13. Hotel

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..."Solo tú eres capaz de enseñarle a los demás como mereces ser tratado"...

***_________***

Edward

Quien diría que la inocencia podría hacerla tan bella, su cabello cubre su cuerpo como una sábana sedosa, los labios carnosos y su piel de porcelana me hacen sentir vulnerable.

¡Diablos! Que estoy diciendo, esta chica no puede meterse en mi mente. Ni siquiera debería estar acostado con ella en la misma cama.

Después de horas manejando tuvimos que detenernos en un hotel, a penas Elena cayó sobre esta cama Morfeo la arrastró hacia un profundo sueño y desde entonces estoy acostado aquí a su lado.

Todavía no despierta; para mi dicha. No puede verme recostado a su lado, podría confundir las cosas, o podría confundirme a mí. No puedo sentir nada sentimental por ella, eso va contra mis principios y no quiero lastimarla, soy un experto provocando que las mujeres me odien.

Suavemente me levanto de la cama aún observando su atrayente belleza, me pongo el pulóver y arriba la chaqueta, iré a buscar algo para desayunar.

Elena

Parpadeo un par de veces hasta lograr abrir mis ojos.

- Edward, Edward- ¿Dónde está? no puedo creer que me haya dejado sola aquí, ¡que idiota!

La puerta se abre y entra, la luz del sol alumbra su cabello dorado provocando un eclipse ante mis ojos. Suspiros exhalan de mí sintiendo su olor. Retiro lo dicho no es un idiota pero buenísimo si está.

- He traído el desayuno, había una tienda cerca así que te compre algo de ropa. Debemos apresurarnos, no tenemos el tiempo de nuestro lado- sentándose en la cama

- Lo sé, dame unos minutos- ¿Por qué siento cosquillas en mi estómago cada vez que lo siento cerca de mí? Ya debería haberme acostumbrado a su presencia.

Me dirijo al baño con mis pies descalzos, cierro la puerta y retiro mis prendas, le doy vueltas a una extraña rosca que provoca que el agua caiga sobre mi cuerpo, cuando recuerdo que deje la ropa que Edward trajo sobre la cama.

¡Maldición!

Salgo de la ducha aún mojada, tomo una de las toallas y la envuelvo a mí alrededor, seco un poco mis pies y abro la puerta del baño con suma delicadeza, lo suficiente para que la pequeña brecha me permita observar a Edward retirando sus pantalones y toda su ropa en el suelo.

Nunca había visto un hombre en el esplendor de su naturaleza, su espalda ancha, sus deliciosas nalgas marcadas en su ropa interior. Está despalda a mis pupilas pero lo suficiente ardiente como para que mis palpitaciones revienten mis nervios. Cierro la puerta tratando de contener la sangre descontrolada que recorre mi cuerpo.

- Elena, ¿me estás espiando?- Ay no, por si fuera poco ahora piensa que lo vacilo a escondidas.

¡Tierra trágame!

- No es eso yo...

-¡Sal de baño!- trago en seco al oír su tono imponente. Me observo en el espejo, arreglo mi cabello y pongo mi mano sobre el cerrojo de la puerta. Tierra si te vas abrir hazlo
¡AHORA!

Abro la puerta

Mis ojos bajan desde las venas de su cuello rodeando sus pechos perfectamente moldeados, continúo bajando la mirada hacia su abdomen tan marcado, sensual, tan provocativo. Subo la vista tan rápido como puedo casi llegando a ver lo que podría hacerme desmayar del deseo.

Su vista de animal de caza inyecta los míos de pasión, se pega a mi cuerpo provocando que dé un paso hacia atrás

- ¿Adónde crees que vas?- poniendo su mano en mi espalda baja impulsándome hacia él, hasta tener mi piel mojada contra la suya.

Su pulgar recorre mis labios

- Te deseo tanto Elena- despegando el pulgar de mis labios y bajando su mano hasta donde se encuentra el nudo que sujeta mi toalla.

Mi pecho desea explotar por las palpitaciones aceleradas de mi corazón, sé que él puede sentir mis nervios y eso lo excita aún más, su boca arremete contra mi cuello besando cada sensible parte, sintiendo sus manos bajar hasta mi cintura apretándome y empujandome más hacia él, su dura figura palpitando contra mi entrepierna, sintiendo como me mojo por su roce. Hasta que al final sus labios se encuentran con los míos, mi cuerpo enviando corriente de deseos a mi entrepierna, disfrutando del movimiento de su lengua, sus manos levantando la toalla y apretando mis nalgas con fuerza, las toca y las desea una y otra vez. Mi cuerpo tiembla ante él, ante lo vulnerable que me siento.

Sus labios se dirigen hasta mi oído derecho para susúrrame algo.

- Solo será sexo Elena, solo sexo, no quiero que confundas las cosas- Mi cuerpo se contrae tratando de paralizar el placer.

¡Solo sexo!, que se supone que soy, ¡DAMA DE COMPAÑÍA!

No me equivocaba es un maldito ¡IDIOTA!

- ¡Apártate!- empujándolo tan fuerte que se golpea contra la pared, el tiempo exacto para cerrar la puerta.

- Elena, este soy yo, esto es lo que puedo ofrecerte- oigo su voz a través de la puerta parada viendo mi reflejo ante el espejo cuando una lágrima cae sobre mí mejilla.

Yo creí que él... Podría sentir algo más que deseo. Creí que era importante para él.

Vuelvo abrir la rosca del agua para mojar mi cuerpo mientras las lágrimas se confunden con las gotas de agua.

"Solo quiere cogerme", mi voz interior lo repite una y otra vez. Y yo sólo deseo que me vea como yo lo veo a él.

No puedo entender porque mi cuerpo va contrario a mi mente, me acaba de destruir con sus palabras y aún así mi piel desea ser su sumisa. Quiero golpear ese atractivo rostro con todas mis fuerzas pero también deseo su rostro entre mis pechos.

El baño ha terminado y aún debo enfrentarme a la realidad de que debo salir nuevamente envuelta en la toalla, así que con valentía y secando mis lágrimas estoy lista para enfrentarlo.

Salgo del baño.

Edward no está, bueno así es mejor, no tengo deseos de ver su hermoso rostro. Me visto y ordeno mi cabello, pruebo algo del desayuno y coloco estos extraños zapatos en mi pies, que realmente se sienten muy cómodos.

Abro la puerta de salida y lo veo recostado a un barandal mirando el horizonte con, ¿cómo se llamaba?, ah sí, su mochila en la espalda, parece perdido en su mente.

Cierro la puerta con rabia, el sonido lo hace mirar hacia donde estoy.

- Elena, yo...

- Tenemos que apurarnos, no tenemos el tiempo de nuestro lado, ¿verdad?

- Si, así es.

Ni siquiera deseo mirar sus ojos, bajo las escaleras, dirigiéndome a la moto, el camina detrás de mí, la tensión entre los dos es bastante palpable. Él sube sobre el artefacto y yo lo sigo.

"Sexo, solo sexo" Su frase aún ronda mi mente. Mi padre no crío a una mujer con la que solo podrías tener sexo, merezco más.

- ¿No pondrás tus manos alrededor?- interrumpe mis pensamientos

- No- seca y directa, es lo que mereces.

- Elena yo...

- No quiero oírte.

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Nota de la autora:

Elena ha chocado con la realidad, triste pero cierto. Esperemos que su tensión no interrumpa la misión. Si les gusta no dejen de votar🤍
Besos mis queridos viajeros ⏱️💋

Con apenas 19 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora