Día de suerte.

1.7K 126 122
                                    

En el bar, los miembros del staff y algunos huéspedes veían en el televisor el reportaje del 666 NEWS sobre los recientes avistamientos de ángeles en el infierno.

—El acontecimiento más reciente acerca de los avistamientos de ángeles en el infierno: se ha visto la llegada de un par de ángeles desconocidos que, al igual que en los anteriores avistamientos, entraron al Hazbin Hotel. No se reportan enfrentamientos y se corre el rumor que, luego de más de siete meses de funcionamiento, el proyecto de la princesa y futura soberana del infierno ha dado su primer caso de éxito. Seguiremos a las afueras del Hazbin Hotel a la espera de seguir consiguiendo imágenes exclusivas o alguna declaración oficial por parte de los dirigentes del establecimiento...

Se escuchaba al fondo la voz de Tom Trench.

—Otros ángeles... ¿qué demonios está sucediendo en ese salón? —Cuestionó Angel.

—Como dijo el hijo de puta de Alastor, la niña nunca llegó a un acuerdo con el cielo acerca de los redimidos. No me sorprendería que bajara toda la corte celestial para arreglar todo este puto embrollo. —Dijo Husk dando un trago a su botella.

—Estoy segura que llegaran a un acuerdo pronto —dijo Niffty —el señor Alastor es el mejor negociante que hay.

Husk soltó una risa.

—Me gustaría ver eso.

En el castillo Magne, Lilith miraba el televisor atenta a lo que ocurría en el hotel de su hija. Ella reconocía muy bien aquel brillo emanado por los ángeles recién llegados al infierno.

—Miguel, Gabriel... cuánto tiempo... ánimo, mi Charlotte, demuestra a todos de lo que eres capaz, hija mía.

En el salón donde todo se decidiría, Alastor hizo aparecer una mesa para juntas, en la silla principal se encontraba Charlotte, a su derecha el rey Lucifer, a su izquierda Gabriel y Miguel y Alastor se mantenía tras la princesa, como consejero.

—Debo decir, Charlotte, que todo esto nos ha tomado por sorpresa. No es algo que creyéramos que sucediera algún día. —Dijo Gabriel.

—No es algo que debería suceder. —Habló severo Miguel.

—Pero está sucediendo. —Dijo sereno Lucifer.

—Por lo que sé, Lucifer, tú ni siquiera apoyaste este proyecto. —Dijo Miguel.

—Así es. He de admitir que la idea de los pecadores redimiéndose me parecía un sinsentido, la idea de mi querida Charlotte la atribuía a su inocencia y bondad natural, sin embargo, ella se encargó de demostrarme que mi creencia anticuada estaba equivocada. Y, no puedo decir otra cosa más que estoy profundamente orgulloso de lo que mi Manzanita ha logrado sin tener que recurrir a mí.

—Papá... —dijo Charlie sorprendida y conmovida por las palabras de su padre.

—Por lo que, no puedo más que apoyarla, como el soberano del infierno que soy, a que se llegue a un acuerdo entre ambos reinos. Ella no tiene el poder para hacerlo por su cuenta. Así que, hablemos de lo que nos tiene en esta mesa reunidos. Dime, Gabriel, ¿cuáles son las condiciones que su padre tiene para dejar que los huéspedes redimidos por el proyecto de mi hija entren a su reino?

Nuestro padre, Lucifer, demanda solo un par de cosas que creo que todos los aquí presentes considerarán razonables —dijo Gabriel mirando a cada uno de los presentes en aquella reunión.

—Por favor, Arcángel Gabriel, díganos que es lo que Dios demanda para dejar entrar a mis huéspedes en su reino. —Dijo Charlie ansiosa e ilusionada.

—Por favor, Charlie, solo dime Gabriel —respondió con una sonrisa cálida el arcángel.

—Está bien, Gabriel. Por favor dinos qué es lo que pide Dios. —Dijo.

Alastor's new clothesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora