Capítulo 1

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   Ojeo las fotografías que el equipo de papá ha colocado en la pared; con ellas se me retuerce el estómago y la futura hamburguesa que Charlie me ha prometido

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   Ojeo las fotografías que el equipo de papá ha colocado en la pared; con ellas se me retuerce el estómago y la futura hamburguesa que Charlie me ha prometido. Cuerpos torturados, cuellos acribillados a mordiscos... Todo apunta a una bestia parda, un monstruo, un enorme ser de voraz apetito. Sin embargo, y no comprendo porqué, mi mente baraja otras ideas. Sí, tal vez sea más factible que un carnívoro busque una presa fuera del bosque, pero sospecho que hay un asesino en serie. Aquí, en Forks. Donde los hechos más delictivos han sido recoger a unos críos puestos como una cuba o aquel intento de robo a una vecina. La tasa de criminalidad es verdaderamente baja. Y, por alguna retorcida razón, es el mejor lugar para esconder a un monstruo.

   Imagino la satisfacción en sus facciones de psicópata y se me eriza el vello. ¡De ninguna manera! Debería cambiar esta horrible manía de sobrepensar todo. Aunque cabe destacar que me paso las noches leyendo libros de novela negra o viendo series policíacas, lo cual tampoco ayuda.

   El gen protector y justiciero lo he heredado de mi padre, Charlie Swan, y de mi madre, Michaela Stone. Gracias a ellos quiero convertirme en una respetable teniente de la guardia civil, socorrer a las víctimas y encontrar a los agresores o asesinos. Necesito investigar, buscar pruebas y pistas, ver más allá de lo que cualquier persona sería capaz... Necesito sentirme satisfecha con y en mi trabajo.

   "Satisfecha... igual que ese asesino" pienso, golpeándome la frente furiosa de mis propios pensamientos.

ᅳAlex, me quedaré de guardiaᅳdice Charlie sentándose delante de mí, tomándome la mano con dulzura. Tiene el rostro apagadoᅳ. Llamé a Jacob para que te lleve a casa, ¿de acuerdo?

   Oh, el latoso Jacob Black a mis servicios. Eso es una buena noticia.

   Asiento con la cabeza y lo abrazo a modo de despedida. El compañero de papá aparece en el despacho con cajas de pizza en un brazo y un par de birras en el otro (una guardia nocturna requiere ciertas necesidades). Lleva puesta la gorra de Star Wars que le regalé en su quincuagésimo cumpleaños. Recuerdo que sus hijos, Mike y Cole, unos gemelos la mar de bromistas, le regalaron una camiseta con una frase superdivertida. «Soy virgen. Te lo juro por mis hijos».

Historia Lobuna | Embry Call → REESCRIBIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora