Capitulo 7: De Paseo por Shintoshi: Ropa Nueva, Peluches y Sorpresas.

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El estruendoso anuncio del tren resonó en el aire, señalando la entrada triunfal de Goku y Elizabeth a la bulliciosa metrópolis de Shintoshi. Goku descendió de la máquina de acero, acompañado por Elizabeth, y sus ojos se abrieron con asombro ante el espectáculo que se desplegaba más allá de la base de Genetics.

Las calles rebosaban de actividad, una sinfonía caótica de personas que iban y venían, mientras innumerables comercios clamaban por su atención. Para Goku, era como si hubiera emergido de un mundo encapsulado en la disciplina de Genetics hacia un universo vibrante y lleno de vida.

"Vaya... cuánta gente", musitó, sus ojos parpadeando ante la abrumadora escena que se extendía ante él.

¿Te gusta, verdad, Goku? - preguntó Elizabeth con una sonrisa mientras observaba su reacción.

"Claro. No recuerdo la última vez que estuve en el mundo exterior", admitió Goku, absorbiendo la energía vibrante de la ciudad.

"Bueno, en esta ciudad cercana a Genetics, suelen venir muchos extranjeros de todas partes del mundo", comentó Elizabeth, desvelando un pequeño secreto de la ciudad.

"¿En serio? ¡No lo sabía!" exclamó Goku, emocionado por la revelación.

"Así es, pero ¿qué estamos esperando?" dijo Elizabeth con un brillo travieso en los ojos. "Te traje a este lugar para que compres algo de ropa. Según tengo entendido, solo tienes uniformes de Genetics, ¿verdad?"

"Algo así. La directora fue la que me dio la ropa. Según me dijo, la ropa del día que me encontró estaba destruida, y no he podido comprar más", explicó Goku con cierta inocencia.

"Eso no está bien. Un chico como tú debería tener un buen armario. No solo existen los entrenamientos y luchar contra los Novas; de vez en cuando también debemos descansar y divertirnos", sugirió Elizabeth, su tono sugiriendo una mezcla de sabiduría y diversión.

Al escuchar esas palabras, un recuerdo le golpeó a Goku, una voz resonando en su mente: "Hay que descansar y hay que jugar, esas son las bases del entrenamiento". La voz se desvaneció en un susurro, pero dejó tras de sí una sensación nostálgica. Goku simplemente sonrió hacia Elizabeth, tomó su mano con determinación, y juntos comenzaron a caminar. Elizabeth se sorprendió por la iniciativa de Goku, pero rápidamente recordó que este chico era pura inocencia encarnada.

Mientras caminaban, explorando los variados puestos, algo capturó la atención de Elizabeth: un diminuto rincón lleno de tiernos animales de peluche. Se acercaron y contemplaron la adorabilidad desbordante de las criaturas de felpa, pero Elizabeth fijó su mirada en uno en particular: un pequeño gorila de color dorado que sostenía entre sus manos lo que parecía ser una luna.

"¿Así que te gusta ese peluche, Elizabeth?" preguntó Goku con curiosidad, notando la fascinación en los ojos de ella.

Al escuchar la pregunta, Elizabeth asintió con entusiasmo. "Se ve muy lindo", admitió, sus ojos brillando con el deseo de poseer al pequeño gorila dorado.

Goku, observando la chispa en los ojos de Elizabeth, revisó sus bolsillos y extrajo un poco de dinero. "Nos lo llevamos", declaró decidido, pagando al dueño del puesto y dejando a Elizabeth boquiabierta.

"Goku, ¿qué estás haciendo? Se suponía que ese dinero era para que te compraras algo de ropa", exclamó Elizabeth, sorprendida por la inesperada generosidad.

"No te preocupes, Elizabeth. Todavía me queda algo para comprar ropa, y además, parece que realmente quieres ese peluche. No entiendo del todo por qué te gusta, pero tómalo como un regalo de mi parte por aceptar ser mi compañera", explicó Goku con una sonrisa sincera.

El Dragón Congelado (Freezing Dragón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora