Capítulo 3. °Perversas tentaciones°

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Camila estaba sentada frente a su computador y una taza de café caliente en sus manos mientras releía un capítulo más de su nuevo libro que pronto saldría a la venta pero que era un secreto para el mundo. Estaba ansiosa porque sabía que era algo sumamente diferente a lo habitual, pero estaba segura que sería un  éxito porque, Camila siempre sabía cómo sorprender.

—¿De nuevo escribiendo cursilerías, Camila?

La ojimarrón blanqueó los ojos al escuchar a Déborah hablarle desde la cama. 

—Escribir cursilerías es mi trabajo—fingió una sonrisa—. Toma una ducha, en la cocina hay café, por si gustas, y vete de mi casa.

Camila se giró dándole la espalda para seguir viendo su computador.

—Siempre tan refinada para echarme de tu casa, Camila—le dijo Déborah con una sonrisa—. Conmigo no tienes que fingir. Sé que sigues dolida por lo que viste ayer en el restaurante.

Camila volteó a verla nuevamente y se echó a reír.

—Admito que lo de ayer fue un mal sabor de bocas pero, solo fue eso. No estoy celosa de que tú tengas tus amantes—se encogió de hombros y Déborah la vio—. Somos personas libres que deciden con quién compartir la cama, es todo.

—Quisiera creerte, de verdad, pero te conozco, Camila—ambas se vieron con intensidad—. Sé que te molestó verme con Sascha—Camila rodó los ojos—, pero lo que más me sorprendió fue tu intento de darme celos con la chica esta del restaurante.

Camila la vio sin entender.

—La que estaba contigo y Dinah, Camila—y recordó a Lauren—, y sinceramente no  me sorprende que sea Dinah quien las haya presentado—se echó a reír—, esa mujer me odia y no sé por qué. Pero te garantizo que si tu idea es darme celos, al menos busca a alguien que me haga competencia y no a una mocosa.

—¿Mocosa?—Camila se echó a reír—. Lauren no es una mocosa, Déborah.

—Así que su nombre es Lauren—se mostró pensativa y luego sonrió—. ¿De dónde la conoces?

Camila se echó a reír nuevamente.

—¿Por qué te interesaría saber eso?—ambas se vieron—. ¿Estás celosa de una "mocosa"?

—Jamás estaría celosa de alguien que no es competencia para mí, Camila. Al final del día, compartiste la cama conmigo, no con ella—su expresión fue de gloria cosa que, hizo que Camila apretara la mandíbula—. Yo tengo de ti lo que ella aún no tiene y no tendrá en mucho tiempo porque me encargaré de darte siempre el mejor sexo de tu vida y será tan bueno que serás incapaz de buscar a otra, Camila—sus palabras salieron con tanto deseo que Camila casi gimió al escucharla.

Déborah caminó hasta ella y la vio con una sonrisa. Camila escaneaba su cuerpo desnudo de arriba hacia abajo y luego posó su mirada en los ojos azules de Déborah.

Déborah era una mujer condenadanente guapa. Una mujer que llamaba la atención en cualquier lugar y no solo por su belleza física si no también por sus aires de diva empoderada. Ella y Camila se habían conocido meses atrás, y desde entonces, las mismas veces que se habían visto, eran las mismas veces que se habían acostado.

—¿Qué haces?—le preguntó Camila con la voz entrecortada al ver que Déborah sonriente, quedaba de rodillas frente a ella y le abría las piernas poco a poco sin dejar de verla. Camila al saber lo que haría, instintivamente quiso cerrar las piernas pero la fuerza de Déborah era más que la de Camila.

El teléfono móvil de la ojimarrón se escuchó por la habitación capturando su atención. Quiso levantarse, pero Déborah le hizo señas de que ella iría por el teléfono. Una sonrisa se ensanchó cuando vio el nombre en la pantalla. Camila había registrado el número de Lauren después que la ojiverde le escribiera para preguntarle cómo había llegado.

ᴇɴᴛʀᴇ ᴛᴜ ᴄɪᴇʟᴏ ʏ ᴇʟ ᴍÍᴏ || 🄲🄰🄼🅁🄴🄽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora