🌸╭⊱ 𝙼𝚒𝚔𝚎𝚢 𝚢 𝙳𝚛𝚊𝚔𝚎𝚗 ─ ⁰²⁰

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'Ya es primero de agosto', pensó Takemichi, frunciendo el ceño con una mezcla de resignación y frustración. Los días parecían arrastrarse con una lentitud exasperante dentro de esas cuatro paredes, solo rotas por los vibrantes pósteres de boy bands que intentaban, sin mucho éxito, alegrar el ambiente. La fecha era un recordatorio de que el día en que Draken morirá se acercaba.

Su suspiro se convirtió en un leve gruñido al apartar la vista del calendario. Su mirada vagó hacia la pequeña mesa donde descansaba, orgulloso y completo, el rompecabezas de mil piezas que había consumido tres días interminables de su encierro. Desarmarlo era impensable; representaba una victoria contra el aburrimiento. Necesitaba otra distracción, algo que ocupara sus manos y su mente inquieta. Con movimientos casi automáticos, alcanzó un estuche de plástico desgastado que descansaba en su escritorio. Lo abrió, revelando una colección desordenada de esmaltes de uñas, pequeños frascos de colores . Sus dedos revolvieron entre los tonos: rojos, azules, verdes, morados... Hasta que se detuvo en un frasco de un rosa pastel.

─ Perfecto ─ murmuró para sí misma. Sacó el pincel, observó el espeso líquido rosa adherirse a las cerdas, y comenzó el meticuloso ritual de pintarse las uñas, concentrándose en cada trazo preciso, en la suave textura del esmalte, en el leve olor químico que flotaba en el aire. Era un acto sencillo, casi banal, pero en ese momento, era su ancla contra la marea del aburrimiento.

El chirrido repentino de la puerta al abrirse la hizo levantar la vista bruscamente, casi haciendo que el pincel resbalara. En el marco aparecieron, como un destello de normalidad sus amigos.

─ ¡Te vinimos a visitar, Takemitchy! ─ anunció Yamagishi con una sonrisa que iluminó su rostro, entrando con un entusiasmo contagioso mientras alzaba los brazos en un gesto expansivo. Recorrió la habitación con la mirada curiosa, siendo seguido de cerca por Makoto, cuyo paso era más comedido pero igualmente afectuoso.

─ Parece que ya estás mejor, ¿no? ─ preguntó Makoto, su mirada escudriñando la habitación en busca de algo interesante, algo que le diera pie a una broma. Sus ojos se posaron en un frasco de perfume en la mesilla. Sin pensarlo dos veces, lo tomó, pulverizó un generoso chorro sobre el desprevenido Yamagishi y soltó una carcajada. ─ ¡Mira nada más! ¡Ahora hueles a rosas y princesas! ─ La broma surtió efecto inmediato; Yamagishi frunció el ceño con indignación, agitando los brazos para dispersar la nube perfumada.

─ ¡Makoto! ¡Eso apesta! ─ protestó, mientras Takemichi no podía evitar una leve sonrisa ante la escena.

─ Dentro de todo, estoy bien ─ respondió ella, volviendo su atención a sus uñas. Sopló suavemente sobre sus dedos, sintiendo el aire fresco sobre el esmalte aún húmedo.

Akkun y Takuya, más serenos, se habían acomodado ya en el suelo, junto a la cama de Takemichi, creando un semicírculo.

─ Cuando Tachibana nos dijo que estabas en el hospital... ─ comenzó Akkun, su voz grave teñida de una preocupación genuina que arrugó su frente. ─ Nos asustamos mucho, Takemitchy. Estábamos preocupados ─ Su mirada buscaba la de ella, buscando confirmación de que realmente estaba recuperada.

─ Se pelearon contra Moebius, ¿No? ─ añadió Takuya, su tono más suave pero igualmente lleno de inquietud. Sus ojos escudriñaban el rostro de Takemichi. Takemichi asintió lentamente, un gesto pequeño que confirmaba la batalla.

Akkun frunció aún más el ceño, una línea de tensión marcándose entre sus cejas.

─ Que bueno que saliste casi ilesa ─ dijo, pero su voz aún cargaba esa preocupación.

En ese momento, Yamagishi y Makoto, habiendo agotado su exploración inicial, se unieron al círculo en el suelo. Sus miradas se posaron casi al unísono en el rompecabezas terminado sobre la mesa sorprendidos por las piezas tan chiquitas.

¿Takemichi es una chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora