Capítulo 22

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Six se sentó en la banca al lado del hombre del Fedora.

—Bueno verte —este le dijo.

—Por favor, me odias.

—Lo hago, por eso me gusta verte ahora, noto que has sufrido demasiado los últimos días.

Six miró a la distancia, estaban en una banca arriba de un mirador en una montaña, quizás en un pasado era un lugar muy visitado, ahora solamente quedaban restos, plantas secas, algunos animales buscando comida por ahí, pero nada más.

—¿Te parece? —ella alzó una ceja, viéndolo atentamente.

—He escuchado rumores.

—Vete a la mierda con tus rumores.

—Vamos al punto entonces, ¿Qué quieres?

—No morir.

—Okay, hecho.

—Prométeme que no me vas a matar.

—Te lo prometo —el hombre puso una mano en la zona de su corazón, ella asintió con la cabeza.

—Quiero mi libertad.

—Pensé que nos estábamos divirtiendo...

—No me parece divertido huir de ti.

El mayor suspiró y recargó su espalda en el respaldo de la banca.

—Sabes que si te dejo ir tendré que quitarte tus memorias, ¿Verdad?

Six permaneció mirando al suelo, el contrario no tardó en entender de qué se trataba todo.

—Eso es lo que quieres, ¿No? Todo lo que hiciste, se trataba de eso. Quieres que te borre tus memorias.

—¿Puedes?

—Sí.

—Entonces eso quiero. Quiero olvidar todo, a todos, incluso lo que yo era antes de ser en lo que me convertiste.

—Eso es bastante, ¿Estás completamente segura?

Six asintió—, lo estoy.

—Si borro a los demás humanos, a él de tu memoria, vas a perder lo que te queda de humanidad, te vas a convertir en un monstruo más, ¿Acaso eso es lo que quieres?

—Los recuerdos me persiguen a donde sea que vaya, tengo que dejar de pensar, concentrarme en lo que quiero.

—¿Qué quieres?

—No sé qué quiero ahora. El dolor me impide pensar en un mañana.

—Quizás sí te lo quito podríamos hablar del futuro otro día.

Six asintió con la cabeza y miró al contrario—, sí, otro día.

Este la sujetó de las mejillas y la miró fijamente a los ojos.

—Vas a olvidar toda memoria que te haya producido dolor o miedo, vas a olvidar que puedes sentir amor, vas a olvidar que puedes preocuparte por los demás.

Las pupilas en los ojos de Six se dilataron a medida que recibía las órdenes, los ojos del hombre brillaban de un intenso blanco, como si fueran la estática de una televisión.

—¿Quién es Mono? —le preguntó a ella.

—Nunca he escuchado ese nombre —Six dijo. Honestamente, no podía mentirle cuando él estaba tan dentro de su cerebro y sus pensamientos.

—¿Quién es Doe?

—No lo sé.

El hombre asintió con la cabeza.

Pequeñas cosas perdidas/ Little NightmaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora