✯Como ví muchos one shots de Evan Peters decidí hacer uno por cuenta propia.
✯Este libro será dedicado ᥱ᥊ᥴᥣᥙsі᥎ᥲmᥱᥒ𝗍ᥱ para Evan Peters y sus one shots.
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⚠︎Advertencia: Smut, vocabulario vulgar, relación dominante/sumiso, descripciones de escenas sexuales explícitas. Se recomienda discreción.
✭Tate Langdon como profesor.
✦Título: "Profesor Langdon".
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-¡Pase!
Pudiste oír el llamado de una masculina voz indicándote que podías ingresar a la oficina de tu expectante y probablemente furioso profesor.
Ni bien pusiste un pie dentro de aquella oficina pudiste haber jurado que alguien te había robado por completo el aliento y la atmósfera tensa y silenciosa era algo sofocante que te marchitaba lentamente, sin mencionar la imponente presencia de aquél alto, erguido y estoico hombre que te observaba con ávidos ojos de depredador en el que una palpable ira se fundía en sus iris chocolates.
-Tome asiento, señorita, necesitamos hablar.
Musitó con una ronca voz que en tus adentros provocó estragos y desbalances que afectaron incluso a tu estabilidad.
-¿Y ahora por cuál razón me encuentro aquí? ¿Va a inventar otra mentira de mi para decírsela al director?
Carcajeaste sarcásticamente tomando asiento justo frente a él en la acolchonada silla frente a su escritorio de madera en el que pilas de papeleos y una pequeña lámpara descansaban sobre la brillante y reluciente madera barnizada.
-Cuide su lenguaje.
Eso casi sirvió para avivar aún más la llama de tu risotada ruidosa y un tanto exagerada que burbujeaba en lo profundo de tu garganta amenazando con pronto escapar de tus descuidados labios demasiados vulgares y despiadados.
-Vaya al grano. Espetaste gesticulando con desdén restándole importancia al asunto con unos aburridos ojos monótonos que viajaban sin rumbo una y otra vez sobre las cuatro paredes que se ciernen sobre ambos mirándolas con ojos paranoicos como si en cualquier segundo todo fuese a comprimirse y aplastarte.
-Comencemos con que usas tu celular en clase, ¿te parece bien?
Poniendo ambas de sus manos entrelazadas sobre el escritorio, no pudiste contener tus propios pensamientos que instantáneamente huyeron hacia recónditos lugares igualando la velocidad de la luz mientras estúpidamente analizabas el tamaño de sus venosas manos de largos y un tanto anchos dedos dichosos de admirarlos como si fueran diamantes en bruto.
«¿Qué carajos me sucede?»
Discretamente negaste con tu cabeza en un intento de desvanecer esos repentinos pensamientos que despertaban una sensación primal muy dentro de ti.
