Capítulo 14

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Nolan

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Nolan

Si digo que no esperaba esa llamada estaría mintiendo. Cuando ví el número desconocido que aparecía en la pantalla de mi teléfono pretendía ignorarlo, pero mi yo curioso quería saber de quién se trataba. Quién era la otra persona del otro lado de la línea.

Y ahí estaba, cinco años más tarde, unos tragos de más y algo que contarme.

Tenía la sensación que sea lo que sea que intentaba decirme era algo que haría que nos alejaramos más, por eso no insistí cuando no volvió a tocar el tema. Respeté su silencio con la esperanza de que avanzaramos un paso en lugar de retroceder dos y atrasando, lo que probablemente, más adelante, explote.

Repasé en mi mente los últimos días, al igual que la semana antes de su partida. Buscando teorías de lo que podría ser, pero me encontré con nada. Todo aparentaba bien, hasta que leí aquella carta que dejó para despedirse y hasta que hace horas le pedí que me dejara enamorarla.

La ví vulnerable en su estado y quise acercarme, abrazarla. Decirle que todo estaba bien, pero me contuve. La dejé escapar cuando le pregunté el motivo de su estado de embriagues porque en el fondo, creo que yo tenía más miedo que ella de lo que pudiera contestarme.

—¿Dónde pásaste la noche? —la voz de mi padre me detiene cuando a penas había subido tres peldaños de la escalera.

Me giro despacio, sin ánimos de empezar una discusión un domingo a las siente de la mañana. Su semblante serio me dió la bienvenida, su cuerpo entallado en un traje pulcro a su medida. Su pelo canoso bien peinado, sin una hebra de pelo fuera de lugar.

—Me parece que no tengo que responderte a eso —contesto restándole importancia y olvidando que el hombre a unos metros de mí es mi padre.

Desde la última discusión que tuvimos a penas hemos cruzado palabras. Él lo intenta, pero sus amenazas me dejaron lo suficientemente enojado como para dejarlo pasar tan fácil.

—No voy a repetir la pregunta tres veces, Nolan —en pasos firmes y largos acorta la distancia —¿Dónde pasaste la noche? ¿Pasaste la noche con ella?

—¿Si ya lo sabes para qué preguntas?

Dejando ese cuestionamiento en el aire empiezo a subir las escaleras, sintiendo sus pasos tras los míos e ignorando las maldiciones que escupe una tras otra.

—Te estoy hablando, Nolan. No se te ocurra cerrarme la puerta en la cara —ordena colérico cuando entro a mi habitación y adivina mis intenciones.

—Estoy cansado, quiero dormir y no estoy de buen humor para tener esta conversación contigo en este momento —contesto bajando un poco el tono de mi voz —Ahora si me disculpas, voy a cerrar la puerta y voy a descansar.

Ignorando mis palabras estampa un puño sobre la madera y se hace paso dentro de mi habitación.

—¿Te acostaste con ella? —investiga aún más alterado —Pasaste toda la puta noche con esa interesada que lo único que hizo fue jugar contigo y abandonarte.

Un poco de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora