- Esto está completamente fuera de lugar!! Basta!! Déjame, ángel!
Pese a que el demonio se debatía con fuerza tratando de escapar, la presa del ángel parecía de hierro, así como su determinación. No había dudado en utilizar también las alas para inmovilizarle al ver que tras el primer contacto intentaba escabullirse y, desde luego, estaba decidido a llevar a cabo lo que consideraba completamente necesario haciendo caso omiso de las protestas del demonio. Una vez que aseguró sus brazos sujetándoselos a la espalda por las muñecas, levantó la túnica del otro con la mano libre sin el menor asomo de duda.
- Argg! Pero qué diablos haces!! Que no...no, no, no...- intentó revolverse de nuevo al ver la mano que se acercaba- QUE NOOO!!!
- Ten la bondad de quedarte quieto de una vez –repuso con irritación Aziraphale- Voy a hacerlo de todas maneras, pero te vas a hacer daño en los hombros si sigues así y entonces tendrás que asumir las consecuencias de eso también. ¿O acaso esta situación no está siendo lo bastante desagradable como para no volver a repetir una estupidez semejante?
- Pero es que me estás... me estás haciendo polvo, ángel. No podrías simplemente olvidarte de ello y dejarlo correr? – dijo Crowley, girándose hacia Aziraphale y poniendo cara de bueno- Ah...por favor?
- De ninguna manera. Estas heridas no voy a dejarlas sin tratar- resueltamente, el ángel impuso su mano sobre una larga quemadura con ampollas que había destapado en el muslo del demonio, resultado de su contacto con el suelo humedecido con agua bendita al caer en el patio de Floronius. La piel humeó al contacto, pero empezó a curarse al momento. El demonio soltó un aullido.
- M**R*D***!!!!!!! Eso quema como el infierno!!!
- Si las quemaduras se infectan, la recuperación es mucho más lenta. Creo que no necesito recordarte que los demonios podéis enfermar...- procurando sujetarle contra un triclinio para que dejara de retorcerse, empezó a tratar a continuación otras más pequeñas pero igualmente feas en la espalda y en las piernas, resultado de haberse contorsionado al debatirse, incapaz de escapar del lugar- de hecho, hay muy pocos demonios con buena salud, como sabes. Y hablando de eso,- añadió, con una nota peligrosa en la voz- tal vez debería no solo curar esto, sino todo lo que hayas contraído en esos locales nada recomendables que abundan en ciertos barrios, ¿no te parece, querido?
- NO!! No se te ocurra hacer eso! – gruño Crowley, que seguía sin renunciar a escurrirse del agarre del ángel, pugnando por meterse debajo de algún mueble- Sabes tan bien como yo que el contacto con la gracia angelical no nos hace ninguna graciaaaa!!! Ahhh!!! – alargó la última sílaba en un gañido cuando Aziraphale empezó a curar una quemadura en el costado- Hissss... -siseó entrecerrando los ojos- si escuece así en las costillas, no quiero ni imaginarme lo horroroso que tiene que ser en el capu...
- Chsst! No toleraré que se emplee ese lenguaje en mi casa- dijo severo el ángel- Creo que por esta noche ya te has comportado en exceso como un...- Aziraphale estaba tan indignado que ni siquiera encontraba una palabra que describiese lo suficientemente bien la opinión que le merecía el comportamiento de su amigo- como un vándalo. Así que, por favor, sé tan amable de aceptar con resignación las consecuencias de tu atolondrado comportamiento, por qué si no estaremos así hasta que salga el sol...
- Las consecuencias del mosqueo que te has agarrado, más bien...hsssss! - musitó entre los dientes apretados cuando volvió a sentir los poderes curativos del ángel, esta vez sobre el antebrazo izquierdo- ángel... nunca habías... ouch... nunca habías utilizado tu gracia divina conmigo y me sorprende en cierto modo...hissss!! que esté funcionando...
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Las cosas de Mr Fell y el señor Crowley
FanfikceEn esta colección de relatos cortos y de pocos capítulos, echaremos un vistazo a la vida cotidiana de nuestro ángel y nuestro demonio y también a lo que les sucedió en otras épocas... y es que algunas cosas sólo pueden pasarles a ellos...