Capítulo 32

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—¿Estás bien?

Me pregunta Félix mirándome, el vino hace unos 15 minutos para visitarme, y lo hizo con el mocoso, ¿por qué tienen que estar siempre juntos?

—¿Tenías que traerlo a él?

Le pregunto con fastidio.

—Es mi sobrino, no podía dejarlo solo, además quiso venir conmigo. Ese día que te fuiste sin despedirte me preguntó sí estabas bien, se preocupó.

¿Qué es lo que me está diciendo?

—¿Ese niño se preocupó por mí?

—Sí Agami, Étienne es un buen niño, tiene un corazón muy noble. Marinette lo ha educado muy bien.

En medio de nuestra conversación, ambos oímos algo de vidrio romperse, yo me levanto antes que Félix y llego a la cocina. Ahí está ese niño y nos mira en silencio, sus ojos se empiezan a llenar de lágrimas.

—Lo siento tío, no quería.. lo voy a limpiar todo..

En el instante que toma un trozo de vidrio se provoca una herida en su dedo índice. Cuando lo veo sangrar mi primera reacción es ayudarlo junto a Félix, le digo que busque un parche adhesivo en uno de los cajones, mientras yo limpio la sangre con cuidado.

—Me duele..—Se queja.

—Ya pasará, tranquilo.

Le digo aun mirando su dedo, luego Félix me entrega el parche que paso a colocar sobre la pequeña herida en su dedo.

—Será mejor que dejes esto así, yo lo limpiaré. De otro modo puedes volver a herirte, ve ahora con tu tío y esperenme en la sala no voy a tardar.

Ellos me dejan mientras yo recojo y limpio todo. Realmente no pude evitar ayudarlo.

Una vez hecho y terminado todo vuelvo con ellos y miro a ese niño molesta.

—Cómo se nota que tu madre no te ha educado bien. Eres demasiado entrometido. ¿Quién te dió permiso de caminar por la cocina?, esta no es tu casa niñito mimado.

—No le hables así.

—¿Lo felicito entonces?

—Fue solo un accidente, además es la primera vez que sucede algo como esto.

—Ésto pudo haber terminado muy mal Félix, por lo tanto este mocoso tiene que aprender a respetar.

—Tranquila, no volveré a traerlo y yo tampoco vendré a visitarte.

Félix me mira con seriedad y algo de enojo en sus ojos, antes de salir con ese niño.

Por dios, qué me pasa...
































































































—¿Vincent? Mi niño, ¡¿qué te pasó?!

Le pregunté preocupada al ver un hematoma en su rostro, muy rojo. Él lloraba y frotaba sus párpados.

—Pa... papá, él, él.

El llanto no lo dejaba hablar bien, estaba muy asustado y hasta temblando.

Pero ese infeliz.

Por la tarde, cuando oscurece llegó de su trabajo y yo lo recibí con una bofetada tan fuerte que se escuchó por toda la casa. Lo cual lo alteró.

Our Children • MLB, Adrinette (#3 Saga Familia )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora