Me remuevo en mi cama con incomodidad, es la quinta vuelta que doy y no puedo dormir. Me giro para ver a mi hijo durmiendo.
Hijo
Mi yo anterior nunca pudo tener hijos, desee con todas mis fuerzas ser madre pero nunca lo logré y ahora que he tomado el lugar de Sara se que puedo salir adelante y criar de forma correcta a mi bebé.
Acaricio su bello y beso su frente para levantarme y ponerle almohadas a su alrededor. Bajo las escaleras hasta la cocina, abro el refrigerador en busca de un almuerzo nocturno para ver si así puedo dormir.
Tomo el Yogurt con emoción, cierro la puerta empujándolo con mi pie para colocar en el lavadero el frasco. — ¿Y si hay frijoles aquí dentro? — Susurro.
Me doy la vuelta dispuesta a tomar una cuchara y salto en mi lugar tirando un golpe a Recce quien está frente a mi.
— Проклинать! — Maldición — Recce sostiene mi puño a tiempo, mis mejillas sec tornan rojas. — Sara.
— Hola — Mi voz apenas logro salir, mi sonrisa apareció y es donde caigo en cuenta de que habló en Ruso.
— He estado aguantando durante mucho tiempo Sara. — Me jala hacia él y no puedo evitar sonreír cuando acerca sus labios a los míos.
— ¿Qué haz estado aguantando? — Susurro y suelta mi mano permitiendo que la ponga en su pecho desnudo. Su respiración se vuelve errática por lo que comienzo a desabrochar su camisa. — ¿Acaso deseas poseer mi cuerpo? — Mis labios van a los suyos de forma lenta hasta que me toma de la nuca besándome.
Nuestros besos suenan por toda la cocina, me toma de las caderas para ponerme encima de la encimera. Se mete entre mis piernas restregandome su erección. Ambos gemimos por el rose haciendo, mi pijama truena en señal de que la ha roto.
Mi espalda se curva cuando siento sus labios en mis senos, acaricio su cabello con una mano mientra la otra me sostiene para no caerme. — Recce — Suelto varios gemidos al sentir lo brusco que es conmigo.
Mis bragas se mojan cada vez más, mis tetas me comienzan a doler y cuando se aleja observo como dejó mi piel roja. — Alguien las puede ver. — Jadeo.
— ¿Y? No serias la única que tuviera un amante. La diferencia entre mi hermano y yo Sara. — Abofetea mi coño y suelto un gemido viéndolo a los ojos de forma borrosa — Es que no seria capaz de descuidar y serle infiel a mi mujer. — Me sujeta del cuello apretandolo con algo de fuerza que me estremece. — Ahora abre esas piernas para Daddy.
Mis mejillas se sienten calientes pero obedezco, le quito la camisa y me da un poco de tiempo para besar su pecho desnudo y cuello. — Eres un monumento querido Daddy. — Muerdo su cuello y succiono su piel dejandole un chupeton.
El cinturón suena y ahora es cuando siento en su totalidad su miembro erecto, mi boca se seca y bajo la mirada al ver lo bien dotado que está. Sin cuidado alguno solo me inclina un poco para adentrarse en mi.
— ¡Ah! — Me aferro a la encimera cerrando los ojos por unos segundos — ¡OH! — Muerdo mi labio intentando no despertar a mi hijo. Recce me embiste con fuerza y su agarre en mi cuello no disminuye.
Sus besos me dejan la mente en blanco, mis ojos se blanquean entre cada embestida suya, no resisto más cuando aprieto los dientes corriendome. Eso parece encenderlo más pues me folla más rápido haciéndome enloquecer, sus palabras obscenas junto al sonido de nuestros cuerpos juntándose me vuelven loca.
Sus besos adictos me enloquecen al igual que sus ojos grises profundos. Sus grandes manos masajean mis tetas que incluso se que tendré marcado todo mi cuerpo. Me baja y me pone de espaldas volviendo a follarme, me cubre la boca haciéndome gemir y soñoso sin evitarlo.
Abro los ojos y lo siento venirse en mi interior que por un momento temo que Sara no se haya cuidado en el pasado. — Joder...creo que no me estaba cuidando, no lo recuerdo. — Susurro.
— Mmm. Otro Chris no estaría mal. — Besa mi cuello — Pero tal vez eso sea después mi querida muñequita. — Me da una fuerte nalgada.
Bajo del coche con Christopher y Zeus. En el aeropuerto me di una buena despedida de Recce. Entro a la casa y enciendo las luces dejando pasar a mi hijo.
— ¡Corre Zeus, vamos a mi cuarto!
— ¡No te vallas a caer, no corras! — Grito.
— ¡Si mami! — Ruedo los ojos cuando veo como se tropieza con la alfombra pero pone sus manos en el suelo — ¡ESTOY BIEN! — Se levanta con prisa mirando a todos lados para seguir corriendo.
Subo las escaleras hasta la habitación pues estoy cansada, no me he topado con Marie lo cual agradezco o la despido. Abro la puerta de la habitación y me quedo en blanco al ver a Alex con una chica encima.
La mujer suelta un chillido jalando la sábana para cubrirse. Alex titubea y se sienta un poco para verme seguro esperando mi reclamo.
— Priemero que nada buenos días. — Dejo mi bolso en el sillón — Segundo; despide a esta mujer que tú y yo vamos a hablar en el despacho. — Me acerco a la chica y la tomo de la barbilla — ¿Usaste mis productos?
— Yo...
— ¡RESPONDE!
— ¡NO! — Chilla.
— No llores. No te hice nada. — La suelto y me suelto el cabello para tomar ropa de mi closet.
— Caramelo...
— Alex. Deja de molestar. — Me giro para verlo y frunce el ceño.
— ¡¿Es todo lo que dirás?! — Me reclama poniéndose de pie acercándose a mi.
— ¿Qué más quieres que haga? Es algo normal en ti pero después de que te bañes y limpies la habitación tú y yo vamos a hablar seriamente ¿Quedo claro Morgan? — Palmeo su mejilla y me meto a la ducha cerrando con seguro.
Cruzo las piernas recordando los momentos con Recce y mucho más al verme al espejo desnuda toda chupeteada y con sus manos marcadas donde sea que mire. Niego mordiendo mi labio.
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Un destino diferente
FanfictionUna cita me hizo abrir los ojos. Un hombre me estuvo acompañando siempre en mis momentos importantes y es gracioso que lo recuerde. Me casé por amor pero eso no significa que tenga que tenga que seguirlo estando sin cumplir mi sueño. Ahora un hombr...