Capítulo 3

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Había pasado ya casi un mes desde que el curso comenzó, si es verdad que Leyre al principio me pareció insoportable y no quería hablar con ella, pero poco a poco fuimos entablando una pequeña amistad, era cierto que ella hablaba mucho y yo todo lo contrario pero dejó de molestarme eso, ya que cuando más lo hacía era cuando estaba nerviosa y aparte me gustó el hecho de que respetará mi espacio cuando quería estar sola.
También deje de faltar a las clases de Carlos, pues si quería sacarme el curso tenía que asistir. Era bastante incómodo, me ponía nerviosa constantemente y aunque Leyre no sabía porque siempre en su clase me distraía y ayudaba.
Ahora justo estaba en clase de Carlos, él explicaba pero yo apenas atendía por eso normalmente le pedía los apuntes a Leyre, estaba deseando que sonara la campana del descanso y después de un largo rato sonó, agarre mis cosas junto a Leyre y fuimos a la cafetería. Mientras pedíamos vimos cómo la gente se amontonaba para saludar a un grupo de chicos.

—¿Quienes son esos? –dije sin dejar de mirarlos.

—Son los populares, el líder por así decir, se llama Joan y su mejor amigo es Aleix –me explicaba mientras ella pagaba lo suyo y vi como se acercaban los chicos —no te recomiendo hablar con ellos, tienen fama de enamorarte con una mirada y luego dejarte sola cuando consiguen lo que quieren, varias de aquí ya... –se quedó callada en cuanto se dió cuenta que los chicos estaban a nuestro lado.

—¿Por qué te callas? Sigue contando a la nueva nuestra interesante reputación –a Leyre se le empezaron a poner las mejillas rojas y creo que olvidó como hablar —Bueno como no lo haces tú yo la voy a continuar, me presento, soy Joan, el chico más perfecto que vas a conocer en toda tu vida –justo en ese momento me entregaron mi pedido y cuando fui a pagar él me lo impidió —Deja te lo pago yo, para que veas que no soy tan malo como dicen.

—No voy a dejar que alguien que no conozco me pague las cosas –en verdad podría hacerlo y así sería dinero que me ahorro, pero ante todo soy orgullosa — Mira mejor vete a buscar otras chicas con las que entretenerte, nosotras no estamos interesadas en ti.

Él aceptó con una sonrisa y mientras se alejaba dijo algo:
—Tarde o temprano caeréis, nadie será tan bueno como yo – después de eso desapareció entre la multitud.

Poco después nosotras salimos al patio del instituto, fuimos a un lugar donde había banquitos y sombra y nos sentamos allí.

—¿Cómo le pueden gustar chicos así a la gente? Son tan repugnantes –dije mientras comía mis patatas.

—No las juzgo yo ya tuve un momento en el que caí en ellos –dijo como si nada importara mientras yo me atragantaba y la mire con incredulidad.

—¿Cómo pudiste? Ninguno es guapo –mentira viendo a Joan de cerca me pareció que tenía una mirada bonita —Son demasiado engreídos, se creen la gran cosa, encima están con todas no saben tener una relación seria al parecer –esa era mi perspectiva después de haberlos visto en la cafetería y oír a las chicas decir lo buenos que estaban y ojalá tirarselos en la próxima fiesta.

—Yo tampoco lo entiendo como pude estar con Aleix, pero era tan bueno conmigo, me trataba tan bien que me terminó gustando, olvidé que todo eran mentiras hasta que un día después de acostarnos dijo que ya no quería seguir conmigo y pocas horas después le vi con otra chica, no te imaginas lo que eso me destrozó, fue hace un año, aún me molesta pero ya conociéndolo bien no me importa lo que haga.

Después de escuchar su historia me quedé pensando, ¿Cómo son capaces de fingir amor? De demostrar cosas que ni siquiera sienten, yo sería incapaz. Es impresionante lo que algunas personas pueden llegar a hacer por tan solo tener relaciones con alguien.

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Estábamos otra vez en clase, esta vez nos tocaba una en la que no estábamos juntas, yo estaba en biología y ella en tecnología. La verdad que no sé cómo a ella le podía gustar eso, pero bueno.

Estaba concentrada en tomar apuntes y enterarme de todo, dentro de una semana sería el primer examen de la asignatura y aún que la llevaba bastante bien siempre me pongo nerviosa.

Alguien me tocó el hombro.
—Perdona, ¿podrías decirme qué pone ahí? Es que no lo veo bien –no quise girarme, reconocí la voz, aún que no podía creerlo, él no había estado antes en esta clase. —¿Hola? – volvió a llamar mi atención y está vez si me giré.

—Lo siento no te escuché – mentí.

—Dime lo que pone en la última línea, no veo la pizarra –dijo, mire su cuaderno y no tenía absolutamente nada apuntado.

—Levantate y lo ves, total no has escrito nada de lo anterior y ni siquiera te he visto nunca aquí –dije bastante molesta y volví a mi labor de atender.

Él soltó una leve risa pero no dijo nada más.

Al acabar la clase mientras recogía para irme a casa él se acercó a hablarme otra vez.
—No me hace falta venir, siempre apruebo aunque deje todo en blanco, tengo mis trucos –con eso me guiñó un ojo y salió por la puerta.

Espero que sus "trucos" no fueran lo que estaba imaginando.

Un Riesgo Para CometerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora