Capítulo 11. [Conociendo a los "Cabello"]

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Las manos de Lauren recorrían suavemente la delicada espalda de la escritora mientras, Camila, se alzaba sobre su cintura para verla con fijación. Sus marrones, intensos y brillantes, admiraron la desnudez de Lauren, quien bajo los efectos del amor y el alcohol, sólo podía sonreír sin dejar de sentir la necesidad de que Camila la hiciese suya.

Para Lauren era lo más especial que jamás vivió en sus años de vida. Le atribuía muchísimo el que fuera con Camila, con su amada escritora. Lauren no solo la quería por lo que Camila representaba para ella como escritora; adoraba su mente, sus miedos que había empezado a sentir suyos también y la forma en la que, a pesar de su pasado, Camila aún escribía sobre el amor.

Desde ese punto, desde esa amena conversación, había podido entender muchos aspectos de la escritora. Lauren sabía que Camila había sufrido tanto en su pasado, en su vida, que lo único que deseaba era tener la oportunidad de poder amarla tan intensamente como nunca nadie la amó, y que Camila aceptara todo lo que ella estaba dispuesta a darle. Era un camino duro; lo supo desde la primera vez que habló con la escritora.

—No sabes cómo y cuánto te deseo, Lauren—susurró Camila palpando muy lentamente cada rincón del cuerpo de Lauren. La ojiverde la vio, anhelando sus caricias y deseando que el momento nunca terminara. Camila la vio a los ojos con tanta intensidad que Lauren podía sentir sobre ella una mirada que jamás habia recibido.

—Tómame, Camz. Soy tuya, esta y todas las noches que quieras—respondió Lauren sonriendo mientras acariciaba su mejilla con toda la ternura del mundo. Camila la vio risueña y besó sus labios con afecto. Era un beso delicado, ansioso y necesitado. Como si se hubiesen extrañado todo un mes.

Las manos de Lauren recorrieron la cintura de Camila y la espalda mientras la necesidad de sentirse se hacía más grande.

Pero, una llamada del teléfono de Camila hizo que ambas dejaran de besarse para verse con curiosidad. Camila hizo el gesto de levantarse pero Lauren la detuvo con sus brazos.

—No, Camz. No contestes—le pidió en ruego.

Camila besó su nariz fugazmente.

—Debe ser importante, Lauren. Nunca recibo llamadas a estas horas. Seguramente surgió algo. Contesto y vuelvo a la cama contigo, lo prometo.

Lauren asintió resignada y con su mirada fija, siguió el cuerpo semi desnudo de Camila. La escritora buscaba su teléfono móvil con rapidez y una vez que lo encontró, su mirada se dirigió a Lauren.

No había registro del número.

—¿Qué sucede, Camila?

—El número no está registrado en mi agenda.

Lauren la vio ceñuda.

—Quizá se equivocaron de número, Camz. Vuelve a la cama conmigo—le pidió. Camila le sonrió y asintió, y cuando se dispuso a soltar el teléfono, este volvió a sonar.

Camila lo vio con expectativas pero finalmente contestó.

—Hola, Camila.

En cuanto Camila escuchó aquella voz, su sonrisa se borró por completo.

—¿Déborah?—la mirada de Camila se encontró con la de Lauren. La ilusión abandonó el rostro de Lauren y Camila respiró hondo al verla—. ¿Qué haces llamándome, Déborah?—le preguntó con inmediatez—. Creí que sabías que todo entre nosotras había terminado y que no debías volver a buscarme.

No te llamo por nada en especial, Camila. No tienes que ser paranoica—contestó Déborah—. Si estoy llamándote es porque necesito verte. Tenemos que hablar, Camila.

ᴇɴᴛʀᴇ ᴛᴜ ᴄɪᴇʟᴏ ʏ ᴇʟ ᴍÍᴏ || 🄲🄰🄼🅁🄴🄽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora