Mi boda con el Demonio (3ª parte)

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Aziraphale dejó con tanta brusquedad la copa vacía sobre la mesa que el cristal crujió y la botella estuvo a punto de caerse. Sorprendido, Crowley, que estaba concentrado contando la historia, se le quedó mirando.

- Ángel?

- Si, la última vez que me miré al espejo seguía siéndolo, si- respondió con los labios fruncidos en una mueca de disgusto.

- Ah... ya... bueno...- el demonio se rascó la nuca mirando la copa maltratada- supongo que es tarde y quizás estés cansado. De todas maneras, me preguntaste si me había casado y es algo que ya he respondido, pero la verdad es que no es una historia muy emocionante...

- Claro, ahora vas a omitir esa...lo que esta mujer y tú... - Crowley nunca había visto a Aziraphale tan indignado salvo en una ocasión: cuando el ángel le negó la ayuda para conseguir agua bendita y él le dijo que "confraternizaba" con mucha gente más que podría ayudarle- tu noche de bodas... Claro, primero me ocultas que estuviste casado y ahora pasas por alto que has estado en brazos de...- viendo que se estaba poniendo cada vez más en evidencia, Aziraphale cerró la boca para evitar decir nada más, pero sus labios temblaban, traicionándole.

El demonio contempló a su pareja, dándose cuenta de las señales que no había visto hasta ese momento. Después de 6000 años de amistad y tres meses de unión, aún no habían aprendido a fijarse en el lenguaje corporal del otro...Y es que el ángel había ido tensándose según escuchaba el relato, sintiendo el horror de aquel matrimonio antinatural y la vergüenza de la servidumbre impuesta a su querido demonio. Pero eso no era todo. En el fondo de los ojos aguamarina de Aziraphale brillaba una chispa de fuego poco usual, el fuego verde de los celos. Un sentimiento que los ángeles no podían experimentar, pues estaba muy cerca de los pecados capitales de avaricia y envidia.

Salvo que ese ángel fuese lo bastante c***n como para haber elegido por pareja a un demonio. Salvo que fuese un ángel lo bastante valiente como para gritar: "él es mío y de nadie más, al igual que yo soy suyo y de nadie más". Pese al enfado de Aziraphale, Crowley sonrió y luego se levantó del asiento y le abrazó con ternura.

- Ángel...cielo...- murmuró, acariciando los rizos rubios del tembloroso Aziraphale- no estoy ocultándote nada. Ese fraude no puede llamarse matrimonio... todo el ritual fue una burla, igual que una misa negra es una burla de la Eucaristía. El infierno no puede hacer nada auténtico que tenga que ver con el amor... y por supuesto, nuestra unión actual es más sagrada que mil matrimonios que me obligaran a contraer...

- Te...- las palabras se ahogaban en la garganta del ángel. Sabía que no debía comportarse de ese modo, ni sentir esa rabia y esa indignación por qué aquel constructor de estrellas que siempre había deseado a su lado había pertenecido a otra persona que ni siquiera le valoraba- ... has casado... mil veces?

Pese al nudo en el pecho que sentía al darse cuenta de la intensidad de los sentimientos de Aziraphale, Crowley soltó una pequeña carcajada, cristalina y sin malicia.

- Ángel! – le reconvino suavemente besando su mejilla- relájate, por favor. Mira, deja que te cuente el resto de la historia, y luego me dices si era para ponerse de ese modo, de acuerdo?

Blaine bajó del carruaje en cuanto sus criados le abrieron la puerta tan rápido como pudo y sin mirar hacia atrás. Todas sus fantasías de cruzar el umbral de su castillo en brazos de su flamante (y orondo, tal como ella habría querido) marido se le antojaban un completo absurdo. Toda su boda en realidad se le antojaba un absurdo ahora. Se había casado con un monstruo. Había sido engañada.

Entró en el vestíbulo, apenas iluminado por unos pocos candelabros encendidos, pues había que ahorrar, y subió la escalera que conducía a sus aposentos quitándose el velo nupcial. Nada había salido como ella soñaba, y su indignación era enorme. Pero más grandes eran las ganas de llorar. Se sentó en la cama con la mirada perdida, preguntándose si valía la pena...

Las cosas de Mr Fell y el señor CrowleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora