Gaia
Sus ojos empezaron a repasar los míos y a mis labios. Mi respiración se altera al presentir sus intenciones y estoy tan anclada al piso que cuando acorta la distancia no soy capaz de retroceder.
Sus manos cálidas abrazan mis mejillas, haciendo que mi cuerpo vibre y mis ojos se cierran rendida ante su tacto. Mi respiración se mezcla con la suya cuando se acerca dejando una leve distancia que apenas evita que nuestros labios se rocen.
—Quiero besarte —dice como si no fuera obvio —Desde el primer momento que te ví me muero por hacerlo.
Silencio. No me sale una sola palabra. No le digo que se aleje y tampoco tengo fuerzas para hacerlo, ni empujarlo. Mi respiración se agita y solo puedo mantener los ojos cerrados.
Cuando sus labios rozan levemente los míos, una lágrima se me escapa y él se detiene, pero no se aleja.
—Gaia... —susurra sobre mis labios como si me estuviera pidiendo permiso.
—No está bien —musito en un tono bajo.
Aún así quiero que me bese, lo deseo, pero...
Sus labios empiezan a moverse sobre los míos, en movimientos suaves y lentos. No tardo en reaccionar y corresponder. Un sin fin de emociones me abarcan gritando lo peligrosamente excitante que es tener sus labios sobre los míos y su lengua haciéndose espacio dentro de mi boca para descubrir que la mía ya lo está esperando gustosa.
Mis pies dejan de tocar el suelo y se enredan en su cintura, pegándome más a su cuerpo. Sus manos no tardan en sostenerme y el beso se intensifica. Después de tantos años sin esto, siento que no ha cambiado nada. Que nuestros cuerpos se siguen reconociendo igual que el primer día.
Empieza a caminar sin siquiera ver por dónde, pero aún así, llegamos a mi habitación y me deja caer suave en la cama y entre besos la ropa va quedando fuera de nuestros cuerpos.
—Abre los ojos —pide dejándome confundida.
—¿Qué dices? Ya los tengo abiertos.
—Despierta —escucho que dice, pero siento su voz lejana.
—¿Qué?
—Despierta.
Doy un respingo en la cama provocando que mi espalda deje de tocar el colchón. Mi pecho sube y baja sin control producto a mi respiración agitada y me encuentro con una de mis manos en mi entrepierna.
¡Joder! A sido un sueño. Una mala jugada de mi cerebro haciéndome saber lo que pudo haber pasado si en vez de pedirle que no me besara y se fuera, le hubiera pedido todo lo contrario.
ESTÁS LEYENDO
Un poco de amor
RomanceNolan y Gaia, fueron separados por las diferencias de clase impuestas por el padre de Nolan, enviándola a estudiar al extranjero. Años después, el destino los reúne cuando Gaia es traída de regreso para trabajar para él. Las emociones se desbordan...