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Me gusta burlarme de ustedes ya que la mayoría no está en el canal de difusión o el grupo de WhatsApp. Pero aquí les va el nuevo capítulo eso no quiere decir que un día les puedo publicar un finc de diez capítulos.

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Mis ojos pesan, me duele la cabeza, el cuerpo lo siento débil y pesado

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Mis ojos pesan, me duele la cabeza, el cuerpo lo siento débil y pesado. Como puedo abro los ojos alzando mi mano permitiéndome observar el anillo en mi dedo anular.

Me siento como puedo en la cama aguantando el quejido. Observo a mi alrededor con desconcierto las ventanas, la cama, la ropa e incluso el monitor.

— Estoy de vuelta. — Mi garganta está reseca, parpadeo un par de veces asombrada y extiendo mi vano al espejo pequeño que hay en la mesa de mi costado.

Soy yo. Mi cabello es rojo, mis pecas, mis ojos más brillantes que antes, mi piel es más blanca. — ¿Señora Morgan? — La enfermera me mira con asombro desde la puerta — Ha despertado. — Se acerca a tomarme la presión y llamar al médico. — Pensamos que nunca despertaría. Lleva dos meses aquí. — Me informa.

— Ya veo — Tomo el vaso con agua y después de un rato me dejan sola. Observo la puerta esperando que entre Recce, Alex o Christopher y me desespero con una picazón en mis piernas de salir y buscarlos yo misma.

La puerta se abre una cabellera negra se asoma con cautela, al verme sentada sus ojos grises se iluminan y se que los míos igual e incluso unas ganas de llorar me invaden. — Christopher — Lo llamo.

— ¡Mami! — Mi pequeño está peinado tan guapo como siempre, tiene puesta una playera gris y su overol azul. Corre hacia mi extendiendome sus bracitos. — Te extrañe mucho, siempre vine a verte. — Me explica cuando lo siento a mi lado.

— ¿De verdad? — Beso sus mejillas envolviendolo en mis brazos mientras acaricio su cabello, huelo su aroma y mi corazón vuelve a sentirse lleno de dicha y felicidad. — Mami también te ha extrañado muchísimo. ¿Cómo te haz portado? ¿Cómo va la academia, te gusta? — Acaricio su cabello con mi mano libre mientras la otra lo abraza por la cintura.

Christopher se recuesta en mi pecho comenzando a contarme de su maestro calvo, me explica las cuentas, las maniobras e incluso presume que sabe escribir su nombre y el mió.

— Caramelo — Alex entra a la habitación.

— Sara — Recce lo empuja y me mira con un poco de pánico en sus ojos.

Permito que Alex bese mi mejilla pero no dejo que toque mis labios, no puedo apartar mi vista de ese monumento que tengo por cuñado. Si supiera cuanto lo extrañe que incluso no dejo que Alex me bese en la boca primero que él.

— ¿Cómo estás? Espero no te sientas muy rara ver como cambio tu estado físico, incluso tu tipo de sangre ha cambiado lo cual es raro pero es importante que ahora estés saludable. — Recce me comienza a explicar un poco mientras Alex anda de ensimiso abrazándome y acariciando la mejilla de Christopher quien niega lleno de disgusto escondiendo su cabeza en mi pecho.

— Bien. Yo, me siento igual, no importa mi cambio físico sigo siendo yo. — técnicamente es como si me mudara con mi mismo rostro. — Por ahora quiero descansar. — Beso la frente de Chris quien niega ahora comenzando de mimoso.

— Mami no quiero — Me hace un puchero tierno cubriéndose con las cobijas.

— Mañana tienes que asistir a la academia mi amor y aquí no tienes ropa. Prometo que en cuanto me recupere y regrese a casa retomaremos nuestra rutina. — Beso su frente y asiente aún con el puchero.

Paso mi dedo índice por el sacandole una carcajada, le hago una seña a mi marido no sin antes besar su mejilla y comisura. Siento la mirada pesada de Recce.

Apenas se van, Recce sale a despedirlos. Me muevo inquieta en la cama hasta que regresa colocando el seguro, se acerca de prisa tomandome de la nuca y deborando mi boca.

Suelto un jadeo cuando muerde y chupa mi lengua y labio inferior, lo abrazo por el cuello cuando se sube a la camilla sin dejar de besarme. — Te extrañe mucho. — Recce me mira a los ojos para volver a besarme.

— Recce. Acabo de despertar, no puedes calentarme ahora. — Me quejo dándole pequeños besos. — Recce, me haces cosquillas. — Suelto varias risitas cuando besa mi cuello y clavícula.

— ¿Me extrañaste? — Sus besos bajan a mis pechos abriendo mi bata de hospital.

— Recce. Recce — Lo intento separar pero gruñe tomando mi pezon en su boca comenzando a chuparlo. — Re...¡Umh!

— ¿Me extrañaste? Yo a ti si.

— Lo hice. — Acaricio su cabello con mi mano — Te extrañe mucho. — como puedo lo tomo de las mejillas para besarlo. — Debes esperar a que me recupere.

— Ya lo sé... — Se queja — ¿Cómo aprendiste a usar un arma? — Se aleja de mi rostro.

— No es tan difícil. Seguro fue la adrenalina o solo mostré lo que quise que ustedes vieran. — Me acerco a su boca volviendo a besarlo.

Nos besamos por media hora más o menos pero terminamos con los labios hinchados y rojos. Juega con mi cabello rojo y admito que lo había extrañado. Ahora no entendía como regresé y puede que solo sea un sueño pero voy a disfrutar nuevamente este momento.

Siempre quise ser una ama de casa, como Elizabeth me la pasaba en misiones, trabajando en otras cosas, concursos y esas mierdas.

Pero ahora como tengo un hijo quiero disfrutar llendo de compras por su ropa, la mía, comprar verduras, cocinar a mis hijos y a mi querido Recce.

¿Mi querido Recce? Dios mío. Como es posible este suceso.

¡Acuérdate de cuernavaca Teresa!

Mi misión ahora es separar mis bienes y pedir el divorcio. Pero tengo que volver a hacer mi fortuna.

Una opción sería meterme a la FEMF y en menos de un año alcanzaría el puesto de coronel o el de Gauna pero la verdad no quiero volver a eso. Ya lo hice como Elizabeh y volver a pasar por lo mismo no me agrada mucho.

Aúnque me causaría gracia destronar a los Morgan que siempre han tenido el poder en la FEMF y de ahí pasaría el poder a mi Christopher. Hablando de eso...

— Recce ¿Quienes fueron los que atacaron a mi hijo? — Acaricio su cabello.

— La pirámide. — Responde hundiendo su rostro en mi escote.

— Ya veo — A Sara le puedes hacer lo que quieras. Pero a la esmeralda sangrienta no. Nadie le hace esto a Elizabeth.

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