Capitulo 6

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Me dolía la cabeza horrores, me costaba abrir los ojos.
Poco a poco lo conseguí e intenté enfocar la vista para averiguar dónde estaba.
Era una habitación bastante amplia y ordenada, tenía varios póster de diferentes grupos de música, definitivamente esta no es la habitación de Leyre.
Me intenté levantar y me dió un leve mareo, pero eso no impidió que me pusiera de pie.
Al acercarme a la puerta empecé a escuchar unas voces, que reconocí perfectamente, eran Aleix y Joan.
Puse más atención para enterarme de lo que decían, ser cotilla hasta en el peor momento es mi pasión.

—No deberías haberla traído, esto no era parte del plan -parecía nervioso y me intriga el plan ya que parece que estoy involucrada —¿Como se lo piensas explicar a nuestros padres?

—No podía dejarla allí sola en el estado en que se encontraba, estaba muy débil, cuando se despierte la llevaré de nuevo con su amiga y problema resuelto. Mi padre no me preocupa, lo entenderá. –dijo Joan en un tono tranquilo, pero me desesperó su interés en mi.

Me asusté al escuchar pasos acercarse y acabé chocando con el escritorio.

—¿Se puede saber que haces? –no pareciera tener mucha paciencia Aleix después de la conversación de antes.

—Dejala, ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? –se acercó a mí pero yo intenté alejarme volviendo a la cama que suponía era de él —creo que con esto podrás comprobar que no somos como dicen y que –no le dejé terminar la frase y hablé.

—¿Qué coño quieres de mi? ¿Cuál es el plan ese del que hablas? –se dieron una mirada rápida entre ellos y volvieron a prestarme atención sin decir nada —¿Porque tanto interés en mi? A lo mejor fuiste alguno de vosotros quién hizo que ocurriera ese teatro para que yo acabara aquí y deje de creer lo que dicen. Pero no va a ser así que os quede claro –me acerqué a ellos y les señalé —Escucharme bien, nunca voy a confiar en vosotros, no os quiero cerca mía. Y no querido Joan, no hace falta que tú me lleves a casa de Leyre puedo yo sola.

Busqué con la mirada donde estaban mis pertenencias, cuando las encontré, las agarre, iba a salir de la habitación pero alguien me sujetó del brazo.

—No puedes seguir con esa imagen de nosotros, no te hemos hecho nada malo, no entiendo por qué crees todo lo que dicen cuando sabes bien que lo exageran todo para hacer más interesante el chisme –lo dijo algo desesperado mientras me sujetaba y daba leves miradas a su amigo.

—Dejala Joan, es mejor así, que se vaya por su cuenta, nos ahorramos de problemas, cada uno con su vida.

Asentí.
Joan rendido me soltó y dejó que me fuera.
Mientras salía de la casa llamé a Leyre para que fueran a recogerme de ese lugar, ya que no conocía la zona y no sabía a dónde dirigirme.
Ella noto que no quería dar muchos detalles sobre la situación así que no pregunto.
Le mandé la ubicación y me dijo que en veinte minutos iría a recogerme con su hermano que es quien tiene coche. No me hacía mucha gracia tener que verle, pero tampoco tenía más opciones para salir de ahí.

☆☆☆☆☆☆☆☆

Me pase todo el día encerrada en la habitación, Leyre me llevó por la mañana temprano a mi casa, lo único que quería era estar sola y asimilar la noche que había pasado, de vez en cuando se me venían imágenes de lo ocurrido. Es frustrante porque lo único que hace es darle la razón a mi madre del porqué no debería ir a fiestas ni vestirme de cierta forma.
Ella no ha dejado de insistir en saber lo que me pasa, pero en cuanto pisa mi habitación terminamos discutiendo, aún así después de varias horas encerrada ella vuelve a intentarlo.

—Hija, tienes que salir a comer algo, no puedes estar aquí más tiempo, muévete antes de que tu padre llegue y sea peor –lo dijo en tono autoritario y encendiendo la luz cosa que me dejó cegada por un momento hasta que me acostumbré.

—Déjame ya en paz, ¿No entiendes? No tengo hambre, no me apetece hablar ni quiero salir de aquí, vete ya, ¿Que quieres que te diga? –resopló intentando mantener la calma —Si, tienes razón, no debería haber ido con Leyre, no quiero volver a dormir fuera, no debería maquillarme —no podía decirle que había estado en una fiesta sin su permiso.

—Te lo dije, siempre tengo razón hija, lo único que quiero es protegerte y hacer lo mejor para ti, ahora levántate come algo y ponte a estudiar, pronto empezarán los exámenes y tienes que estar concentrada.

Asiento.
Sin fuerzas me levanto de la cama y voy tras ella, no sé qué haré, no puedo contarle nada a mamá, tampoco seré capaz de contárselo a Leyre y no sé cómo seré capaz de ver a Joan después de lo de anoche.

Mientras meriendo revisó el móvil, tengo varios mensajes de Leyre preguntando si estoy bien, respondo que sí. Miro lo demás y son fotos y vídeos de la fiesta en los que estoy etiquetada, esto va ser un infierno como llegue a manos de mi madre.
Apago el móvil y miro a mi madre.

—Espero que esa nueva amiga tuya no te mal influencie, si veo que tus notas empiezan a bajar estarás castigada hasta el próximo trimestre.

No vale la pena reprochar así que solo asiento. Escucho a alguien entrar a la cocina y veo que es mi padre.

—Al fin te has dignado a salir de tu cueva, ¿Tanto te ha cansado estar con tu amiga?

—Si, estuvimos despiertas hasta muy tarde.

Ellos siguen hablando sobre mi, de porque no debería salir, de mi futuro brillante, los estudios y muchas cosas más que deje de escuchar, desconecté de la conversación y volví a pensar en lo ocurrido.
Casi repito lo mismo que me pasó hace un año, no quiero volver a ver a Joan, pero gracias a él no pasó algo peor.

Un Riesgo Para CometerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora