LOUIS
Zayn me habló para contarme lo que había sucedido con el hermano de su novio. Me dijo que había sido todo un escándalo y que sabía que Ricky y sus amigos me andaban buscando para cobrármela. La cosa no sería para preocuparse si no supiera de sus intenciones de agarrarme en montón. Le dije que el tal Ricky me tenía sin cuidado.
Me preocupaba más saber si me iban a dar el puesto en la tienda de motocicletas de plaza Arboleda. Mis ahorros del verano pasado ya habían desaparecido y los siguientes dos meses eran la oportunidad perfecta para rellenar el cochinito. Dos meses enteros de ingresos sin tener ningún gasto considerable pueden caer bastante bien.Además, si algo me traía ansioso, era el encuentro con Alex para ese mismo viernes. Cruzaron por mi cabeza todos los escenarios posibles, desde que no llegara a la cita hasta que resultara ser alguien completamente diferente a como me lo había imaginado. Si tan solo físicamente pudiera parecerse a Harry, las cosas serían perfectas.
Y hablando de Harry, la verdad era que no podía encontrar un motivo suficiente para no invitarlo a salir. Me gusta, y estoy seguro de que yo también le gusto. Además la pasamos fenomenal el día de la doble cita. Por eso decidí que iría a visitarlo al día siguiente, a la salida de la escuela.Igual que la vez anterior, lo encontré justo debajo de las escaleras. Cargaba su mochila al hombro y traía una coleta. Comenzó a caminar por la banqueta hacia la parada del transporte y fue ahí donde me acerqué.
Me recibió con una sonrisa, de esas que lo hacen lucir más hermoso. La luz del sol le daba directamente en la cara y hacía que el verde de sus ojos se marcara con más intensidad.—¡Hola!
—¿Qué haces aquí? –levantó la ceja izquierda. Estaba impresionado, se veía tan sexy.
—¿Te llevo a tu casa?Por un segundo, Harry miró el transporte y lo desechó de inmediato.
—Va.
Miré alrededor solo para descartar la posibilidad de que Ricky estuviera cerca y pudiera arruinarme la tarde con una emboscada. No lo encontré por ningún lado.
Llegamos hasta mi motocicleta y le ofrecí el casco, igual que la vez anterior.
—Listo –dijo, después se aseguró el casco.Lo levanté por la cintura y lo senté en la parte trasera del asiento.
—No tenemos que ir directo a casa si no quieres –le dije.
—¿Qué tienes en mente?
—No se, podemos dar un paseo.Lo pensó por un momento.
—Me parece buena idea Lou.
Dios, como me gusta escucharlo decirme Lou.
Nos pasamos la tarde recorriendo las calles del centro de la ciudad. He pasado por ahí infinidad de veces, pero nunca las había apreciado como en esos momentos. Nos detuvimos en la plaza Magna, justo frente a la fuente de las Garzas. Ahí nos sentamos, con los pantalones arremangados mientras meneábamos los pies descalzos en el agua.
Frente a nosotros pasó el Elotero Cantador, un hombre que es famoso porque canta mientras te prepara un elote en vaso. Canta la que le pidas y, si no se la sabe, la inventa. Ese hombre es toda una tradición, lleva más de veinte años en el mismo lugar. Nos cantó una canción que jamás había escuchado y que estoy seguro de que se la sacó de la manga; se llamaba "Los tórtolos". No se a quien le dio más vergüenza, si a Harry o a mi.Después de la serenata improvisada, caminamos un rato por la explanada. Conversamos tan a gusto que se nos pasó el tiempo en un abrir y cerrar de ojos, y para cuando nos dimos cuenta, ya eran las seis de la tarde.
Harry me pidió que metiera el acelerador de regreso a su casa y así lo hice.
Se bajó de la moto de un brinco y se apresuró hacia la puerta. Fui detrás de él y lo alcancé antes de que llegara al porche.—¿Qué vas a hacer mañana por la noche?
Se sorprendió con mi pregunta.
—¿Mañana jueves?
—Sí.
—Nada. Estudiar para los exámenes finales. ¿Por?
—Quiero que me acompañes a un lugar.Miró hacia la puerta, como si supiera que alguien la observaba desde ahí. Y luego me miró directamente a los ojos.
—¿A dónde?
—Es un lugar muy especial para mi. Un lugar que me gustaría que conocieras conmigo.
—No tengo permiso para salir entre semana –se encogió de hombros y agachó la mirada.
—¿Y qué pasa si te escapas?
—Este lugar debe ser muy, muy especial –me sonrió.
—Es mi lugar favorito en todo el mundo.
—No puedo escaparme, eso es imposible –contestó con una ligera sonrisa–. —Pero lo que sí puedo hacer es convencer a mi mamá de que me deje salir, con la promesa de regresar temprano.
—Si pasó por ti a las ocho, te puedo traer de regreso para las once y media. ¿Te parece?
—Suena muy bien. Me da más poder de negociación.
—Entonces....¿es una cita?
—Sí Lou, es una cita.Yo quería empezar a brincar de lo emocionado que estaba.
—Muy bien, nos vemos mañana.
—Nos vemos mañana –asintió.
—Adiós, guapo.De pronto, la cara se le puso blanca.
—¿Qué dijiste?
Me dejó un poco confundido.
—¿Que....nos vemos mañana?
—No, eso no. Lo otro.
—¿Adiós, guapo?
—¡Si, eso! ¿Por qué dijiste eso?Su pregunta me sacó tanto de onda que no encontré la razón para su reacción.
—No entiendo....
—¿Por qué usaste esas palabras? –Harry insistió.
—No lo se, simplemente se me ocurrió. ¿Por qué me lo preguntas?Se me quedó mirando como si yo tuviera pulgas bailándome en la cara y luego, después de unos segundos de permanecer en un trance instantáneo, volvió a la normalidad.
—No, por nada –me dijo, sacudiendo ligeramente la cabeza–. —Olvídalo, hasta mañana.
—Hasta mañana.
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ANÓNIMO ||TERMINADO||
FanfictionTípico que tienes insomnio y te llega un mensaje cuando estabas a punto de quedarte dormido. Para colmo, están coqueteando contigo y tú, entre todos tus amigos, eres el que menos pegue tiene. Tienes exámenes al día siguiente y no puedes creer que un...