8, PARTE DOS: TERROR EN LA ALBERCA

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— La última vez que bebimos hasta quedar inconsciente te volviste viral con el video bailando hasta el alma —indica Verlik.

— Lo sé Fairchild, pero debemos desestresarnos.

— Típica palabra de alguien que terminará borracha.

— Terminaremos —mencionan las chicas apoyándome, Matt con un ademán de manos hace que empecemos a alistarnos cuando cae la noche.

Un traje de baño negro de dos piezas se ajusta en mi cuerpo, mientras me observo a través del espejo. Cada tatuaje se puede observar perfectamente y los cabellos hago que caigan en cascadas alrededor de mis hombros, largos. Una malla trasparente reluce por encima del traje y tomo una toalla para empezar a caminar.

Edén va con un traje de baño de color gris, dando a notar su tatuaje representante de los lobos, mientras que una malla trasparente trata de hacerse notar en ella, su posición despreocupada sentada en el sofá es lo más satisfactorio que alguien podría ver, su cabello amarrado en una coleta alta dejando que el negro cruce mucho después de los hombros.

Julieta conlleva encima uno de color azul, ajustándose a su cuerpo de forma perfecta, mientras que su tatuaje sobresale. Su cabello negro resplandece, ante todo, que no deja de pensar si trenzarlo o no, al fin y al cabo, decide hacerlo, dándole un acceso fácil de movilizarse.

Sedna aparece con un traje de baño rojo, resaltando sus curvas y que el cabello rubio no deja de impresionar, la mirada despreocupada que lanza y la palidez en su rostro por momentos se hace más notoria.

Los chicos, cómo si lo hubieran planeado, salen a la vez con bañadores rojo y negro resaltando la falta de camiseta que habita en ellos, donde Sedna coloca una mueca de asco.

— Ustedes dos son mis hermanos, pero —hace una falsa imitación de querer vomitar.

— Nos vemos hermosos, ¿A que sí, Hellen? —inquiere Dermain con una sonrisa retorcida.

— No me entres en tus asuntos —su sonrisa cesa queriendo lanzarse hacia mí para hacerme cena de vampiros.

— Hey, hey, hey —la mano de Matthew lo detiene.

— Maldita elegida.

— Gracias, vampiro de porquería —se ofende sacando su dedo corazón, lo imito dejando que las risas en el lugar ahonden—. Vayámonos.

— Concuerdo con la maldita elegida —menciona el vampiro de porquería.

Cruzo mis brazos y Matthew niega a mi dirección.

[...]

M.K

Hoy he tenido un día totalmente exhausto, pero el querer ir a la fiesta no cesa. Cuando vi a Hellen desmayada sin responder tenía tanta rabia, no sabía qué hacer y más de solo ver quien se encontraba frente a ella en el momento del suceso.

Estuve preso de la ira, tuve tantos deseos de acabar con él que no medía mi fuerza, me dejé cegar por el momento, sin embargo, mis reglas eran claras y no debía fallar a tan alta magnitud. Las personas debían de tenerme respeto, no miedo.

—Koch —menciona Dermain, captando mi atención— Si crees que haré como todos están haciendo de hacer una reverencia desde que quieren hablar contigo estás mal —alzo mi ceja derecha al escuchar eso, él bufa y termina haciendo aquel acto el cual se negaba—. Lo que quiero decirte es... si yo me llegara a casar algún día, ¿serías mi padrino?

—¿Por qué yo?

—Porque eres... y no olvidemos que... sin obviar que tú...

—Que chistoso estás —responde su hermano pasando a su lado, dejamos el tema a un lado cuando llegamos a donde es la fiesta.

Fuerza unida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora