Capítulo 3

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Callie

Me encontraba sentada en un pequeño tronco mientras sostenía una lata de cerveza. A todo el mundo le agradó la idea de hacer una fogata en el muelle para celebrar nuestra graduación, por otro lado, en verdad no quería estar aquí.

—¡Callie!

Escuché a lo lejos, mire hacía al frente y vi a mis amigos, Mark y Erika.

—Callie no hagas eso.

Dijo Erika al estar al frente de mí.

—¿Hacer qué?

—Poner esa cara, luces triste y eso me pone triste.

Solo le di una pequeña sonrisa, en verdad no estaba de humor.

—Oye, esquivaste una bala amiga, en unos meses estaremos lejos del mar y tendremos el trasero pegado a una silla mientras estudiamos sin parar, disfruta el momento Callie.

—Claro, porqué estar aquí es mucho mejor que tener una beca para la mejor escuela de natación.

Dije con sarcasmo, me levanté del pequeño tronco y los mire. Mark solo hizo una mueca mientras Erika se lamia los labios, no sabía que decir.

—Penny a las doce.

Mencionó Mark.

Penny es muy linda pero demasiado intensa, desde que tengo memoria ha intentado robarme besos o tener un coqueteó conmigo.

—Hola Callie.

Dijo con una voz sensual, se me acercó solo un poco, le di una pequeña sonrisa y le devolví el saludo.

—¿Sabes? Estoy muy molesta.

—¿Por qué?

—Porqué no me has llevando un trago.

—Oh, bueno no sabía que querías uno.

—Pues ahora lo sabes.

Penny me dio un pequeño golpe en el hombro, me quejé un poco.

—Oh ¿ese es tu brazo malo? Lo siento... — Penny empezó acariciar mi brazo mientras me sonreía. — Sabes... Ya no vas a natación y así tendrás más tiempo para mi.

—Yo te daría más tiempo. — Dijo Mark, Erika le dio un pequeño golpe en el hombro, Penny en cambió solo soltó una carcajada. — Iras a mi fiesta de graduación ¿Cierto?

—Eso creó.

Penny se me volvió acercar y plató un beso en la mejilla, me dedicó una última sonrisa con un guiño de ojo y se fue con sus amigas. Verán, Penny es muy linda, como ya dije pero definitivamente no es mi tipo.

—Aún no entiendo como no es tu novia. — Dijo Mark.

Tomé mi sacó, el cual estaba en el tronco y tiré la lata de cerveza.

—¿Qué haces? ¿A dónde vas? — Preguntó Erika.

—Esquivo otra bala.

Sonreí y salí de ahí, detrás de mi escuchaba las risas y la música, poco a poco dejé de oírlas.

Estuve caminando un buen tiempo, hasta qué llegué a la estación de trenes y pensé ¿Por qué no pasar por ahí?

𝘈𝘮𝘰𝘳 𝘢 𝘮𝘦𝘥𝘪𝘢 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora