Las Minas de Plenilunio eran un territorio abierto como subterráneo, en su mayoría escondido, y el Castillo Negro se encontraba en las profundidades de las Montañas de la Noche. Y allí ella estaba, caminando por los laberinticos pasillos de aquella ancestral morada, buscando a sus hijas. Cuando le avisaron de la llegada de ese mensaje, había dejado a las niñas en sus aposentos con unas criadas mientras visitaba a lord Vitenka.
Mairé leyó con atención el mensaje que había llegado del Páramo, Héctor requería de su presencia. De su protección.
Lo malo era que aun no podía dejar las Minas de Plenilunio. Lord Vitenka se negaba a negociar o hablar de cosa alguna hasta cumplir con su luto y la señora del Páramo no tenía tiempo para eso. Quería dejar a sus hijas en un lugar seguro, escondidas, y ese lugar había sido el primero que pasó por su cabeza: dejarlas allí al cuidado de Laulet.
Pero el destino tuvo otros planes: Laulet repentinamente dejó este mundo. Ella y su bebé. Y al parecer, la cordura de lord Vitenka se fue con ellos. El señor de las Hadas de los Túneles no era el mismo, seguía hablando de Laulet como si estuviera viva, estando simultáneamente de luto por ella.
Ya estaba planeando una ruta de viaje cuando, de un momento a otro, lord Vitenka fue invadido por una absoluta paranoia ordenando a cerrar todas las entradas a sus tierras.
Mairé estaba preocupada, tenía que encontrar un lugar mejor para sus hijas. Sin Laulet ya no confiaba en nadie más. Tenía que escapar de allí.
Es verdad que al abandonar el Páramo estaba tomando un gran riesgo, pero entonces estaban seguros de que lo que buscaban los invasores era su sangre, la de sus hijas. Por eso corrió a esconder a Avedine y Cheredian. Pero no, una vez más fueron despistados: quieren la sangre de Héctor Serrano.
Esta sería la segunda vez que deducen equivocadamente lo que estaba pasando, primero el hechizo lanzado en su propia casa. La casa de la gran hechicera del Páramo: ¡Cayendo en una trampa con un hechizo solamente sostenido en la teoría del balance de la magia! Y ahora, pensando que los salvajes de las Tierras Prohibidas buscaban la sangre Fo-Marie para algún ritual. Como una vez hicieron los brujos necromantes con su madre. Pero no, al parecer se trata de una venganza de índole política.
Pensándolo cuidadosamente, ahora que obligadamente no tuvo más opción que sentarse a esperar, cayó en cuenta de algo más de lo cual no se habían percatado: Sayer siguió el concepto del equilibrio desde un principio.
Llegó al Páramo acompañado de Bricio, un brujo oscuro como él. Para mantener el balance en el Páramo, donde había dos hechiceras blancas, dos magas. Y el balance era el ideal: dos maestros y dos niños.
Pero no fue tan balanceado como esperaba, las diferencias de poderes, experiencia, control, era algo que nadie hubiera podido predecir o calcular. Debió prestarle más atención a Alas, y no subestimar sus capacidades que estaban despertando.
Y el día en que regresó con su hijo y fueron enjuiciados, él...murió.
Porque ya no estaba Alas, y el balance estaba perdido. Habiendo en el Páramo solo ella, con la magia residual invadida de tristeza dejada atrás por Alas. Un ente oscuro se movía en el aire. La magia negra reinaba.
Al ser asesinado por Bricio, se recuperó el equilibrio.
¿Acaso Sayer indirectamente hizo una purificación con su ritual?
Mairé sonrió con ironía, Sayer jamás pensaría en nada más que él. Los motivos de porqué los ayudó a deshacerse de la presencia oscura que se había filtrado en su hogar serán por ahora, o quizá para siempre, un misterio. Algo que ese condenado brujo llevó con él hast donde sea que se haya ido.
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El Hijo de Nahla
AdventureContinuación de la "La Sacerdotisa del Valle". A Lior una vez se le fue prometido todo. No solo de palabra sino por derecho. Una vez fue el bastardo predilecto de Sayer, el hijo de Nahla 'la Ninfa de los Pantanos'. Pero eso ya no mas, todo eso se l...