CAPITULO 13

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Corrí sin importar que Fred se quedara ahí o me siguiera, solo corrí tropezando con algunas personas que pasaban o con las parejas que estaban cogiendo en las esquinas oscuras.

Realmente quería alejarme de Fred, quería dejar que esas ansias que tenía se fueran de mi cuerpo, que mi respiración y temblores se fueran de mí, solo no quería… verme débil.

No quiero sentirme así y menos delante del espécimen masculino que alguna vez me hizo tanto daño, esto se hacia insoportable, sentir como el calor de mi cuerpo aumentaba al ver esas imágenes de aquel momento pasar por mi mente.

Sentir como sus manos pasaban por mis caderas acercando nuestras intimidades y ambas partes estar tocando siendo solo separadas por la ropa, tampoco olvidar como su mano se coloco detrás de mí cuello acercando nuestros labios al punto de casi dar ese beso.

—¡Joder! —grite apenas audible por el volumen de la música—. ¡¿Pero que mierda estaba pensando?!

Me pregunté poniendo mis manos sobre mi cabello para… ¿Para qué?

Sé que apenas conozco a Fred, pero mi cuerpo fallo con tan solo tenermelo así de cerca, tenerlo así de esa manera.

Por más que lo negara, no me cayó mal ese tipo de acercamiento, daba esa sensación de miedo, deseo y complicidad.

—¡Camile! —escuche el grito de Fred.

No respondí y solo me eché a correr hacia las escaleras que daban a la parte de arriba del edificio para esconderme por ahí.

Claro, si habían algunas personas drogándose o haciendo bebés, parecía que era algo típico de ese lugar, pero en ese piso que estaba que era a ver… ¿Tercero quizás?

No tenía idea si era el primero, tercero o último, solo quería esconderme de él, de Fred.

Subí a unos cuantos pisos más y me escondí cerca de un balcón que estaba casi tapado pero podía ver el cielo.

Ese cielo oscuro donde las estrellas titilaban.

Me senté en una de las esquinas del balcón con el pecho puesto sobre las rodillas y los brazos abrazando mis rodillas, ahí, en ese lugar me quedé.

No puedo creer que me sentí así con él.

Sentirme así, débil, sentir como mi cuerpo se erizaba y temblaba ligeramente al tener ese contacto de ambas intimidades, como solo unos cuantos olores harían que mi cuerpo se impulsará a casi besar su boca.

—¡No, no, no! —me repetía—. ¿Que me pasa?

En realidad no sabía porque pasaba eso, me sentía débil y patética, ¡Vaya metas fijas tengo, sobre todo me gusta la parte donde se acerca un tipo y me pone así!

—Por favor… —mis palabras fueron interrumpidas por llanto—. Sal de mi cabeza.

Ahí estaba, tirada en el piso hecha bolita, en plena noche de tragos, con una carrera casi encima, problemas con mis impulsos carnales y por si fuera poco, llorando por… ¿Un hombre?

Debemos estar del puto asco.

Tu cállate y piérdete.

A esto le llamo desaparecer por completo durante cinco capítulos.

¿Qué?

¿Qué?

Necesitaba siquiera controlar mi respiración y temblores, la carrera necesitaría a alguien en pleno control de sus emociones.

Así que me limpie dos lágrimas que estaban en mis mejillas y me puse de pie acariciando el collar, almenos me calmaba un poco sentir el diente de tiburón casi liso en mi cuello.

Camile Encanto De TiburónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora