que hablas! Me avergüenzas porque en diecinueve años que tengo no me conoces, nunca has sido cariñosa conmigo ni he recibido tu apoyo. Siempre me has tratado como una niña pequeña, como si no supiera lo que hacía. Pero si me elegías la ropa hasta hace apenas unos meses, no me has dejado ser yo misma. Nunca has valorado todo lo que he hecho por esta familia.

- ¿Y que has hecho por esta familia a parte de deshonrarnos?

Penélope estaba tan enfadada que ni siquiera pensaba en lo que decía.

- ¡Gracias a mi no vivimos debajo de un puente!

- ¿Cómo que gracias a ti no vivimos debajo de un puente?

- ¡Yo he mantenido esta casa desde que Lord Featherington huyó!

- ¡Venga ya, Penélope! ¿Con que dinero?

- Me inventé la herencia de tu tía Anna. Ese dinero ha salido de mi bolsillo todo este tiempo.

- ¡Eso es imposible! Para poder tener todo ese dinero tendrías que tener un….

- Un negocio, y lo tengo madre, lo tengo.

- ¿Y que negocio es ese?

- Yo… soy Lady Whistledown.

Portia se quedó extremadamente callada y luego empezó a reír.

- Tu no eres Lady Whistledown. Dijo riéndose.

- ¿Quieres las pruebas? Porque las tengo.

- Si, las quiero.

Penélope se levantó de la silla y salió de la sala echando humo dirigiéndose hacia su habitación. Portia fue tras ella y a medida que se alejaba de ella la veía totalmente convencida de lo que decía. No puede ser que su pequeña Penélope sea Lady Whistledown. Portia entró en la habitación de Penélope y está sacó debajo de una tablilla de la habitación un saco de dinero y muchos panfletos.

- Aquí tienes madre, una parte de mis ganancias.

Portia cogió el saco de dinero y vio que era una cantidad indecente de dinero, hacía mucho tiempo que no veía tanto dinero junto.

- Si quieres también puedo escribirte exactamente el próximo número de Lady Whistledown. Así veras que es el mismo. Y si eso no te convence podemos ir al banco y te enseño todo lo que he ganado estos años con Lady Whistledown y que apenas he tocado.

Portia se había quedado sin habla.

- Esta hija tuya de la que te avergüenzas tanto ha sido la que os ha cuidado durante tanto tiempo. Pero quiero que sepas que no me ha costado nada, lo he hecho de buen gusto. Lo que no soporto es que seas mi madre y ni actúes como tal.

Penélope al ver como Portia estaba sin palabras le dijo

- Si no te importa vengo más tarde.

Penélope se dio la vuelta y se marchó. Ya fuera de su habitación pudo permitirse derramar algunas lágrimas. No ha sido como se esperaba, ni siquiera ha podido decirle que se iba a casar con el hombre que tanto ama.
Penélope bajó al jardín y se acercó a Colin.

- ¿Quieres que suba ya? Dijo Colin.

Penélope negó con la cabeza y cuando Colin estuvo más cerca pudo ver sus lágrimas.

- ¿Qué te ha hecho? Preguntó Colin.

- Nada, le he contado la verdad sobre mí, sobre a lo que me dedico.

- ¿Enserio? ¿Por qué se lo has dicho? Preguntó Colin sorprendido.

- Pues porque no paraba de decirme que se avergüenza de mí, que soy una cría y que he deshonrado a la familia.  Dijo Penélope llorando.

Colin la abrazó y le dijo.

- Sabes que eso no es verdad. Tu madre estaba herida, no piensa  eso de verdad.

- Yo no estoy tan segura, ni siquiera me ha dicho nada acerca de que soy Lady Whistledown.

- ¿No te ha dicho nada? Preguntó Colin sorprendido.

- No.

- Necesitará tiempo para procesarlo.

- Sí, no le he dicho nada de nosotros. Lo siento Colin, no es el momento.
Colin suspiró.

- Esta bien Penélope, lo entiendo pero mañana vendré a pedir tu mano. No lo voy a dejar pasar más tiempo.

- Si, esta bien, mañana será lo mejor.

Colin le dio un beso a Penélope en los labios y la tranquilizó.

- Oye, ¿Cómo quieres que sea nuestra boda? Preguntó Colin al cabo de un rato.

Penélope se separó un momento de él.
- ¿A que te refieres?

- ¿A como quieres que sea? No hemos hablado nada. ¿Quieres una boda por todo lo alto? ¿Íntima? 

- Pues, me gustaría una boda pequeña, llena de flores, con mi familia, la tuya y nuestros amigos. Si a ti te parece bien una ceremonia pequeña.

Colin se río.

- A mi con que vayas tú a la boda me es suficiente. Dijo Colin riéndose.

- ¡Colin! Lo reprendió Penélope.

- Es verdad, contigo me sobra todo lo demás.

- A mi también.

Colin abrazó Penélope por detrás y besó su mejilla.

- Oye, se me ocurre que podríamos decírselo a mi familia hoy y ya mañana se lo decimos a tu madre.

- ¿Ahora? Preguntó Penélope.

- Si, si te apetece, sino lo podemos dejar para mañana.

- No, no. Creo que tu familia se alegrará y me viene bien echar un buen rato.

- Pues decidido, vámonos.

Antes de salir Penélope le dijo a Varley que estaría en casa de los Bridgerton.
Colin y Penélope estaban en frente de la casa Bridgerton.

- ¿Vamos? Dijo Colin extendiendo la mano para que Penélope se la de.

- Vamos. Dijo Penélope agarrando a Colin de la mano.

Colin y Penélope agarrados de las manos entraron en la casa Bridgerton.
En primer lugar los vio Eloise.

- Sí. Si. Si. Gritó Eloise mientras que fue hacia ellos dos y los abrazo a los dos a la vez.

Colin y Penélope se reían mientras la abrazaban.

- Cuanto me alegro por vosotros.

Parece que la efusividad de Eloise atrajo a los demás Bridgerton. Y todos se asomaron a la entrada de la casa. Kate llegó la primera.

- ¡Colin, Penélope! ¡Que alegría! Dijo Kate abrazando a su cuñado y después a Penélope.

Penélope le devolvió el abrazo a Kate sorprendida. La Vizcondesa siempre había sido muy amable con ella pero esto era totalmente distinto. Benedict llegó sonriente.

- Lo sabía, os lo dije. Se iban a casar. ¡Cuñada! ¿Sabes que aún puedes echarte para atrás?. Dijo Benedict sonriente mientras cogía a Penélope de la mano.

Penélope se reía mientras que Colin se quejaba.

- ¡Shhh cállate, con lo que me ha costado que me acepte!. Los demás Bridgerton se reían.

- Lo sabemos. Dijo Eloise riendo.

Anthony llegaba con los pequeños de la casa que los felicitaron a los dos.

- Penélope, bienvenida a la familia. Dijo Anthony.

- Gracias Vizconde.

- Llámame Anthony, por favor.

- Esta bien, Anthony.

- Cuanto me alegro de que hayáis decidido luchar por vuestro amor. Dijo Lady Violet.

- Gracias mamá, ha valido la pena. Dijo Colin mirando a Penélope.

- ¿Qué hacemos aquí? Vamos al salón. Dijo Francesca.

Todos los Bridgerton y Penélope se adentraron al salón y después de brindar Lady Bridgerton encargó que prepararán para esa noche una cena especial, los bridgerton tenían mucho que celebrar.

- Bueno Penélope ¿Cómo se ha tomado tu madre que os caséis? Preguntó Violet.

Colin miró a Penélope y decidió hablar.

- No lo sabe aún.

- ¿Por qué? Preguntó Hyacinth.

- ¡Hyacinth!. Dijo Francesca.

- No pasa nada. Mi madre no se ha tomando nada bien que no me casara con el marqués y hoy cuando he intentado decírselo hemos discutido, he pensando que no era el momento para decírselo. Dijo Penélope.

- Tu madre entenderá que casarte con Colin es lo que te hace feliz.  Dijo Eloise.

- Pero pedirá tu mano pronto ¿Verdad? Preguntó Benedict.

- Si, mañana pienso pedir su mano. Dijo Colin

- Penélope no te preocupes, dale algo de tiempo a tu madre. Entrará en razón. Dijo Violet.

- Eso espero, no quiero estar mal con ella.

- Ya verás como pasa pronto. Dijo Anthony.

El tema de conversación fue cambiando de rumbo y Penélope estaba totalmente integrada en la familia de su futuro esposo. Había que decir que le sirvió de mucha ayuda los años que ha pasado yendo a esa casa constantemente. Cuando Penélope y Eloise dejaron de ser amigas la familia Bridgerton notó mucho la ausencia de Penélope, era bastante querida por todos. Penélope y Colin fueron el centro de atención en todo lo que quedó de día. Después de cenar Penélope se despidió de todos los Bridgerton y Kate le dijo antes de irse.

- Colin te quiere con locura, lo ha pasado muy mal sin ti.

- Yo también sin él.  Reconoció Penélope.

- Me alegra tener una cuñada para hablar de nuestros maridos. A veces hablo con Simon pero no es lo mismo.

- Gracias por esta acogida. Dijo Penélope.

- Ya eres familia, no tienes que darla.

Colin dijo a todos que acompañaría a Penélope a su casa.

- No pensé que tu familia me acogiera tan bien. Dijo Penélope.

- ¿Por qué no?

- A ver, no me malinterpretes. Sabía que se lo tomarían bien pero no pensé que tanto.

- Bueno, es que mi familia sabe cuanto te quiero y saben que tu me haces feliz.

