SEÑOR KOCH
Sus ojos, esos que me mantenían vivo a diario, se ven tan cansados. Mi respiración está pesada como si yo estuviera ahogándome en un lago, sus manos están frías, bastante, y por más que trate de negarlo es inevitable.
¿Cómo?
¿Por qué?
— Koch —la voz de ella tras de mí es imperceptible, pero está ahí—, no fue mi intención...
— ¡¿No fue tu intención?! —mi voz está a punto de romperse, pero la ira me lleva a tal punto de acercarme a su anatomía.
¿Es tan difícil tener una vida normal?
La ira sobrepasa todo lo que estoy sintiendo, quiero llorar o huir, cualquiera solución que sea más factible. Ella, allí de pie frente a mí, intenta negar que todo esto es su culpa, sin embargo, tras de mí está el cuerpo de mi amada intentando sobrevivir.
— No fue mi culpa, les advertí de que no debían...
— Fuiste tú la que nos exigía ir a esa misión sabiendo que mi esposa está embarazada.
Y aunque duela admitirlo, estoy comenzando a creer que no podrá sobrevivir mi esposa ni mi hijo. Maldita sea el día en el que tuve poderes, ¡solo quería algo normal!
Giro tratando de ignorarla, para ver a mi esposa, allí tirada en una cama, mientras cada segundo que pasa es una eternidad. Pero, en el momento que veo cómo sus ojos toman el rumbo de cerrarse por completo grito del dolor, no es posible, ella no.
– ¡No!, por favor no te vayas, no me dejes solo —los médicos entran enseguida, mientras que aquella mujer a la que todos aclaman con admiración y cierta ternura, se marcha. En el momento en el que me sacaran de la habitación para intentar salvar a mi mujer es cuando todo pasa como si fuera cámara lenta, cada recuerdo, cada batalla, todo es llegado a mí de golpe.
Mis piernas fallan que logran hacerme caer, el ruido provocado logra captar la atención de mis amigos que se encuentran a unos pasos, corren en busca de sostenerme, pero los brazos que deseo que me tomen son los de ella.
¡¿Por qué?!
Ella es un amor, su deseo siempre ha sido tener una familia, pero ella nos ha querido arrebatar ese sueño, esa esperanza de poder concebir a nuestro bebé, tenerlo entre nuestros brazos, darle el amor que se merece...
¿O acaso lo que quería la reina no era precisamente que naciera el heredero del trono? Estoy inseguro, muchas inquietudes han llegado a mí, pero sin ninguna respuesta.
— Señor Koch, —la voz del doctor se escucha frente a mí, no sé en qué momento he llegado a estar sentado en una de las sillas de espera, sin embargo, al ver aquel semblante mi pregunta no radica en saber cómo pasé del suelo a una silla— tengo dos noticias, una buena y una mala. ¿Cuál desea primero?
— La mala —aunque muchos decidan la buena en primer lugar, yo prefiero saber los hechos terribles, los que te hacen querer expulsar hasta las tripas, eso deseo, saber a qué me enfrentaré.
Él, suspira: — Lamentamos informarle que su esposa ha fallecido.
Mi respiración se corta, no es posible, por supuesto que no. Ella... ella no me puede dejar solo aquí, simplemente me niego. Los pequeños espasmos me atraviesan y las manos de mi amigo tratan de tranquilizarme, pero no, eso no es posible.
— ¿Y la... buena? —entre varios intentos he podido hablar, lo cual ha logrado que el Doctor vuelva a suspirar.
– Gracias a un milagro ella ha vuelto a la vida, no sé cómo, pero...
Dejo de escucharlo en el momento de que menciona que ha vuelto a la vida, bajo mi momento de dolor me levanto con rapidez y echo a un lado al especialista, entrando a la habitación y viendo cómo aquella mujer que acelera todos los días mi corazón se encuentra con vida, donde las máquinas se siguen moviendo y los pitidos de esta provoca un retorcijón en mi corazón.
Me acerco tanto como puedo, acariciando su rostro, sintiendo el calor que emana.
— Señor Koch...
Mi mirada viaja hacia su barriga y en el momento de que veo todo como si no tuviera nada allí dentro se me paraliza el mundo de nuevo.
Lo miro y a través de esos ojos logré conectar con lo que tanto temía.
Él...
Mi peor pesadilla ha resucitado a mi mujer, y sé que algo malo conlleva el hecho que la quiera con vida.
– Mi señor —me inclino hacia él haciendo la reverencia que amerita.
Esto traerá muchos problemas para la Reina, y aunque odie admitirlo, me satisface que tenga a su contrincante con vida.
Ese ser que aunque ha sido mi peor pesadilla, es el único que pudo salvarla.
– El bebé está a salvo, Koch —las paredes a mi alrededor desaparecen, envolviéndonos a los tres en una especie de nube negra–. Es el heredero de la Reina –se acerca a mí, riendo entre dientes–, pero en el corazón de todos, es MÍO. El pertenece a las sombras, quiera la reina o no. ¿Entendido, Koch?
– Entendido, mi señor.
¿Por qué mi hijo debería pertenecer a las sombras?
¿Por qué...?
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Hello!
Este mini relato es esencial para la continuación del libro, el cual podrán entender más a fondo en unos breves –LARGOS— capítulos.
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Fuerza unida ©
FantasyUn mundo lleno de energía fantástica donde el reino es gobernado por sus elegidos, cada persona asignada tiene un poder, pero no todos. Llegó el momento de reinar, unir más la fuerza de ambos, y hacerse cargo de una vez por todas del mandato. Mucha...