CAPÍTULO 12

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                                   LOUIS

Muchas veces lo había visto por fuera, de camino al centro de la ciudad, pero nunca, ni en mi más disparatada imaginación, había considerado la posibilidad de cruzar caminando esa entrada. Pero ahí estábamos, Zayn y yo, enemigos de todo lo que suene a reggaeton y salsa, cruzando la tarima que sirve como pista de baile.
Eran cerca de las 10:30pm y el lugar todavía lucía medio vacío. Liam nos explicó que no era por falta de clientes, sino porque la gente que suele frecuentarlo tiende a llegar todavía más tarde.

—Este es el lugar perfecto para el afterparty –dijo Liam alzando la voz para que pudiéramos escucharlo por encima del escándalo que ahí llaman música.

Y soportar ese ruido no fue lo único, también tuve que cooperar con cien pesos para que el mesero nos consiguiera una mesa. Y aún peor, por los doscientos pesos que pusimos Zayn y yo nos consiguieron un lugar en la mera esquina, junto a los baños, pues todos los demás al parecer estaban reservados.
Entonces salió un señor al escenario. Iba vestido con unos pantalones color caqui y una camisa hawaiana desfajada que no le alcanzaba a cubrir toda la panza. El presentador tomó el micrófono y anunció con bombo y platillo, literalmente, a la banda que a continuación subió a su lado.
Tan pronto comenzaron a tocar, Liam tomó de la mano a Zayn y lo arrastró hacia la pista. Solté la carcajada, pues, por un momento, Zayn y Liam eran los únicos bailando. Mi amigo se veía tan ridículo que agradecí que Harry no fuera igual de intenso.

Pasaron tres o cuatro canciones y el pobre de Zayn seguía tratando de no tropezarse con los pies de Liam. Yo trataba de disimular cada vez que Harry me miraba, pues sabía que en algún momento llegaría la pregunta incómoda que me llevaría a la misma suerte.
Al final si llegó. No directa, pero casi como si lo fuera.

—No tenemos que bailar si no quieres –me dijo encogido de hombros.

Admito que estuve a dos de aceptar su propuesta. Pero luego me vino a la cabeza la idea de que, si lo hacía, sería recordado como el aguafiestas y no me pareció tan agradable. Además, pensé si habría alguien en ese lugar que me conociera y la posibilidad era nula. Pero, como no quería caminar por mi propia voluntad por la plancha, mejor le pasé la bolita.

—Yo solo quiero si tú quieres –le dije.

Entonces me mostró su sonrisa más linda, una que me aflojó las piernas y quebrantó mi voluntad. Luego me tomó de la mano, y suavemente me jaló hacia la pista. Para ese momento ya había otras parejas bailando, así que sentí alivio al saber que al menos me podía camuflar y así mi torpeza no sería tan evidente.
Yo estaba perdido, sin una idea de por donde comenzar. Traté de copiar el estilo de las parejas de alrededor, pero cada uno era tan diferente que me fue imposible escoger. Harry fue más hábil y pronto comenzó a imitar a la pareja de al lado. Me tomó de las manos y las colocó en su cintura, y luego puso las suyas sobre mis hombros. Un paso adelante, otro hacia atrás, eso fue lo único que pude lograr.
Soy un cartón.

Siempre he pensado que no hay nada más ridículo que bailar en público.
Pero también he pensado que no hay nada más sexy que ver a un chico bailando cuando lo hace tan bien. Y no era que Harry fuera Beyoncé, pero al menos no era una tabla como yo. Se movía al ritmo de la música de una manera que le vibraban los hombros y le tambaleaba la cintura. Además, nunca perdimos el contacto visual, lo que me mantuvo siempre a la expectativa, como si estuviera a punto de llegar el momento más importante de la noche.
Nunca llegó.
Lo que si llegó fue un pensamiento que me hizo cuestionar la autenticidad de aquel momento, como si todo fuera un sueño. ¿Cuál es la probabilidad de que alguien como Harry estuviera interesado en un tipo como yo? Nuestras diferencias son muy evidentes, basta con ver el tamaño de su casa para darse cuenta. ¿Qué pasará cuando le diga que tengo que trabajar en vacaciones para poder guardar algo de dinero?
Me sacudí el cabello y me propuse a no pensar más en eso y mejor disfrutar del momento.
Bailamos todo el tiempo que duró el concierto del grupo tropical. Fue ksolo cuando se cortó la música para cambiar de banda que Harry sacó su teléfono y lo miró con ojos de quien está frente a un muerto.

—Tengo que irme –decía mientras palidecía.
—¿Qué sucede?
—Que no me di cuenta de la hora y ya son las 12pm.

El tiempo vuela cuando la estás pasando bien.

—Me van a matar en mi casa.

Harry abrió paso entre la gente sobre la pista y llegó hasta Liam. Le dijo algo al oído y salimos de ese lugar más rápido que el tren bala.

ANÓNIMO ||TERMINADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora