Capítulo 9

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—¿No te parece hermoso? Aquella que acaba de perder al que más ama merodea por su cuenta una vez más, creo que su historia estará condenada a repetirse.

Six suspiró. Si había algo que le ponía de los nervios era escuchar hablar a otros como si ella no estuviera presente. Permaneció mirando el océano en la lejanía mientras que las olas se mecían suavemente.

—¿Qué será lo siguiente que pase en su historia?

—Ha visto lo suficiente, ella sabe.

Miró en dirección de donde provenían aquellas voces. Era como si sus pensamientos hubieran cobrado vida. Los ignoró y cerró sus ojos, dejando la brisa típica de la playa acariciar su rostro.




















—Buenos días S- —Nathaniel no pudo terminar de saludar a Six tras que Mono le tomó el brazo y negó con la cabeza.

Yo no haría eso..

—Despertó de malas —le dijo discretamente—, pubantad.

—Pubertad, Mono.— Nathaniel corrigió gentilmente.

—Eso mismo.

—Estoy aquí, te puedo escuchar —Six reclamó, estando sentada en frente de Mono—, y no desperté de malas, tú me pusiste de malas cuando me apuraste en la ducha.

—Pero es que se te iba a enfriar el desayuno...—Mono suspiró, triste del rechazo que estaba recibiendo de parte de ella.

—¿Y si quería comer mi desayuno frío y arruinaste eso para mi? ¿Huh? ¿Pensaste en eso?

—Y-Yo...

—¿Querías comer tu desayuno frío? —Nathaniel preguntó, confundido.

—Pues no.

—¿Entonces por qué estás molesta?

—¿Es que acaso no puedo estar tranquila? —Six tomó su plato y subió las escaleras.

—Ella es muy intensa, ¿No lo crees? —Mono le dijo al mayor, como si estuviera compartiendo chisme con señoras mayores—, yo no sé qué la pone así —negó con la cabeza.

Nathaniel suspiró. No solamente nunca había tenido hijos, sino que nunca había lidiado con niñas. Así que hizo lo único que se le ocurrió.














—Por favor Dalton...

—No-uh. La mocosa es tu problema, ¿Por qué tengo que yo llevarla a pasear? —Dalton preguntó al otro lado de la línea telefónica.

—Porque yo sacaré a Mono...

—Y me das la más complicada a mi.

—Bueno, pensé que se podrían entender bien ustedes dos...—Nathaniel respondió.

—¿Por?

—Pues se llevaron bien.

Dalton suspiró al otro lado de la línea—, ella es tú problema. Y tu convives con ella todos los días, la conoces mejor que yo.

—¿Qué tengo que hacer para que aceptes?

—Uhm...

—¿En serio? ¿Lo estás pensando?

—Sh. Deja que me concentre, hay muchas cosas que quiero.

—No abuses. Puedo llamar a una niñera.

—¿Entonces por qué me llamaste a mi?

—Bueno, dime tu precio.

—Entrena a los perros tu solo.

Pequeñas cosas perdidas/ Little NightmaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora