Intriga

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Seviathan y Charlie, estaban en la cocina del hotel, la joven súcubo estaba preparando café (ya que era cerca de medio día y ella no había desayunado) mientras Seviathan, sentado en la barra, esperaba en silencio.

Paciente.

Tal y como lo había hecho durante las últimas semanas.

Se alegraba de que la rubia por fin hubiera salido de su habitación, se miraba mejor de lo que esperaba, aunque sí la notaba un poco baja de peso y, claro, su ánimo no era el de siempre, incluso el ambiente a su alrededor se sentía algo lúgubre, nada comparado a la brillante energía que la chica emanaba por naturaleza.

Charlie, sentía el peso de la mirada de Seviathan sobre ella, se sentía incómoda, no porque le diera la sensación de que el demonio glauco la estuviera viendo con morbo, sino que, por el contrario, temía girar la mirada y encontrar condescendencia en el rostro del varón. Definitivamente no quería la lástima de nadie y mucho menos la de Seviathan Von Eldritch.

Soltó un suspiro, tomó las tazas de café, se dirigió a la barra y le entregó la taza de café a su visitante inesperado.

­­­-Ahí está el azúcar y en ese otro, la crema... -Señaló los recipientes la demonio súcubo con voz monótona.

-Te lo agradezco, Charlotte. -Respondió rechazando cortésmente la oferta con un gesto de su mano.

Charlie hizo una mueca al recibir la respuesta de Seviathan: Alastor gustaba de tomar café todas las mañanas y nunca le agregaba azúcar o crema. Decía que arruinaba el sabor.

-¿Cómo estás, Charlotte? -Cuestionó Seviathan rompiendo el incómodo silencio.

-De maravilla, no podría estar mejor, Seviathan. -Respondió con sarcasmo mientras agregaba azúcar y crema a su café.

-Créeme cuando te digo que lamento lo que ha pasado... -Dijo el demonio glauco. Charlie rio irónica.

-Sí, claro... Estuve traicionando la confianza de Alastor chantajeada por ti -Recalcó. -y dices que lamentas lo que ha pasado... -Finalmente levantó la vista hacia el descendiente de Leviatán. -Ya no soy la princesa del infierno, Seviathan. -Le recordó. -No sé qué estás buscando al venir conmigo.

Seviathan soltó un suspiro cansino.

-Sé que sigue siendo difícil de creer para ti, pero de verdad tengo interés por ti, Charlotte. -Respondió mirando a los ojos a la rubia. -Y en lo que concierne a que ya no seas la princesa del infierno, te puedo asegurar que haré lo que sea necesario para regresar el trono a la familia Magne. -Agregó. -El siervo pagará la afrenta que ha cometido. -Finalizó con convicción.

-Mi padre perdió el trono por mi culpa, por las malas decisiones que yo tomé. -Dijo volviendo su vista hacia su taza de café y tomándola nerviosa entre sus manos. -Yo corregiré todo. -Aseguró. -No quiero que te involucres, ya no quiero tener nada qué ver contigo. No puedes continuar chantajeándome: ya no me queda nada que perder. -Finalizó volviendo su fría vista hacia Seviathan.

-No creo que Alastor quiera escuchar razones...

-Tal vez, pero haré cada intento que se me vaya ocurriendo. -Lo interrumpió.

-Incluso si logras que Alastor devuelva la corona a los Magne e incluso que Alastor pueda perdonarte por haberle estado viendo la cara, ¿crees que tu padre te permitirá continuar con esa relación? -Cuestionó genuinamente curioso.

-Ese ya no es tu asunto, Seviathan...

-Es mi asunto porque ambos sabemos que nacimos el uno para el otro... -Dijo con una media sonrisa.

Alastor's new clothesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora