Exxxxxxcursión a la librería

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Sobre el elegante sofá del lujoso apartamento de Crowley, enroscada sobre sí misma y con la afilada cabeza bajo las vueltas del sinuoso cuerpo, una enorme serpiente negra y roja miraba con desconsuelo al ángel que, con cara de incredulidad, leía la nota. Las letras reflejadas en la misma eran irregulares y primitivas, como las de alguien que estuviese utilizando la mano no hábil para escribir, pero el mensaje se entendía perfectamente: "ángel, tengo un problema. No puedo cambiar"

Aziraphale dejó la nota en la mesita baja de acero y cristal y miró a la serpiente con las manos en la cintura.

- Entonces, ¿no puedes asumir la forma humana? ¿Por esa razón no respondías a mis llamadas telefónicas?

La gran serpiente sacó un instante su fina lengua y asintió ligeramente con la cabeza.

- ¿Has intentado calmarte y respirar hondo? Tal vez...

El demonio siseó y escondió la cabeza bajo un cojín.

- Oh, no te pongas dramático. Seguro que en cuanto menos te lo esperes... ¡chas!... volverás a la normalidad y...oye, no te vayas, que estamos hablando...

Tras la cabeza, el resto del reptil estaba desapareciendo al sumergirse entre los gruesos cojines del mueble, dejando tras de sí trocitos de piel desprendida y escamas sueltas. La escasa luz de la estancia no le había permitido al ángel ver el aspecto agrietado y envejecido de la piel de la serpiente, lustrosa y brillante de normal, y al dar la luz para buscar a su escurridizo amigo, cayó en la cuenta antes de que todo el demonio desapareciese dentro del sofá.

- ¡Oh, vaya! Estás mudando la piel...ese es un proceso fisiológico normal y saludable en los reptiles, querido. Pero se me ocurre que tal vez pueda ser la causa de que no seas capaz de recobrar ahora la forma humana... es sólo una teoría, naturalmente, pero creo que merece la pena probarla - Aziraphale levantó cojines hasta dar con la cabeza de la serpiente, que le miró enfurruñada- Tengo varios libros de herpetología en la librería...¿Qué te parece si te llevo allí y hago algunas consultas, a ver si podemos solucionar este pequeño inconveniente?

Entre los refuerzos del sofá, la negra cabeza negó con vehemencia.

- ¿Por qué no? Tengo habitaciones de sobra en la librería, y con un pequeño milagro, podría acondicionar una para que estuvieses lo más cómodo posible aún en esa forma - mientras hablaba, Aziraphale buscaba la forma de sacar de allí a su amigo, que iba enroscándose más y más en las profundidades del mueble- No hace mucho, cayó en mis manos una estupenda publicación sobre los Jardines Zoológicos de Londres y sus instalaciones para reptiles, ya sabes, esas donde se rodó la escena de Harry Potter en la que libera a la serpiente, así que creo que con unas consultas adicionales a mi biblioteca estoy perfectamente capacitado para proporcionarte un entorno más adecuado para una serpiente que las entrañas de un sofá de cuero en un apartamento helado.

Los ojos amarillos de Crowley, que habían seguido fijamente los movimientos del ángel, desviaron su mirada. Tenía frío, le escocía la piel y estaba de pésimo humor. Por supuesto, podía entender cada palabra que le decía, pero en esa forma, sus sensaciones eran muy diferentes, y prestaba más atención a la entonación de las palabras que al contenido de las mismas. El ángel parecía muy excitado y dispuesto a hacer cosas, y lo único que Crowley quería era esconderse en un rincón silencioso hasta que se encontrara mejor. Siseó irritado cuando Aziraphale empezó a desmontar los cojines de los asientos para acceder mejor a su escondite.

- Hiss...hissss!!!!

- Vamos, no seas tan testarudo. Deja que te ayude - Crowley se metió más al fondo del sofá y se enroscó con fuerza- ¡Oh, por el amor de Ella!

Las cosas de Mr Fell y el señor CrowleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora