Las cosas de Mr Fell y el señor Crowley

Pequeño y escurridizo

- A ver, espera...ángel, esa pierna, ponla para allá... no, no, la otra, así no llego... - Oh, espera, querido, yo creo que ya puedo... El Bentley se sacudía y se movía sobre su suspensión en una calle lateral cercana al Soho Square, haciendo que los peatones más conservadores apresurasen el paso y fingieran no haberlo visto, mientras otros sonreían con picardía pensando que cada vez los dominios de Old Compton Street se ampliaban más. Una pareja de chicas que volvía de realizar sus compras reconoció el coche de inmediato. - ¿No es ese el coche clásico del amigo del señor Fell? - Preguntó Maggie a su acompañante. - Si que lo es, es el Bentley de su novio... y parece que hay una buena fiesta dentro... Esto es desinhibirse y lo demás son tonterías... Con una curiosidad traviesa e intentando contener la risa, ambas se acercaron lo suficiente como para oír las voces ahogadas que venían de dentro. - Mmmm... ya casi...- se oía gruñir al delgado pelirrojo- casi casi lo tengo... oh! no, no... se me escurre... - Espera, creo que si hago esto...- se oyó la voz del librero como amortiguada por algo sobre su rostro, y súbitamente, una mano apareció agarrándose al cristal, provocando que las chicas diesen un salto hacia atrás- ajá!! camino despejado! - Por fin! - se oyó decir triunfalmente al pelirrojo- conseguido! - Menos mal, que alivio... -musitó el librero- Sin unas manos como las tuyas, yo jamás hubiera podido hacerlo solo. Las chicas se miraron con complicidad, y apenas tuvieron tiempo de huir, riendo con ganas, para evitar que las vieran cuando las puertas del coche empezaron a abrirse. Bastante despeinados, Crowley y Azirafel salieron del coche. - Y no vuelvas a quitarte el anillo, Azirafel, que ya sabes que se cae en el sitio más dificil de alcanzar.