Última oportunidad

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Hacía ya generaciones que las Valquirias habían dejado de ser autosuficientes en cuanto a sustento económico. En un tiempo, el Valle Inmaculado estaba enormemente poblado de mujeres que se unían al Clan de las Valquirias.

Eran tantas, suficientes, como para tener sus propios recursos y no depender de nadie. Y la dote de las herederas del Valle era para mantener un decente tesoro familiar, que pasaba de generación en generación.

Nadie jamás en aquel entonces se hubiera atrevido a amenazarlas, condicionarlas, presionarlas a acceder a nada contra su voluntad. Porque siempre se valieron bajo los mismos términos y tradiciones.

Pero Jíni ya había perdido el privilegio de "elegir". Su madre y su abuela ya habían ofrecido la mejor opción para que sea su benefactor y ella como una verdadera cobarde dejó la oportunidad pasar. Fue una verdadera tonta, su miedo y pavor en acostarse con Owen era un chiste al lado del completo espanto que sentía ante el simple pensamiento con Lior.

Si hubiera hecho lo que tenía indicado hacer cuando estuvo a solas con Owen, aunque no hubieren concebido en el primer intento: el nieto de Lord Duhia de ninguna manera la hubiera reclamado. 

Inhaló buscando calmarse, necesitaba todo el coraje posible.

Ella no se consideraba una persona superficial. De hecho nunca había pensado en nada respecto a apariencias en toda su vida. Pero la condición de Lior superaba demasiadas de sus limitaciones. 

Quizá era porque ella se imaginaba que el gran guerrero con quien tendría a su heredera sería alguien de apariencia más como describen las canciones. Galantes, atractivos.

Bueno, quizá sí era algo superficial... 

Y se odiaba tanto a sí misma en ese momento. ¡Como deseaba no haberse auto saboteado de esa forma!. No haber sido una cobarde y solo haberse atrevido a acostarse con Owen. Se hubiera ahorrado tantísimos malos pasares.


— ¿Segura no quieres estar entrenando con tus hermanas?—preguntó Lior sentado frente a ella, sus ojos en un libro con poco interés.

Jíni despertó de sus pensamientos, se había quedado una vez más distraída mirando el vacío. Nerviosa, miró al tablero de ajedrez que tenía en frente. Esa mañana su madre la había llevado a quedarse en el Palacio de Piedra, una estancia que Lord Duhia tenía en los Bosques petrificados y donde Lior estaba hospedándose mientras hacía su tratamiento.

El joven la recibió con muy buena educación y las invitó a pasar. Cuando de la nada, Roni dijo que solo Jíni se quedaría con él ese día.

Era algo sumamente surrealista, su madre simplemente la llevó hasta allí y luego se retiró inmediatamente, llevándose a Alas con ella. Diciendo que ella se encargaría del entrenamiento de la niña hasta próximo aviso.

Sintió un dolor absoluto viendo a Alas ser llevada lejos, apartada a ella. Como si le hubieran arrancado una parte vital. 

La estaban castigando por haber fallado con Owen, su madre ya no podía correr más riesgos con ella. Lo mejor era dejarla con Lior y que simplemente cumpliera con su deber sin interrupciones. Quiso llorar, sus ojos inmediatamente estaban rojos, podía sentir que lloraría en cualquier momento.

Su madre estaba furiosa con ella, había arruinado la única oportunidad que le dieron. Un lujo que su abuela y su señora madre no habían tenido, ella tuvo la oportunidad de un candidato joven, amable y atractivo...Y la dejó pasar. Ahora otro había reclamado el derecho, y debía cumplir.

¿Acaso su madre pretendía que ella cumpliera, ahora? Si antes había sentido miedo, ahora sentía completo horror.

—Sí, sí. Estaba pensando en mi próxima jugada—mintió volviendo su completa atención al juego de mesa. Optando por una jugada cualquiera para pretender normalidad.

El Hijo de NahlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora