¿Takemichi es una chica?

🌸╭⊱ 𝙿𝚎𝚚𝚞𝚎𝚗̃𝚊 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 ─ ⁰⁰⁹

El paisaje es hermoso a los ojos de Takemichi, el atardecer coloreando el inmenso cielo en tonos rojizos y naranja, una brisa fresca que mueve sus cabellos hacia atrás mientras pedalea por las inmensa calles de la ciudad, llegando a un gran río que atraviesa el lugar.

Momento perfecto para estar acompañado de su pareja, Hinata, pero lastimosamente no es así, está acompañada claro, pero no con la persona que ella quería.

─ Ne, Takemitchy, eres un poco lenta pedaleando ─ dijo con cierta burla Mikey, mirando el paisaje a su alrededor para luego dirigirse a Takemichi, viendo la pequeña espalda de la chica frente a él.

Takemichi se disculpó, tratando de ir un poco más rápido, pero sería más sencillo para ella si el chico no se estuviera moviendo de un lado para otro como si fuera un monito recién salido de la jaula.

Ya con una velocidad moderadamente bien, Takemichi se puso a pensar en lo que había dicho Naoto días antes de haber vuelto al pasado, la Tokyo Manji Gang de doce años en el futuro es un grupo extremadamente perverso que cometió toda clase de crímenes desde apuestas y estafas hasta violaciones y asesinato.

De verdad ese chico que está detrás de ella hablando tan alegremente con el otro ¿Es el líder de esa Touman tan infame?

Dudando y nerviosa, decidió hablar.

─ Por cierto, ¿Por qué te caigo bien? ─ pregunto, mirando al chico detrás suyo, tratando de no perder el equilibrio o chocar con alguien, viendo como el chico juega con su pomposo llavero que se encuentra en el cierre de su mochila.

─ ¿Que pregunta más tonta? ─ dijo sin más, causando una risa en Draken y una disculpa por parte de Takemichi, quien decidió seguir mirando el camino, evitando la mirada de aquellos dos chicos.

─ Yo tenía un hermano diez años mayor, lamentablemente murió ─ aquello había sorprendido a Takemichi. ─ Era muy temerario, le hacía frente incluso a gente que era mucho más fuerte que él ─ dijo contento Mikey, colocando sus manos en los hombros de la chica para afirmarse y no caerse, jugando con sus dedos, fingiendo que tocaba alguna clase de canción.

─ Suena a que era genial ─ dijo con sinceridad, sintiendo leves cosquilleo en sus hombros por los toques de Mikey.

─ Tu me haces acordar a él Takemitchy ─ aquello definitivamente sorprendió a la chica, no se había esperado aquellas palabras tan sinceridad y honestas.

─ ¡Yo no tengo nada de genial! ¡¿De donde sacaste eso?! ─ dijo avergonzada, provocando las risas en ambos jóvenes. Sus mejillas se colocaron rojas por la vergüenza, siente que aquellos dos se están burlando de ella de forma tan directa.

─ Bueno, es cierto que él no daba vergüenza ajena como tú ─ dijo directo, Takemichi no pudo evitar que esas palabras le dolieran, este tipo es demasiado sincero.

Después de unos pocos minutos más pedaleando, Mikey dijo que se detuviera, dejando las bicicletas a un costado sin que molesten a las demás personas, el pequeño grupo camino hasta quedar cerca de una pequeña colina.

─ Hoy en día se suelen decir que los pandilleros como nosotros son ridículos ¿No? ─ Mikey mira el río, viendo como el agua se ve cristalina ante la loca presencia del sol sobre el. ─ En las épocas de mi hermano, esta zona estaba llena de pandilleros motoqueros, iban a toda velocidad haciendo rugir sus motores, eran audaces y orgullosos, se la pasaban peleando ─ su mirada vuelve hacia la chica, sonriéndole y emocionado por cada palabra que sale de su boca.

Takemichi solo escucha con atención las palabras, sin tener alguna idea de porque le hace semejante discurso.

─ Pero siempre se hacían cargo de sus asuntos, ¿Por qué los tipos así tienen que ser considerados ridículos? ─ la pregunta no había para nadie en concreto, no espera que Takemichi ni mucho menos Draken respondiera a su pregunta. Volvio a mirar hacia el río, pero esta vez su mirada se dirigió hacia el inmenso y basto cielo─ Es por eso que voy a forjar una nueva era para los pandilleros ─.

Takemichi solo lo puede mirar con asombro, viendo cómo aquel chico la vuelve a mirar, cálido y alegré.

─ Quiero que me acompañes en esa tarea, me caes más que bien, Takemichi Hanagaki ─.

Eso había sorprendido a la chica, ¿Ella formar en una era pandillera?

─ Personas buenas para pelear hay en todas partes ─ esta vez fue Draken quien habló, sintiendo la atenta mirada de la chica sobre él, siguió hablando. ─ Pero los que están dispuestos a oponerse a quien sea con tal de defender lo que es importante para ellos, tal como tú, son muy pocos ─.

Ambos están alegres, alegres y felices de haber podido conocer a la chica.

Ella sonríe viendo cómo ambos se despiden y que piense en lo que habían dicho. Takemichi solo se despide con la mano, volviendo a mirar hacia el inmenso cielo.

─ Está es una segunda oportunidad ─ dice en un susurro, dispuesta a hacer lo que sea para salvar a Hinata.

Suspira y decide irse del lugar, pero sus pasos se detienen al recordar su mochila, no la tiene con ella, desesperado empieza a mirar a su alrededor, aliviando se al ver la mochila en el césped, donde minutos antes se encontraba Mikey parado.

Agarra sus cosas y se dirige camino hacia su casa.

"¿Que será lo que cambio tanto a Mikey?" Está intrigada, el Mikey que conoció es completamente diferente al Mikey de doce años en el futuro.

Siguió metida en sus pensamientos sin prestar atención a su alrededor, a su lado, pasa un pequeño grupo de adolescentes, riendo y conversando entre ellos sin molestar a nadie.

Pero en momentos, el recorrido de Naoto llegó a su mente.

─ Manjiro Sano y Tetta Kisaki, si esos dos no se hubieran conocido, la Tokyo Manji Gang actual no existiría ─.

Takemichi detuvo sus pasos, girando con curiosidad hacia el pequeño grupo de adolescentes, quienes siguieron su andar sin percatarse de ella.

Curiosa miro a uno de los chicos en específico.

─ Ese tipo, ¿No lo vi antes en algún lado? ─ se cuestionó, mirando al chico que camina en medio de los dos, medianamente alto, cabello rapado de color rubio. Ni siquiera le había mirado bien la cara, sin más, se encogió de hombros y decidió seguir su camino.

Pero si tan solo se hubiera quedado un rato más mirando al chico, se hubiera percatado de que él también había volteado para mirarla, mirandola con sus ojos de un tono tan azul que expresaban un creciente deseo por ella.