Capítulo 5

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Había mucha gente, no conocía prácticamente a nadie, solo alguno y de vista.

—Las fiestas de Aleix son la ostia, no te preocupes por ellos dudo que los veas, suelen estar perdidos con alguna chica –dijo mientras se adentraba al lugar.

Nos acercamos a un grupo de gente que Leyre conocía, se saludaron entre ellos y yo quedé apartada por un momento hasta que mi amiga se acordó de mí presencia y me presentó.

—¡Oh! Lo olvidaba –me señaló sonriente y me acercó más al grupo —Ella es Elanna una compañera de clase y buena amiga –todos dijeron un hola al unísono —No seas tímida son de confianza, encima nos darán para beber –la dediqué una sonrisa un poco fingida, no quería arruinar el ambiente.

Me ofreció un vaso de plástico con algo que no sabía lo que era, al ver mi cara me dijo que era una mezcla que habían hecho sus amigos y que estaba bastante buena. Lo probé, al principio me ardió la garganta e hice mala cara lo que provocó que Leyre y sus amigos rieran. Al terminar el vaso me acabó gustando y pedí más. No atendí a la conversación que estaban teniendo hasta que una voz desconocida pronunció mi nombre.

—¿Y tú Elanna qué opinas sobre eso? –sonaba amable y todos me miraban atentos esperando mi respuesta.

—Ehh lo siento, no escuché lo que decían –dije algo nerviosa.

—No se lo tengáis en cuenta, es algo distraída a veces –aclaro Leyre y yo solté una risa nerviosa.

—Hablábamos sobre cómo actúa esa chica desesperada con Joan –me señaló con la mirada dónde estaban.

—La verdad no entiendo que le ven para ir detrás de él, lo que me sorprende es que él la está evitando.

Los demás asintieron y siguieron con su conversación de la cuál volví a evadirme y nadie lo notó.

Al rato vi como Leyre estaba muy pegada a un chico casi desnudándose con la mirada, hasta que ya se empezaron a dar besos.

Me serví otro vaso y me alejé de allí, no sabía dónde ir o con quién por qué no conocía a nadie más aparte de Leyre y no me esperaba que me dejara de lado. Tampoco conocía bien la zona por lo que no podía volver sola, pero creo que la opción de ir con Leyre estaba descartada, tendría que ingeniarmelas para encontrar a su hermano sola en la zona que habíamos quedado.

Mire el móvil y apenas eran las 12 y ya mucha gente estaba borracha. Yo no lo estaba, al menos no del todo. Me había bebido algunos vasos de mezclas raras pero no hacía su efecto total aún, era consciente de todo, creo.
Iba dando vueltas por el descampado consiguiendo más bebida e intentando encontrar a alguien conocido, pero eso último sin mucha suerte, porque llegué a desubicar incluso a Leyre, no estaba donde la había dejado. Eso me preocupó, porque se la veía muy borracha y aún que sabía cuidarse sola y no sería el primer chico con el que hacía algo según me había contado, me preocupaba, porque para mí esto no era algo habitual, no estaba acostumbrada y ni siquiera debería haber venido y aún que algo me decía que debía dejar de beber, seguía haciéndolo y me estaba empezando a marear.

— Creo que debes soltar eso – alguien hablo a mi espalda y yo si un brinco y me giré —mejor me lo bebo yo –me quitó el vaso con facilidad, bebió el contenido de un trago y siguió hablando —¿Qué haces aquí sola bebiendo? Deberías estar con tu maravillosa amiga –le miré incrédula pero no me dió tiempo a responder porque continuó —bueno en verdad no me sorprende que estés aquí sola, siempre hace lo mismo en las fiestas, llega con alguien a quien en poco tiempo abandona por irse a enrollar con un chico, de todas formas tú precisamente no deberías estar sola creo yo.

—¿Por qué no debería? –dije encarando e intentando sonar lo más segura posible.

En verdad tenía razón, no debía estar sola en un sitio que no conocía con gente borracha y drogada que no conocía estando yo borracha y que se podrían aprovechar de mi fácilmente, pero no en broma le iba a dar la razón a Joan, el cuál antes de comenzar a hablar me tuvo que sujetar porque perdí el equilibrio.

—Primero vamos a sentarnos –me sujetó de la cintura y sin mucho esfuerzo me guió hasta un sitio sin mucha gente para sentarnos, prácticamente ya me llevaba como muñeca —Estas ebria, no te sostienes y no me sorprendería que te hayan dado algo más que alcohol en esos vasos para aprovecharse –baje la cabeza y él resopló —mirame a la cara, quiero ver cómo tienes los ojos para confirmar –no le hice caso pero él me sujetó el mentón y hizo que le mirara —confirmo estás drogada, tienes los ojos rojisimos y dilatados.

La verdad, no estaba entendiendo nada de lo que decía, solo quería separarme de su lado, no quería estar con él, podría ser el primero en hacerme algo malo. Me levanté y aún que perdí un poco el equilibrio conseguí estabilizarme, él me decía que no me fuera, pero igual me alejé, me negaba a estar con él, volví a donde estaba toda la gente bailando y me uní a ellos, no sabía bailar pero hacía lo posible por intentarlo sin caerme, aunque a ratos era imposible evitarlo, hasta que alguien se pego mucho a mi espalda, resultó ser un chico que no conocía.

—Hola guapa, ¿Tienes novio? –negué, no me salían las palabras, él me apego más a su cuerpo, para que sintiera sus partes en mi culo mientras me susurraba —vamos a divertirnos los dos juntos nena.

Me intenté separar, digo intenté porque me caí, él me cogió del brazo y tirando de mí llegamos a un lugar apartado.

—Dejame ir porfavor, mi amiga me estará buscando –dije con miedo.

—No le importaras mucho cuando te ha dejado sola– sonrió me cogió del cuello pegándome a la pared mientras me daba besos –vamos nena, relájate y disfruta.

No podía pasarme esto, no otra vez. Empezaban a escaparse algunas lágrimas ya no podía evitar llorar.
Él empezó a subirme la falda con su mano libre, se estaba acercando a mi parte íntima, hasta que llegó a tocarla por encima de la ropa interior y yo solté un sollozo.

—Tranquila, no te haré daño si te portas bien –ni siquiera me sostenía por mí misma, me estaba sujetando con él contra la pared.

Dejo de sujetarme el cuello y llevo esa mano a uno de mis pechos para apretarlo con fuerza y hacerme daño, creo que incluso en el cuello tendría alguna marca, me dolía, estaba paralizada, él estaba apunto de meter sus dedos y yo no era capaz de moverme, solo recordaba la vez que ya había pasado por esto, todo fue mi culpa, como ahora.

—Para porfavor –logré decir en voz baja.

Pero él hizo todo lo contrario, a la fuerza metió sus dedos y sentí un enorme dolor en esa parte que incluso grité y con la poca fuerza que tenía le intenté apartar, pero eso pareció excitarle más y con la mano que no tenía dentro mía empezó a tocarse a sí mismo, incluso cogió mi mano para que le tocará yo.
No podía creer que estuviera viviendo esto otra vez.
De repente cuando me quise dar cuenta el chico estaba tirado en el suelo y yo resbalé hasta quedar sentada sin fuerzas, vi como alguien pegaba al chico, pero poco a poco todo se empezó a poner borroso, hasta que deje de ver y oír.

Un Riesgo Para CometerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora