CAPÍTULO 16

100 7 3
                                    

                                LOUIS

Me salí quince minutos antes de la prepa para poder alcanzar a Harry en su hora de salida en la puerta del Instituto Madero. Ya en alguna ocasión lo había hecho, me refiero a esperar al otro lado de la acera de aquel colegio, alguna vez que me gustó un chico que estaba de intercambio.
Salieron de a montón, así que no fue fácil ubicarlo. Lo encontré minutos después, a lo lejos, mientras bajaba las escaleras. Cargaba con la mochila a sus espaldas, su cabello comenzaba a estar largo, así que traía una coleta que lo hacía ver increíble.
Hermoso......y sexy.
Comencé a caminar en su dirección para atraparlo de sorpresa. Pero la sorpresa me la llevé yo cuando, de pronto, me encontré al tal Ricky justo frente a mi.

—¿Y tú que haces aquí?

No estaba solo, lo acompañaban tres de sus amigos, todos con la misma pinta de huelepedos.

—¿Perdón?
—El San Marcos está muy lejos –me dijo–. —¿Te perdiste?

Los cuatro se cargaban una sonrisa de mamones, de esas que dan ganas de borrarla de un madrazo. Pero eso no me importaba en esos momentos, lo que me importaba era no perder de vista a Harry.

—¿Estás sordo? –insistió.
—¿Qué quieres?
—Eso te lo pregunto a ti. ¿Qué quieres aquí?
—A ti que te importa.

En ese momento me di cuenta de que Harry ya no estaba frente a las escaleras. Traté de buscarlo, pero el cuarteto de fresas no me dejó en paz.

—Uy, el chico malo viene con actitud –insistió Ricky.

Entonces le clavé la mirada.

—¿Crees que porque eres del San Marcos vas a venir a intimidar? –me dijo.
—¿Y tú crees que porque vas rodeado de zánganos la vas a hacer conmigo?

Ricky dio dos pasos al frente y se me puso en las narices.

—No necesito a nadie, solito puedo partirte la jeta.

Casi se me escapa una carcajada.

—Tú no puedes ni amarrarte las agujetas solo, güey –le dije–. —Y ya, deja de estar jodiendo, que no vine aquí por ti.
—No me digas que vienes a buscar a Harry.
—Y si te lo digo. ¿Qué?

Ricky sonrió.

—¿En serio no te das cuenta de que no eres su tipo? Deja tú su tipo, su clase. Si crees que te va a hacer caso, eres más pendejo de lo que pensé. Si sale contigo es para pasar el rato y luego contarles a sus amigas y a Liam lo ridículo que eres. Eres como un experimento social.

Estaba a dos de soltarle un puñetazo que lo íba a sembrar en el pavimento, si no fuera porque una voz nos interrumpió.

—Ricky, ¿qué haces?

Liam estaba de pie detrás de su hermano.

—Vete de aquí, esto es cosa de adultos.
—Estamos en la prepa, no mames –dijo Liam–. —¿De qué hablas con "cosas de adultos?

Me reí alto.

—Ya se a quien le tocó el cerebro en la familia.

Ricky se puso más rojo que un cerillo encendido. Ahora él era el que estaba a punto de soltarse a golpes, lo supe por el tic en sus ojos y por como le temblaron los dedos de las mano.

—Anda, se que quieres hacerlo –le dije.

Liam se abrió paso entre su hermano y sus amigos y se puso a mi lado. A Ricky no le quedó de otra más que bajarle a su rollo.

—Vuelves otra vez por aquí y te lleva la chingada, cabrón. No estoy bromeando –me dijo a la cara.

Entonces, Ricky y sus amigos se marcharon y me quedé solo con Liam.

—Lo siento –me dijo–. —Mi hermano no es malo, es solo que....
—No te preocupes, yo entiendo –le dije.
—¿Buscas a Hazz?
—Sí.
—Ya se fue, toma el transporte del colegio de regreso a su casa. Hace la parada en la esquina de su cuadra. Si te apuras, tal vez lo alcances –me sonrió.

Le di las gracias y me despedí.
En otras circunstancias habría subido a mi moto y acelerado para poder interceptarlo antes de que llegara a su casa, pero el tal Ricky y sus amigos me pusieron de tan mal humor que me dieron ganas de mejor irme directo a la mía.
Ese día, por primera vez en mucho tiempo, me salté la comida y me fui directo a mi cuarto. Me recosté en la cama y me puse los audífonos a todo volumen.

Hubo algo de lo que me dijo el tal Ricky que me dio vueltas y vueltas en la cabeza, y me hizo pensar dos veces si debía llamar a Harry por teléfono. Y es que quizá tenía razón al decir que Harry no podría fijarse en alguien como yo. Por un segundo consideré la posibilidad de que al final si estuviera jugando conmigo. Y tal vez Liam lo estaba haciendo con Zayn. ¿Por qué otra razón dos chicos como ellos perderían el tiempo saliendo con dos tipos como nosotros?
De pronto me sentí ansioso. Quería tener una respuesta, pero no había manera de hacerlo de inmediato. Ni modo que le hablara a él para preguntarle. Luego pensé que, si hablaba con Zayn, tal vez entre los dos podíamos llegar a una conclusión. Estuve a punto de hacerlo, pero pronto recordé que había una mejor opción a la que podía recurrir para pedir ayuda.

ANÓNIMO ||TERMINADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora