Capítulo 20

976 69 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

    El delicado corazón de Harry Clearwater expira entregando, así, su alma al edén

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

    El delicado corazón de Harry Clearwater expira entregando, así, su alma al edén. Ha sido un incidente tan repentino que no puedo ni quiero asimilarlo. Es una mierda, es una auténtica mierda que la familia deba despedirlo; que los menores Clearwater entierren los restos mortales de un hombre que tenía toda una vida por delante, merecía verlos crecer y formarse, mimar las criaturas que trajeran por el camino y ser consumido por la ancianidad cuando hubiera cumplido sus propósitos, sus mayores deseos. Harry poseía el derecho, más que ningún otro, de disfrutar a su esposa, a sus hijos y futuros nietos.

   Enjugo las lágrimas con la manga del jersey. Papá me ofrece un pañuelo que acepto temblorosa de mi propia ansiedad. Si su partida la siento cercana y dolorosa, no me gustaría conocer nunca lo desgarrador que ha de ser perder al mío, a mamá, a Jared o… a Bella. Abrazo a mi padre, ignorante de la insensatez de mi hermana, buscando el consuelo de su calidez. Cierro los ojos reafirmando la certeza de que soy afortunada por tenerlos conmigo; afortunada, porque Charlie esconda esprays pimienta en mis bolsillos o prepare mi almuerzo favorito; porque mamá sepa colmar mis días de afecto o porque Jared domine la habilidad de hacerme reír por cualquier bobería. Como también me siento afortunada porque Bella está viva.

   Y me siento la mayor privilegiada del mundo por conocer a la manada de Sam.

   Distingo las abatidas espaldas de unos niños que no están preparados para despedir a su padre. ¿Alguien podría estar listo para hacerlo? Yo sería incapaz de tenerme en pie. De hecho, la llana idea me impide respirar con normalidad. Avanzo hacia ellos (el recorrido es arduo, falla la respuesta motora de mi cuerpo) y toqueteo sus hombros despacio.

   Leah es la primera en girarse, percibo en sus cuencas enrojecidas el mar aproximándose. Le tiendo la mano y, tras unos segundos de expectación, la toma. Seth imita a su hermana desciendo la vista en mi rostro contraído. Entonces compruebo que jamás había conocido miradas más tristes y desconsoladas que las suyas.

ᅳNo existen palabras que lo veneren, él es lo que representa la humanidad, la bondad y el altruismo… Y es una injusticia que se haya ido así. Más que eso, es una putada.

Historia Lobuna | Embry Call → REESCRIBIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora