Llegó la mañana siguiente, aunque no lo expresara, estaba nerviosa por la conversación que tendría con Joan esa tarde.
Mis padres me habían castigado para variar, pero me daba igual, yo de todas formas seguía saliendo, no soportaba estar en el ambiente que había en casa.Ese día las clases se me estaban haciendo más eternas de lo normal, no dejaba de pensar en Joan y me odiaba por ello, no debería darle tanta importancia, suficiente tengo con lo que descubrí anoche. Confirme que era él quien había venido, que en México le perdieron la pista a él y a su hijo. Estaban buscándolos, menos sus aliados, que como es obvio sabían a lo que venían. A cobrar su deuda. Pero no sé lo permitiría, está vez me las pagaría él a mí. Descubrí que su hijo es de mi edad así que supongo que estará estudiando en algún centro de aquí, solo tengo que averiguar cómo se llama él y el centro en el que está.
Salí de casa después de comer como tenía previsto. Al llegar a la cafetería, no había mucha gente aún. Me puse en la mesa de siempre, pidiendo mi café de siempre, un capuchino.
Me puse a estudiar mientras llegaba cierta persona. Había repetido dos años y me costó sacarme los cursos, por eso aún teniendo 18 años era recién que entraba en bachillerato y no en una universidad como una persona de mi edad estaría haciendo a estas alturas. Sabía que Joan era mayor que yo, había repetido igual por eso seguía en bachiller. Pero luego en verdad parecía el típico chico que no le hacía falta estudiar, tal cuál él mismo decía.
Pasaron un par de horas y me cansé de estudiar y hacer tareas así que volví a retomar el libro que estaba leyendo el día anterior.
Me intentaba centrar en la historia, ya que estaba en un punto demasiado intrigante dónde el protagonista está desaparecido y no se sabe si está vivo. Aún que quisiera concentrarme en leer no dejaba de pensar en Joan, en sí cumpliría lo que dijo o simplemente quería jugar. Que en verdad no me importaba, pero me jodía que alguien me dijera de quedar y no apareciera a la hora ni incluso después.
Dejé de leer ya con la vista cansada de mirar tantas horas el portátil y empecé a recoger mis cosas en la mochila. El café ya lo había terminado hacía un rato así que cuando recogí todo me levanté y salí rendida de la cafetería con los cascos puestos y música a todo volumen para que nada me molestara.Una calle más arriba de la cafetería sentí que alguien me seguía, pero al mirar alrededor solo veía coches y gente pasar con normalidad. Lo más probable es que sean imaginaciones mías a raíz del libro que estaba leyendo.
Pase unas calles más y seguía con esa sensación, hasta que me di cuenta que había un coche que giraba siempre a la calle que yo iba. Empecé a andar más rápido con miedo. En una calle recta, la última para llegar a mi casa, casi no había nadie, estaba muy oscuro, y se me estaba haciendo eterna para llegar. El coche empezó a pitar e ir al ritmo que yo andaba. Hasta que bajó la ventanilla y me llamó.—¡Maldito Joan! Yo me cago en toda tu familia y lo que tengas.
—Buenas tardes a ti también estrellita. Perdón si no llegué a tiempo, tenía unos compromisos. No quería asustarte, pero te estuve llamando en la puerta de la cafetería y no me oíste, por eso te seguí.
Guarde los cascos mientras resoplaba e intentaba buscar algo de paciencia, hasta que hablé:
—Mira mi intención era darte una oportunidad, pero odio que la gente llegue tarde cuando quedan, odio esperar o que me dejen plantada. Así que ahora mismo como no tengas un buen argumento y me convences te puedes ir yendo a la mierda.Me crucé de brazos expectante a su respuesta.
—Aunque no lo sepas, no solo estudió también trabajo, tengo compromisos. Estoy lidiando con problemas personales. Tengo mi propia vida ¿Sabes? Me interesas y me gustaría hablar contigo, pero acepta que no eres lo más importante en este mundo. Y también ten en cuenta que no puedo avisarte de mi tardanza cuando no tengo ninguna forma de comunicarme contigo. Espero que lo entiendas y esto te haya convencido lo suficiente como para darme la oportunidad de demostrar aún más que no soy como la gente dice.
Seguí con los brazos cruzados, en tensión, tenía razón, pero no quería darle el gusto de ganar. No podía caer tan fácilmente.
—Me lo pensaré, mañana en el descanso entre clases lo hablaremos si no acabó aplastada en la cafetería. Hasta ese momento tienes tiempo también de demostrar las cosas. Si te voy a dar la oportunidad, pero no me voy a empezar a juntar contigo tan fácil. Por no decir que no nos juntaremos. Tienes que pensar como demostrarme las cosas.
Terminado de decir eso, doy un resoplido frustrada y me marché de allí. Está vez él no me sigue, pone el coche en marcha y coge un desvío por otra calle. Yo continúo hasta mi casa, dónde intento ir directamente hasta mi habitación sin hacer ruido para ahorrarme la regañina de mis padres. Pero me parece que hoy el día no está de mi parte, pues escucho la voz de mi padre.
—¿Qué horas son estas de llegar? Y no me digas que es porque estabas estudiando, eso ya no funciona, no te creemos hija. Hemos hablado con el jefe de estudios del centro, nos ha dicho las notas que has tenido y no nos dijiste también tus continuas faltas de asistencia. Más te vale tener una buena justificación, porque si no estarás castigada hasta que tus notas sean perfectas, no podrás ni salir a la cafetería roñosa a la que hemos descubierto que vas.
Me quedé bloqueada, no sabía que decir, no tenía una explicación razonable que justificará mis faltas y notas bajas. Quería llorar de frustración, no quería que me tuvieran encerrada, necesitaba estar fuera de casa, pero no sé me ocurría nada que decir. De repente oí la voz de mi madre, mientras ella aparecía en la entrada de la casa, donde estaba con mi padre.
—Hija, no tenemos toda la noche, danos ya una explicación.
—Yo... Yo solo es que tenía que hacer un trabajo y por eso tuve que faltar, me centré en ese trabajo que desatendi el resto de materias. Lo siento, estudiaré más para recuperarlas. -lo dije intentando transmitir tranquilidad, para que fuera creíble, pero no funcionó. Mi madre me dió un empujón que hizo que la mochila que llevaba en el brazo cayera, solo esperaba que el portátil siguiera vivo después de eso.
—Eres la peor hija, encima tienes el valor de venir aquí y mentirnos. Debimos darte en adopción como pensamos en un principio, lo único que nos has dado desde que naciste son problemas. Descubrimos que también mentiste para que vinieramos aquí, el capo no quería hacerme nada a mí, mentiste por qué eres una asquerosa que no se atreve a arriesgarse para proteger a su propia familia. Lo único que hiciste con eso es darnos un problema más grande por qué ahora nos están buscando para matarnos, pero claro eso a ti te da igual, como te va importar. Ni siquiera eres capaz de centrarte en sacar bachiller que es lo más fácil, ¿Cómo vas a ser capaz de proteger a tu familia? -da una risa falsa — tu padre y yo hemos hablado. Llegamos al acuerdo de que nos turnaremos para llevarte y recogerte de clases y pondremos cámaras alrededor de la casa para asegurarnos de que no salgas sin nuestro permiso. Hasta que no soluciones este problema que tú sola has creado y saques las mejores notas no volverás a salir. Y no queremos verte, comerás y todo en la habitación para que no pierdas tiempo para estudiar. Ahora vete.
Sin ni siquiera mirarlos recogí mi mochila y subí corriendo las escaleras hasta mi habitación. Allí me encerré con seguro y solté todo lo que tenía dentro.
Empecé a llorar sin control mientras buscaba lo que en ese momento necesitaba, saciar mi dolor. Lo encontré al fondo del cajón, me subí la manga de la sudadera y empecé a hacerme cortes no muy profundos, pero que me hacían sangrar bastante mientras no dejaba de temblar y llorar. Pero al menos prefiera llorar por eso que por mi dolor mental, pronto acabaría con todo, lo tenía claro. No quería seguir aquí.
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Un Riesgo Para Cometer
De TodoElanna huyendo de su pasado, escondiéndose de su mayor trauma, se cruza con Joan, el cuál tiene una misión vinculada con ella, pero ella no lo sabe. Ella solo investiga el punto débil de su trauma para destruirlo y lo acaba consiguiendo. Él también...