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—No estás enfermo. Estás embarazado.

NuNew se quedó helado y miró alarmado al alegre chico que entraba en el consultorio. Se quedó con la boca abierta mientras negaba con la cabeza:

—¿Cómo es posible?—

El doctor James Wongwisut se detuvo delante de la camilla en la que NuNew estaba sentado y se cruzó de brazos.

—Eres enfermero. ¿De verdad necesitas que te refresque la memoria con una lección de anatomía y fisiología? —James levantó los brazos y dibujó un círculo con el dedo corazón y el pulgar de la mano izquierda, mientras introducía el índice de la mano derecha en el círculo—. La parte A se inserta en la parte B y el resultado puede ser un embarazo. —Se encogió de hombros, sonrió y dejó caer las manos a los costados—. El resto de los detalles ya los conoces.

—Tomo la píldora, James . No es posible.—

—Sabes que no es infalible. Además, sospecho que es muy probable que te quedaras poco después de superar el virus estomacal que padeciste entre Nochebuena y Nochevieja —respondió James pensativa—. Ya has tenido alguna falta, ¿verdad?—

NuNew asintió con la cabeza de mala gana.

—Pero cuando estuve enfermo tomé la píldora todos los días. No me olvidé. Y tampoco tomé antibióticos que pudieran interferir con la eficacia del anticonceptivo —contestó NuNew al borde de un ataque de pánico.

James lo miró con sarcasmo.

—Pero te pasaste una semana vomitando. Sospecho que expulsaste la mayor parte de la pastilla y que por eso jamás llegaste a asimilarla.

—Mierda, mierda, mierda.—

Todo apuntaba a que James tenía razón y a que NuNew estaba negando la evidencia. Había notado todos los síntomas, pero no había querido aceptar la verdad. Se quedó mirando al suelo, fustigándose por no haberse dado cuenta hasta entonces de la posibilidad que acababa de mencionar James y por no haber usado otro método anticonceptivo.

—Estabas enfermo. No te culpes por que tu cerebro fuera más lento de lo normal. —James entregó a NuNew un papel—. Aquí tienes el resultado de la prueba de GCH. Es positivo. Ya sabes que es una prueba muy efectiva pero, si quieres, podemos repetirla la semana que viene.

NuNew cogió la hoja de la mano de James y se quedó mirando el resultado conmocionado mientras se le llenaban los ojos de lágrimas. Otra vez.

—No me lo puedo creer. ¡Dios mío! ¿Cómo le voy a decir esto a Zee ?— James se sentó en un taburete con ruedas y se colocó entre los pies de NuNew, que no le llegaban al suelo. Le quitó los resultados de la prueba de sus dedos temblorosos, tiró la hoja sobre la camilla y, cogiéndole ambas manos, lo miró con preocupación:

—¿Crees que se enfadará? NuNew. Yo creo que no. Se van a casar en un mes. Aunque sea un poco prematuro, creo que la noticia le va a encantar. Y sé que tú quieres tener hijos.—

NuNew miró a James con seriedad.

—Sí que quiero. Tengo treinta años y me gustaría tener más de uno, pero cada vez que saco el tema Zee lo zanja de inmediato. Quiere que esperemos.—

En un acto reflejo se acarició el estómago y suspiró al pensar que llevaba en su vientre al hijo de Zee. Deseaba tener ese bebé, al que ya amaba.

—No creo que le haga gracia. Parece que le molesta cada vez que saco el tema y, encima, esta mañana nos hemos peleado.—

—¿Por qué? —preguntó James con delicadeza.

—Porque me he puesto insoportable. Estas últimas semanas he estado rarísimo; por eso quería que me hicieras un análisis de sangre. Creo que en el fondo sabía que podía estar embarazado, pero no quería admitirlo. Me paso el día con la sensibilidad a flor de piel y estoy muerto de miedo. Pedí a un abogado que redactara un acuerdo prenupcial para proteger a Zee, pero se niega a firmarlo.—

ZEENUNEW - EL TESORO DEL MILLONARIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora