CAPÍTULO 2O

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—No son suficientes suministros para los tres, solo duraremos una semana con estos, tal vez dos. —dijo Jane, moviéndose por la casa para cerrar las cortinas y bajar las persianas.

—¿Tres? —preguntó Walker, su hermana y su madre miraron en silencio en dirección a George Gray, quién ya había abandonado la radio y estaba mirando su propia arma cargada entre sus manos—. ¿Papá?

Walker se acercó hasta donde estaba su padre, quién con indecisión seguía observando el arma, casi como si estuviera convenciendose de dispararla. ¿A sí mismo?

—Tengo que hacerlo Walk, lo sabes. —susurró su padre, su voz se encontraba diferente, llena de temor, baja y dificultosa—. Estoy sufriendo aquí, campeón, no hay otra manera.

—No sabes que pasará, tal vez la mordida no hace nada, tal vez es solo como cuando un león te muerde, duele pero solo va a quedar una marca... Tal vez... —Walker quiere seguir hablando, pero los golpes sobre las ventanas lo detienen, observa como cerca de ellos hay varios mordedores fuera de la casa, queriendo entrar.

Golpeando puertas, ventanas y paredes, como si fueran a romperse si golpeaban lo suficiente.

—¿Cómo saben que estamos aquí adentro? Creería que son realmente estúpidos. —se preguntó Jane, moviéndose por la sala de la casa y deteniéndose cuando una idea se le ocurre—. Walker, ¿tienes un machete en tu armario, cierto? Ese que querías usar con el niño para su camping.

Walker asintió, explicándole que se encontraba sobre una mochila de viaje en la parte de arriba del armario, Jane asintió y corrió escaleras arriba.

Ese niño era Carl, y él y Walker habían estado durante meses queriendo preparar un camping a las afueras de Washington DC en dónde habían encontrado un hermoso lago que se congelaba en invierno y Carl deseaba patinar en él.

Al final jamás habían logrado ir a ese camping porque Walker estaba con demasiado trabajo en la comisaría, y ahora... Bueno, tal vez algún día.

—Walker, escúchame bien hijo. —su padre extendió un brazo, para intentar acercar a su hijo.

Walker se acercó, tomando la mano de su padre entre las suyas y asintiendo.

—Debes protegerlas a ambas, ¿de acuerdo? debes estar allí para ellas. Jane... Ella esta comenzando a tener los mismos síntomas que Alice, y si todo se va al demonio no creo que puedan conseguir medicinas o profesionales apropiados... Así que cuida de ella, y también de tu madre... Tu madre ya vivió por demasiadas perdidas, una hermana, una hija, ahora... yo.

Su padre detuvo sus palabras, aspirando fuertes bocanadas de aire y cerrando los ojos con fuerza ante el extremo dolor que debía causarle la herida en su hombro.

—No hay nada que puedas hacer por mí Walker, pero sí por ellas. ¿Me entiendes? —preguntó George, tomando con fuerza la mano de Walker, quién no encontró las palabras pero pudo asentir firmemente.

Lo haré, las protegeré a ambas.

—Y ahora hijo... Debo pedirte un último favor. —su padre esperó a que Walker vuelva a asentir para seguir hablando—. Debes ser tú, mátame Walker, para que no me convierta en una de esas cosas.

Su padre colocó su arma en la mano libre de Walker, pero Walker no pudo hacer más que negar, y alejarse.

—No, yo no... —Walker dijo, perdiendo la calma ante lo que su padre le habría pedido.

Si fuera Shane tal vez podría ser más firme para aceptar esto.

Si fuera Rick tal ve podría ser más compasivo para aceptar esto.

Pero Walker no era ninguno de ellos, ni siquiera lograba ser ni lo más cercano a su sombra.

—Podríamos... Encadenarlo. —sugirió su madre, que había estado observando todo en silencio.

Walker no se tomó el tiempo de pensarlo, porque para él todo era mejor que tener que matar a su propio padre a sangre fría.

No importaba la razón, Walker podría levantar un arma frente a criminales que habían herido inocentes, ya lo había hecho, pero jamás sobre su familia, no sobre los que siempre estuvieron allí para él apoyándolo.

No contra su padre.

—Está bien, vamos a encadenarlo. —dijo Walker, justo en el mismo momento en que Jane volvía a bajar las escaleras, esta vez con un gran machete que apenas podía sostener entre sus manos.

Walker tuvo que recordarse que Jane es solo una niña de doce y que ella estaría a punto de sufrir la misma enfermedad que Alice... Me aseguraré de protegerla padre.

—Jane, vamos a encadenar a papá hasta tener algún mejor plan, ¿estás de acuerdo? —preguntó Walker, solo para asegurarse de que se encontraban en la misma página.

Solo para asegurarme de que Jane no me pida matar a mi propio padre.

Jane asintió, y subió su otra mano para enseñarle unas cuerdas de senderismo, las que Walker había logrado comprar junto al machete para su salida al camping con Carl.

—Supuse que nos serviría de algo. —dijo la niña, tirándole la soga a su madre y llegando hasta la mesa para colocar el machete junto a las municiones.

Walker caminó hasta la mesa, para dejar también el arma de su padre, asegurándose de ponerle seguro primero, y después dejó la suya propia en la mesa.

La sala estaba en silencio mientras su madre caminó hasta su esposo, decidida a atarlo para que no sea ningún peligro.

Walker había comenzado a revisar un par de municiones, asegurándose de que todas sean para las armas apropiadas, y entonces, un grito ensordecedor se dejó oír por toda la casa.

Su madre.

LET ME GET WHAT I WANT ✧  Rick GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora