11- SOL, PRIMERA PARTE

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M.K
~ Pequeño Koch, debes saber algo.

~ Padre, ahora no quiero hablar.

~ ¡Es importante!

~ Luego me informas.

~ ¡Matthew Koch!

Corto la comunicación en el momento en el que vuelvo a pisar el instituto Potresheill me hace recuerdo de que debemos continuar con esto, no apegarnos tanto a Alemania y seguir aquí. Aunque la intriga por saber lo de Dermain es más fuerte que lo que me tenga que decir Padre.

Hacemos la entrada a la habitación con maletas en mano, mientras que en cada cama se encuentran los demás del grupo, aunque hay una aura diferente, no todos están, falta uno. Dermain.

— ¡Llegó está belleza! —informo apenas entro, saludo a todos con sonrisas plasmadas en mi rostro y Hellen se mantiene cuchicheando con Sedna— ¿Dónde está Dermain?

— No lo sé, yo tengo hambre —menciona Verlik, levantándose lentamente, observando de reojo a Julieta.

Dejamos las maletas y vamos todos hacía el comedor, el aura que se transmite es distinto, es demasiado frío y creo que algo no tan bueno pasará. A mitad del desayuno, un chico rubio entra de la mano con una chica, donde todos con los ojos bien abiertos lo observamos.

— Matthew, ahí está la razón por la cual querrás golpearlo —mi boca sigue abierta, formando una incansable O para ser cerrada por la mano de Hellen.

— ¿Son pareja? —pregunto con bastante duda, mientras más se acercan.

— Sí —Verlik lleva sus brazos a la mesa—. La verdad es que...

Calla abruptamente cuando el rubio señala las dos sillas vacías, Sedna observa sus uñas, Julieta recuesta su cabeza en la mesa, Hellen continúa incrédula, Verlik gira a ver a Julieta, por mi parte alzo una ceja y, por último, Edén, que simplemente se hace la desinteresada.

— Hazlo —informo para que tome asiento luego de varios segundos, la chica a su lado hace una reverencia hacía Hellen y mi persona; luego Dermain que sonríe.

— Yo iré a la biblioteca, nos vemos luego Dermain —la chica nota la inquietud de todos y marcha, mientras que Edén se levanta, y las demás la acompañan.

— ¿Qué está pasando? —comienza a rascar su nuca.

— Koch, quise hacerlo con ella... de verdad que sí.

— ¿Tus padres no quisieron?

—Ella se negó por miedo, pero joder Koch. Estoy jodidamente enamorado, vine aquí en busca de su amor —un leve sollozo sale dentro de él—. Quiero todo con ella.

Se levanta lentamente sin escucharme, se desaparece a través de un humo negro; Verlik a mi lado frunce el ceño, pero optamos por no indagar. En el fondo duele bastante por el simple hecho de que entre ellos había esa química que aunque no lo mostraran como Verlik y Julieta, sí existía.

Decido ir a entrenar, pero antes teletransporto a una Hellen que se sitúa a mi lado derecho, cantando algunas canciones antes de callarse cuando nos adentramos en la zona de entrenamiento, tomando catanas en nuestras manos.

— Quiero olvidar lo sucedido, por eso —peleo con ella a base de las catanas, mientras nos movemos por la zona—. ¿Cómo te sientes?

— Mejor que nunca —en un punto está por ganar, pero esquivo el golpe—. Pude pasar tiempo con nuestra familia.

— Fue increíble —digo, ella hace que mi catana salga a volar y luego, me vence—. Bravo.

— ¡Te gané! —hace su bailecito antes de reír y hacer una bola de agua.

Fuerza unida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora