La vestimenta al pisar el reino cambió radicalmente a un traje negro ajustado, con una corona flotando encima de mi cabeza y una capa de color rojo colocada en mi espalda, logrando visualizarse algunos humos saliendo de cada poro de mi cuerpo.
El reino de padre se encuentra más oscuro que de lo habitual, las sombras que antes corrían de un lado al otro se encuentran cabizbajo, las voces de las sombras mayores se encuentran apagadas y es algo que en cierta parte me produce inquietud.
Suspiro y comienzo a caminar, tratando de ser lo menos llamativo, pero es inevitable cuando muchas de las sombras que se fijaban en mi hacían una reverencia antes de volver a estar tranquilas. Padre se encuentra a unos cuantos pasos, de espaldas a mí, desde donde estoy puedo percatarme en como su respiración va tornándose más pesada en el momento que sube y baja sus hombros.
A su lado se encuentra Amaya, alterada pegándole en el brazo a Padre mientras recita algunas palabras que son poco audibles por la distancia en la que me encuentro.
—¿Qué sucede? —ella, por su parte, gira hacía mi y puedo visualizar sus escleróticas de un rojo carmesí, completamente. Sus manos están manchadas de sangre lo que me asegura que algo más está pasando.
—Sucede qué padre no quiere que yo me encargue de la Reina.
—¿Tú sola? —inquiero y luego respiro hondo haciendo que él me observe—, quiero ver las evidencias que dices tener.
Amaya con la rabia adentrándose en su ser me observa, endereza su espalda y luego extiende sus manos hacia adelante, tendiéndolas y logrando que las tome. Padre realiza lo mismo, pero por su parte es diferente, él volviéndose humo nos envuelve, logrando de esta forma que mi cabeza por el repentino movimiento se eleve. Comienzo a temblar de la magnitud de ambos poderes juntos; mi cabeza da vueltas, y el grito desgarrador que sale de mi garganta produce el aturdimiento de varias sombras que se encontraban cerca.
Siento como una parte de mi se va oscureciendo y luego aparecer en otro lugar, ambos poderes juntos producen que me estrelle en una pared, el remolino que siento en mi cuerpo me hace quejarme para después escuchar la voz de Amaya.
—Te voy a curar, Koch. No te muevas.
—Estoy bien, puedo hacerlo —me quejo preso del dolor. Ella por su parte no me escucha y recita algunas palabras para después ayudarme a levantar—. Gracias, Amaya.
— No hay de qué.
— Koch, estamos una hora antes de que ocurriese la tragedia —se acerca padre inesperadamente, señala hacía diferentes zonas—. Si te fijas bien, ahí se encuentran pequeñas sombras, en esos lugares. Allá dentro están tus padres, sólo quiero decirte que después de ver esto pienses bien tu bando. En el cuento me describen como el malo, pero no solo yo "vengo siendo el malo".
Visualicé a mis padres y las rodillas comenzaron a fallarme, las lágrimas que ya pensaba que había liberado se encuentran ahí, deslizándose una y otra vez. Amaya a mi lado se sienta en el pasto, meciéndose en su lugar y padre simplemente pasa su brazo por encima de mi hombro atrayéndome a su anatomía.
Y durante los siguientes minutos puedo ver lo feliz que estaban, preparaban galletas, corrían de un lado al otro o simplemente se demostraban ese afecto y el amor que siempre habitaba en ellos. En la lejanía se puede proyectar como padre se encuentra merodeando por la zona, dándole ordenes a las sombras y luego tocando la puerta de la casa haciendo que mi madre abriera y se saludaran.
—¡Padre, hola! —emocionada, y con ese gran carisma que yacía en ella lo deja pasar. Nosotros aquí presentes nos vamos acercando, traspasando las paredes y permitiéndonos visualizar y escuchar la armoniosa charla dentro— Padre, hay algo que me tiene inquieta.
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Fuerza unida ©
FantasyUn mundo lleno de energía fantástica donde el reino es gobernado por sus elegidos, cada persona asignada tiene un poder, pero no todos. Llegó el momento de reinar, unir más la fuerza de ambos, y hacerse cargo de una vez por todas del mandato. Mucha...