- Y tu a mi, más de lo que pensé que lo sería nunca. Dijo Penélope.

Colin y Penélope pasaron la puerta de la casa Featherington y Colin arrastró a Penélope hasta que el muro de la casa Featherigton los tapó. Colin besó a Penélope con pasión. Ella aunque no se lo esperaba respondió a su beso con auténtico ardor.

- Te amo Penélope, te amo. No me canso de decírtelo. Dijo Colin

- No te canses nunca de decírmelo. Te amo Colin, con todo mi corazón.

Penélope lo besó y Colin la abrazó y la levantó. Penélope se asustó

- ¡Colin! Gritó mientras no podía reprimir la risa.

- Te voy a echar de menos esta noche. Dijo Colin.

- Y yo a ti, pero pronto podremos pasar juntos todas las noches. Dijo Penélope.

- Estoy deseándolo, mañana vendré a pedir tu mano. Dijo Colin besando los labios de Penélope .

Colin hizo un esfuerzo sobrehumano para mover sus pies hasta la casa Bridgerton y dejar ahí a Penélope.

Penélope entró en la casa Featherigton y no vio rastro ni de su hermana ni de su madre. Decidió ir a su habitación y cuando entró se sorprendió de ver allí a su madre esperándola sentada en su cama.

- Mamá. ¿Qué haces aquí?

- Te esperaba para hablar contigo.

Penélope suspiró, no quería discutir con su madre, a estas alturas del día no tenía fuerzas. Pero aún así sabía que tenía que hablar con ella tarde o temprano así que se sentó en su cama con su madre y le dijo.

- ¿Qué tienes que decirme?

- Quería pedirte perdón por todo.

- ¿Tu? ¿Perdón?

- Sí, se que no es una palabra que use mucho pero quería pedirte perdón por no ser la madre que te mereces, por no ser la madre que os merecéis todas mis hijas.

- Mamá….

- No Penélope, déjame hablar.

- Esta bien.

- No quiero disculparme con esto pero mi madre no fue una madre cariñosa, nunca se molesto en demostrarnos cariño a ninguno de mis hermanos, todo lo contrario. No me crío entre besos y abrazos ni en comprensión y se que yo he hecho lo mismo y lo siento. Siempre espere una palabra buena de mi madre pero nunca la conseguí y yo no quiero que ninguna de mis hijas pase lo mismo que yo. Dijo Portia

Era verdad, su abuela murió cuando ella tenía apenas ocho años, sus hermanas mayores la recuerdan más que ella y siempre han comentado que era una mujer amargada. Una vez escuchó a su madre decir que su madre cambió radicalmente a raíz de la muerte de su marido. La dejó sola con tres hijas y desde pequeñas las crio para no ser tan sentimentales.

- Mamá, yo…

- Espera, quiero que sepas que tu y tus hermanas sois lo mejor que tengo en mi vida y no os cambiaría por nada. No me avergüenzo de ti, Penélope. Siempre has sido distinta de tus hermanas, eso lo vi antes de que hablaras, siempre te interesaron cosas que tus hermanas nunca se pararon a mirar .

- ¿De verdad? Preguntó Penélope.

- Si, solo tenías siete años cuando empezaste a leer a Shakespeare. Y yo inconscientemente quería que fueras como tus hermanas, veía que ser diferente sería sinónimo de vulnerable y por eso me involucre tanto en que fuerais de una determinada manera, vistierais de determinada manera y encontrarais un esposo pronto pero ahora me he dado cuenta de mi error.

Penélope no podía aguantar las lágrimas.

- Ahora, al saber que eres Lady Whistledown me he dado cuenta de que no te conocía en absoluto. Mi pequeña Penélope era esa mujer tan audaz, tan bella, tan valiente por hacer lo que hace, has mantenido a tu familia todo este tiempo. ¿Sabes lo orgullosa que estoy de ti de que no dependas económicamente de un hombre? Tienes la libertad de hacer lo que quieras, no tienes el deber de casarte para tener una buena posición. Has conseguido lo que toda mujer querría, ser libre.

Por fin, las palabras que muchas veces necesitó escuchar de su madre salían a la luz.

- ¿Te parece bien que sea Lady Whistledown?

- A ver, Penélope, no te voy a negar que preferiría que no corrieras esos riesgos, es verdad que me gustaría que estuvieras más en la situación de Philippa, casada y embarazada pero estoy orgullosa que hayas logrado ser todo lo que yo no he sido, todo lo que ninguna de nosotras ha podido ser. Quiero cambiar y ser la madre que necesitas, que todas necesitáis.

- Y lo serás mamá, puedes estar segura. Dijo Penélope.

Madre e hija estaban emocionadas, Portia no pudo más y abrazó a su hija con fuerza mientras esta lloraba de alegría.

Amando a Penélope Featherington Donde viven las historias. Descúbrelo ahora