8. Hola Sofía

31 8 1
                                    

..."Saber demasiado, duele demasiado"...

***______***

Elena

¿Por qué será que el candelabro que alumbra mi recámara dará tantas vueltas?

-Porque estas borracha- Edward murmura.

-Me escuchaste, pensé que solo podía oírme yo.

-Siempre piensas en voz alta y tu estado de embriaguez te pone en una situación peor.

Edward

Camino hasta la sala mientras dejo a Elena mareándose con su candelabro en el cuarto.

-¿Como está?- dice Jack fumando uno de sus extraños cigarrillos.

-Dando pura pena, alguien debe bañarla.

-Debes estar muriendo por hacerlo tú, pero no permitiré que la toques- tirando su cigarrillo al suelo y pisándolo con una de sus botas negras.

-Deja tu ego de padre protector, tus verdaderos hijos te esperan en casa, no la tocaré, solo dejaré que el agua caiga sobre ella.

-Si me entero que la tocaste sin su permiso te cortare las manos yo mismo.

-Parece que la intensidad viene de familia, acaba de irte- mientras muestro con mi mano la salida de la casa.

Jack se acomoda su mochila al hombro, me da una mirada de odio y se retira. Camino hacia donde se encuentra Elena disfrutando de sus copas de más.

No me asombra encontrarla en el suelo con sus piernas y brazos abiertos como si simulara ser una estrella de mar.

La tomo por su cintura para levantarla y la cargo en mis brazos, escucho que murmura cosas pero no puedo entender lo que quiere decir, la acomodo al lado del lavado para retirar mi camisa y mi pantalón hasta quedarme solamente en mis calzones, ella para de murmurar y se queda fijamente mirando mi cuerpo, al mismo tiempo observo como una de sus manos comienza a recorrer mi abdomen.

Me acerco a ella para retirar su vestido, deslizo mis manos por su cuerpo mientras el vestido cae hasta sus pequeños pies, la ubico bajo la ducha, abro la llave y el agua comienza a mojar nuestros cuerpos.

Doy la espalda y le pido que retire su ropa interior.

Veo como su sostén cae cerca de mis pies, aprieto mis manos contra la pared, el deseo de ver su cuerpo desnudo se está apoderando de mí, sin embargo debería seguir controlando mis deseos salvajes, está borracha, no sabe lo que hace.

- He terminado jajajaja, la toalla por favor, muy buenas nalgas por cierto- dice Elena tocando mi espalda.

Estoy seguro que mañana no se recordará de nada.

Continuo de espalda mientras le acerco la toalla blanca, salgo de la ducha y la ayudo a caminar hacia la cama.

Busco algo en el armario y encuentro una sudadera roja, ella se la acomoda y se acuesta, me coloco al lado de la cama y comienzo a poner varias cobijas sobre su cuerpo menudo y realmente hermoso, toco su suave cabello y acerco mis labios para besar su frente, es muy tierna mientras duerme, no sé cómo lograremos que se convierta en nuestra jefa, solo espero que por su bien lo haga.

Elena

Mi cabeza pide a gritos explotar, ¿cómo fue que llegue a mi cama y tengo esta sudadera puesta?, ¡no recuerdo nada!, mejor pienso en eso después que averigüe como acabar este sufrimiento que está viviendo mi cerebro.

Aún no ha amanecido del todo quizás comer algo ayude.

Encuentro algunas frutas frescas, abro el refrigerado y me doy cuenta que lo han abastecido de comida, ¿en que momento pasan estas cosas que ni siquiera me doy cuenta?

Bueno después de saber que un artefacto puede simular un invierno en su interior, todo puede ser posible, pero mejor decirle "Refrigerador".

Muerdo una de las manzanas que tengo en el platillo cuando me doy cuenta de que el artefacto llamado "reloj" marca las 7 pm, ¡no puede ser! He estado todo el día durmiendo, ¿Entonces no amanecía sino que está oscureciendo?, ¡no vuelvo a tomar más!; Auchh mi cabeza, debo pensar sin tanta emoción.

Me acerco a la leña para calentar mis manos, esta madrugada hará un frío estremecedor, se sienten los susurros del viento aparcados en mi ventana, mi manta de colores cubre todo mi cuerpo.

Quedo con la vista perdida mirando fijamente hacia la pared sin pensar en nada, solo perdida en alguna parte de mi cerebro.

Cuando vuelvo en sí el polvo de uno de los mosaicos de la pared llama mi atención, me percato que está mal colocado, así que le sacudo un poco el polvo.

Al tocarlo haciendo una pequeña fuerza hacia el interior las paredes se abren, corro hacia detrás del sofá, mi corazón palpita con tanta fuerza que pareciera que desea escapar de mi cuerpo, asomo una pequeña mirada y solo veo oscuridad entre las paredes abiertas.

Me levanto con temblor en las piernas, agarro una vela y la enciendo rápidamente.

Camino temerosa hacia la oscuridad, alumbro con la vela las paredes y me percato que hay un pequeño botón en la entrada. Dicen que la curiosidad mato al gato y pues a mí la curiosidad me está carcomiendo el cerebro.

Con dudas y casi en cámara lenta aprieto el botón.

La oscuridad se desvanece cuando todo comienza a tomar luz propia y ahora puedo ver una escalera que se dirige hacia el sótano.

¿Porque lo desconocido siempre da tanto miedo?

Ya nada me sorprende, decidida me dispuse a bajar, bueno, muy valiente tampoco me siento.

Las escaleras se veían muy desgastadas y hacían un sonido incómodo cada vez que daba un paso.

Al llegar al sótano una puerta se interponía en mi camino.

- Bienvenida Elena- la voz de una mujer me hace tambalear de escalofríos.

- ¿Quién?... ¿Quién?... ¿Quién es?- Intenté sonar valiente pero no lo logré, estaba más aterrorizada que una mujer de mi tiempo cuando le decían que tenía que bañarse.

- Soy Sofía y seré tu nueva amiga, tu padre me creó, pero solo podrás oír mi voz, necesito que te ubiques donde está la X, necesito escanearte para que puedas entrar.

- Debo decirte que tu voz da miedo Sofía- me ubico en la X- solo espero que no me mates- le digo tapando mis ojos con mis manos sudorosas.

- Podría matarte, pero ahora eres mi dueña, bienvenida Elena.

Las puertas se abren y quedo perpleja

_________________________
Nota de la autora:

***** La vida de Elena, no deja de sorprendernos****
Edward controlando sus instintos animales
Jack con sus deseos protectores
Y ahora Sofía, una voz virtual
Esto se pone cada vez mejor
***(...) Será Elena capaz de convertirse en la jefa que desean (...)***

Con apenas 19 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora