5. De vuelta a casa

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..."Pensar antes de actuar nos arregla la vida"...

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- Jack no debió dejarte sola, no mires la sangre mírame a mí Elena.

- Está, está... muerto- observando el cuerpo sangrante en el suelo- ¿Quién es Jack? - pregunto intrigada.

- El hombre que te trajo a este lugar, mírame Elena, ¡MÍRAME!- tomándome por mis pómulos con su mano derecha y virando mi rostro hacia el suyo - ve a tu cuarto y no salgas hasta el amanecer.

- Pero ...

- ¡Ahora!

Comienzo a caminar hacia mi cuarto sin virar mi rostro, tengo la vista puesta en el suelo y mis manos entrecruzadas

Estoy ya en mi dormitorio, mi mente se encuentra absolutamente en blanco, soy lo más semejante a un alma sin cuerpo.

Cierro mis ojos y comienzo a sentir el aire frío que atraviesa la ventana, una lágrima solitaria cae por mi mejilla mientras aprieto el collar que me dio mi padre.

Sin prevenirlo caigo en un sueño profundo.

(...) Al amanecer (...)

* Oigo el cantar de los pájaros *

Despierto un poco desorientada, escucho voces en la sala, cubro mi cuerpo, recojo mi cabello y camino hacia la entrada.

Edward y Jack están aquí

Él y el extraño están discutiendo, miro el suelo y está totalmente limpio, es como si no hubiera ocurrido nada.

- Necesito que veas algo - Edward me dirige la voz en cuanto me ve.

- Esa decisión no es de tu incumbencia, no te metas en estos asuntos - le replica el extraño

-¡Paren ya! Necesito respuestas y las quiero ahora- digo exaltada mientras el extraño se levanta del sofá.

- Si eso es lo que quieres, es lo que tendrás- Jack abandona el lugar.

- Camina el sendero, hasta que veas un establo abandonado, toma el camino que se dirige hacia la derecha y sigue caminando - Edward se levanta de la silla mientras habla.

- ¿Pero que es lo que necesito ver?- agarrando su brazo antes que cruce la puerta

Edward pone su mano derecha en mi cintura y con su mano izquierda acaricia mi cabello

Mis ojos solo ven sus músculos marcados en la camisa blanca que está usando, su mano se retira lentamente de mi cintura sintiendo escalofríos en mi cuerpo.

- Sabrás lo que buscas en cuanto lo veas-acariciando mi mano con mucha suavidad antes de abandonar el lugar.

Mi respiración se torna acelerada, la presencia de Edward tan cerca me hace temblar. Aunque presiento que no será lo único que me hará temblar hoy, siento que algo malo está a punto de suceder.

Y repito, mi intuición nunca falla.

Abro la puerta, que todo sea por las respuestas.

Camino sin cesar por el sendero hasta que me encuentro con una granja que por su fachada se podía decir que estaba bastante desatendida, un señor de entre 60 o 70 años está parado en la entrada del lugar, el caduco me observa intrigado desde su establo.

Levanto mi mano en modo de saludo sin embargo él seguía ahí parado sin realizar ningún movimiento con su cuerpo, con algo de miedo continúo el camino.

Por alguna razón cuanto más me alejo más sentía que conocía el lugar, percibí que ya había estado aquí antes, aunque esto no tenía lógica.

Es que ya la lógica no forma parte de mí vida.

Con apenas 19 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora