『Tate Langdon』

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Advertencia: Smut, básicamente descripciones de escenas muy explícitas.

"Te necesito tanto aquí conmigo"

Quién pensaría que con tan solo un día en el que tu presencia no estuviera en aquella grande y un tanto sombría casa alguien atrapado dentro de ella te echaría muchísimo de menos

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Quién pensaría que con tan solo un día en el que tu presencia no estuviera en aquella grande y un tanto sombría casa alguien atrapado dentro de ella te echaría muchísimo de menos.

El día anterior antes de que te retirases le avisaste con una sonrisa amable al rubio chico fantasma que siempre te hace compañía en tus tiempos libres y de aburrimiento mortal. De hecho, él es único con el que más libre y comprendida te has sentido antes. Te hace sentir especial y al mismo tiempo es entretenido hablar o simplemente quejarse de lo horrible que puede tornarse la vida algunas veces.

Sin embargo, hoy no fue unos de esos días donde sus conversaciones podían durar horas y horas conociéndose más con el correr de los minutos.

La casa estaba vacía, aunque obviamente no del todo. Los fantasmas rondan por cada rincón de la gran casa intentando distraerse de su eternidad encerrados en aquella horrible casa de la que nunca podrán escapar al menos si fuera Halloween.

Y Tate, el rubio chico de ojos azabaches yace encima de tu cama, la que en el pasado fue suya al igual que su habitación entera que fue remodelada aunque no del todo diferente a cuando él vivía en ella.

Sus oscuros ojos recorrían él blanco techo de la habitación, recostado y con su cabeza descansando encima de las cómodas y agradables almohadas cubiertas por una suave y fresca tela de algodón donde tu perfume pareció impregnarse en él.

Su ceño permaneció fruncido desde el primer momento en que le sonreíste levemente y con un poco de culpa plasmada en tu rostro antes de abrir la puerta de madera de la casa e irte sin más demora.

No te importó lo mucho que te suplicó que no te vayas, no importó la cantidad de lágrimas que fluían y rodaban por sus pálidas, frías y suaves mejillas manchadas en ciertas zonas de su rostro con tintes rojizos. Sus lloriqueos y sollozos patéticos acompañados con hipos molestos te revolvieron las entrañas pero aún así no caíste en su trampa.

Sabías que sus lágrimas siempre eran derramadas cuando en un caso muy extremo donde tú de verdad estabas decidida a irte, se veía forzado a caer sobre sus rodillas, enganchando sus brazos alrededor de tus piernas y lloriqueando como un bebé entre ellas. Las veces que lo intentó siempre caíste y te dejaste engañar por aquellas falsas lágrimas que al principio de cada minúscula discusión hacían presencia cristalizando sus ojos.

Y cuando te negaste a muy duras penas a quedarte en la casa con él, no te veías muy convencida ni decidida de tu propia decisión tomada porque Tate es un manipulador nato de los buenos, pero ya no te veías en condiciones de seguir rechazando la reunión con tus amigos en la casa de uno de ellos para continuar con su proyecto escolar pendiente.

≪𝐎𝐧𝑙𝑦 𝐄𝑣𝐚𝐧 𝐏𝑒𝒕𝒆𝒓𝒔≫.  .  . ⬇︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora