CAPÍTULO 19

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Rick.

Tal vez Rick sobrevivió a los bombardeos, tal vez ni siquiera fueron cerca de su hospital.

Tal vez Walker podría llegar hasta él, volver a Atlanta y encontrar que se despertó justo a tiempo para que ambos puedan... ¿Para que puedan qué? Una voz en su mente preguntó, Walker intentó apartarla.

En cambio, volvió a escuchar las palabras de Shane, su amigo seguía explicándole cómo sucedió todo, le aseguró que había encerrado bien en su habitación a Rick, que todo quien entre lo verá acostado y creerá que no es una amenaza.

—En la puerta puse una camilla, nadie abrirá la puerta más que él cuando se despierte, y lo hará, sabemos que sí, tú sabes que sí. —había dicho Shane, Walker asintió, pero no encontraba las palabras para responder.

Shane lo conocía lo suficiente como para saber que Walker se encontraba allí, solo que no dispuesto a hablar, así que Shane se quedó unos minutos más hablándole hasta que le dijo que debían seguir su camino por la carretera.

—Shane, saluda a Carl por mí. —pidió Walker, pero no sabía si eso último había logrado ser escuchado por su amigo.

Walker suspiró y se pasó ambas manos por su rostro, su mente estaba invadida con pensamientos acerca de Rick en el hospital, pero él ya no estaba en Atlanta, tardaría días en regresar y eso solo si la carretera se encontraba despejada.

—Walker, ¿trajiste tu arma contigo, cierto? —le preguntó Jane en la puerta.

Walker asintió y miró a su mesa de luz, en donde se encontraba el cinturón con su arma y su placa de policía.

Se levantó con pesar y caminó hasta ella, tomando el colt python entre sus manos y observandolo con cuidado.

—Tengo cinco cajas de municiones en aquél cajón de allí. En la caja fuerte de papá hay tres cajas de su arma, no puedes mezclarlas Jane. —explicó Walker, su hermana asintió escuchando con atención y se movió al cajón que Walker había señalado, tomando las pequeñas cajas de municiones entre sus brazos.

—Escuché lo que te dijo... De Rick... Puedes tomarte tu tiempo, dejaré estas abajo. —Jane le dedicó la mirada más lastimera que Walker había visto en un tiempo, y observó como su hermana menor salía de su habitación.

Rick, Rick, Rick.

Para su familia no era ningún secreto que Walker estaba enamorado de su mejor amigo desde cuando Walker prácticamente tuvo uso de razón, entonces no era ningún misterio encontrarlo tan perdido como Walker se sentía en esos momentos.

Observó el arma entre sus manos, sabiendo que la había elegido precisamente porque Rick tendría la misma que él.

Un revolver calibre .357, Walker le encantaba porque le hacía recordar a Rick cada vez que lo veía.

Ni Shane ni Rick habían querido usar el arma reglamentaria de los policias, y, fue casi inconsciente como Walker siguió y copió la misma decisión que sus amigos, incluso cuándo el mismo no tenía ningún problema con el arma reglamentaria en cuestión.

Walker cargó el revólver y lo guardo en su espalda, sujetado al cinturón de sus jeans, caminó por su habitación durante unos momentos antes de dirigirse hasta el guardaropa.

Había una remera que Walker había estado tanteando desde que llegó a la casa de sus padres.

Aún recuerda el campeonato de fútbol que los policías recién recibidos habían tenido contra los doctores y cómo su madre estaba tan emocionada que les había hecho una remera a cada uno, con los nombres estampados en la espalda.

Recordaba la emoción de Shane al probarse la suya, agradeciéndole a Melissa a cada segundo por la remera estampada con el número veinte.

Rick seguía riendo divertido, mientras observaba la suya propia con el número catorce gravado junto a su nombre.

La remera de Walker tenía el número nueve, pero no era esa la que había estado queriendo ponerse desde que llegó a su casa.

Sus manos se movieron ansiosas por la tela de la remera, Rick no estaba allí para ver como Walker robaría su remera y Walker técnicamente no estaba haciendo nada mal, las remeras las había pagado su propia madre.

Pensando un par de excusas más, finalmente se convenció y se quitó por sobre la cabeza su propia remera, tomando del perchero la número catorce color negro  y pasandosela por la cabeza y observándose a si mismo.

El nombre de Rick se encontraba en su espalda, y de todos modos llevaría su chaqueta de cuero arriba.

Walker extrañaba a Rick ¿okay? demandenlo.

Bajó rápidamente las escaleras hasta dónde su familia seguía reunida, la parte delantera de la remera solo tenía el número catorce y una R bordados justo en el pectoral izquierdo.

—Toma, tu chaqueta. —su padre le arrojó la dichosa chaqueta de cuero que Walker siempre llevaba consigo y rápidamente se la puso, mirando sobre la mesa una gran cantidad de suministros.

Latas de sopa, latas de carne, paquetes de fideos, botellas de agua, sobres de jugo, latas se guisantes, latas de arvejas, latas de latas. Definitivamente demasiadas latas.

—¿Para que es todo eso? —preguntó Walker, sentándose en una de las sillas y tomando una botella de agua.

—No, no tomes. Toma de la canilla mientras puedas. —Jane palmeó su mano para alejarla y contó en voz baja cuántas botellas había—. Necesitamos recolectar provisiones, los... Mordedores nos están rodeando.

—¿Mordedores? ¿Ya les pusiste nombres? —se burló Walker.

—Solo un disparo en la cabeza los mata, eso está diciendo la radio. —comentó su padre en voz alta, estaba un par de metros alejado de ellos y con su oído puesto en la radio.

—Papá... Si no lo dijeron ya es porque no la tienen. —dijo Jane, sonando desilusionada.

—¿Tienen qué? —siguió Walker, confundido.

—La cura, no hay cura y mordieron a papá. ¿Hola Walker? ¿Planeas despertar en algún momento del día de hoy? —Jane chasqueó los dedos frente a su rostro, Walker rodó los ojos.

—¡No entiendo nada de lo que está sucediendo y nadie se digna a explicarme! —se quejó Walker, levantándose de la mesa y golpeando con ambas manos la madera.

Jane dió un paso hacía atrás asustada por el arranque y el grito. Walker suspiró y volvió a sentarse, no se disculpó, pero en sus ojos intentó demostrarle a su hermana que se arrepentía.

—Walker... Es la muerte, por todos los sitios, eso es lo que ocurre. Nadie sabe por qué, ni siquiera desde cuándo, pero hoy... Ya están por todos lados al menos en el centro de la ciudad. Logramos escapar del hospital a tiempo solo para que muerdan a papá por tu cul-

Jane se detiene a si misma, bajando la mirada apenada como si después de todo no quisiera decirlo.

—Por mi culpa. —concluyó Walker, una fría mirada dedicada a su hermana menor.

Pero no podía culpar a Jane por decir nada más que la verdad.

Su padre se había distraído explicándole a Walker y un... mordedor lo atacó.

Fue culpa de Walker.

Mi culpa, mi culpa.

—Niños, no hagan esto, no es el momento. Walkie, estábamos preocupados de que te hayan mordido o arañado a tí también, pero al menos tú estás bien, y Jane... Ella solo está asustada, lo entiendes, ¿cierto? —dijo su madre suavemente, Walker asintió.

Observó a su familia en silencio, su padre seguía alejado, su oreja pegada a la radio, esperando una cura que probablemente no existía.

Su madre asustada, Walker la observó y se sentía mucho más pequeña de lo que en realidad era, no sabía que habían visto allí afuera, pero no debía ser nada bueno.

Su hermana aunque determinada,Walker sabía que ella se encontraba igual de asustada que su madre, aún cuándo fue tan terca como Walker como para no admitirlo.

Walker sigue confundido, pero sabe que es momento de que haga algo.

LET ME GET WHAT I WANT ✧  Rick GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora