Cap 17

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Quedé burlado, y confundido al no ver a la Mítica la mañana siguiente, y empiezo a preocuparme.

En la mañana la llamé y su celular sonó dentro de su cuarto, pensé que había regresado cuando me dormí, pero no fué así.

Me encontré con Abdel y dijo que me ayudaría a buscarla, la verdad es que no creo que Mítica haya viajado o algo por el estilo sin decirme, la conozco.

Son aproximadamente las 12 del medio día y no me siento bien así que solicito permiso para retirarme.

—Profesor Rugles —llamo

—Director, jovencito —me corrige el profesor, digo director

—Perdone, la verdad no me siento nada bien y quisiera poder retirarme — le digo, sentado enfrente de su escritorio.

—La verdad me sorpendre joven Rivera, es el único estudiante que jamás había pedido un permiso, hasta ahora claro —habla y dirige su mirada directo a mis ojos — ¿todo bien? —me interroga

—Sí, pero no — respondo —mi hermana y yo estamos pasando por una enfermedad que no sabemos cuál es, así que iremos con  un doctor —miento.

—Bueno —acepta el director — solo firma acá — señala un libro grande y gordo — es una prueba que pediste permiso y así puedes entregar trabajos que puedan maestros hoy.

Tomo el libro y firmo, tras despedirme del director salgo de su oficina a paso rápido y subo a mi Jeep, la verdad no he podido sacar cosas negativas de mi cabeza respecto a Mítica, en realidad espero esté bien.

Estoy llegando a casa y una pequeña esperanza se avecina cuando entro, quizás ella ya está arriba. Así que subo las gradas de caracol pero decepcionantemente ella no está.

Me puse en contacto con otros aliados y simplemente no hay rastros de ella. 

                                      ***

Estoy en el sofá de la Sala con mi cabeza recostada hacia atrás, cuando suena mi celular y contesto de inmediato.

Me percato del nombre y es Abdel.

—Bueno... —contesto.

—Sí, Jared, encontré a Mítica en una cuidad cercana del centro.

Mi corazón va estallar de felicidad.

—¿Puedo hablar  con ella? —pregunto.

—Creo que sigue enojada contigo como dijiste, pero según lo que ella me contó fué que estaba en casa y llegaron a buscarlos, afortunadamente salió antes pero estuvo en persecución estas horas y se perdió. — da como respuesta Abdel.

—¿Dónde la encontraste? —interrogo a Abdel.

—Como te dije, está en una cuidad cercana a la del centro, iba manejando por acá y me encontré un auto idéntico a el de ella, paré y estaba en un callejón baldío, el auto estaba vacío pero seguí buscando por el área y la encontré con una señora vagabunda, quien fue que la alimento estas horas, y la mantuvo quieta y a salvo. —contesta.

—Está bien, gracias Abdel. Dile a Mítica que cuando volvamos a casa hablaremos, pero ahora quiero pedirte algo más. — sé que él se lo toma por inesperado por el silencio en la otra línea de la llamada.

                                        ***

Mítica Rivera

Después de que perdiera a el auto que me seguía, me percaté que conducía como loca y no sabía donde estaba, cuando tomé mi chaqueta para poder sacar dinero o mi celular para llamar a alguien, me dí cuenta que no había nada, había dejado todo y lo único que tenía era mi pastelillo y papas por terminar, por suerte acababa de llenar el tanque del auto. Seguí rondando y dormí ahí las primeras horas, luego me estacioné en un callejón, en busca de saber dónde estaba y comunicarme. Me encontré con una señora que me dió de comer y me dió agua, a esa misma le pregunté en dónde estabamos, ella respondió que estaba demasiado vieja para recordar, así que me dispuse a decirle a una señora también que no conocía de la calle, que me regala una llamada, la señora algo desconfiada me dió el celular. Pensé en llamarle a Jared, pero aún seguía molesta con él. Así que llamé a Abdel. En una hora más o menos él llegó y fué un gran alivio. Dijo que Jared me estaba buscando. Así que le dije que lo llamaramos, pero cambiamos un poco la historia, diciendo que Abdel me encontró y no que yo lo llamé.

Cuando terminaron de hablar Abdel se acercó a mí y dijo que me llevaría a una casa que tiene el ahí cerca. Así que subimos cada quien a su coche y yo lo seguía, al final llegamos a una casa sencilla pero muy bonita.

Estando dentro le dije que tomaría una ducha. Me dispuse a alista  algunas y el me prestó de su ropa, era una camisa gigante para mí de color negro y unos pants de cuadros negros y blancos, gigante para mí también, pero cómodo.

Estando dentro de la regadera, y sintiendo las gotas de agua caliente por mi cabeza, escuché como la puerta del baño se abría.

Abdel había entrado.

Y habló:

—Estarás conmigo una semana, órdenes de Jared—suspira—dijo que las cosas estaban muy complicadas allá y por lo tanto no es seguro que estés allá—termina.

—Esto es desesperante, no sabemos quienes están detrás nuestro y eso frustrante. —hablo mientras paso mis manos por el cuero cabelludo de mí cabeza dando masajes con el champú.

—Daremos quiénes son, tranquila—dice antes de salir del baño y yo suelto un largo suspiro. Pero al parecer no había salido del baño, más bien cerró la puerta y siento como entra su cuerpo con ropa dentro de la regadera mientras se moja con las gotas que caen, nos quedamos viendo por largos segundos, hasta que me toma del rostro y me da un beso, nuestras lenguas se encuentran y damos pequeñas mordidas. Nos estamos quedando sin oxígeno y nos separamos para recuperar aire, por un momento había olvidado que estoy completamente desnuda y cuando el baja la mirada a todo mí cuerpo, siento el arder de mis mejillas.

Es una serie de besos más hasta que alguien toca la puerta y Abdel se queja por la interrupción.

—Ve —digo reprimiendo una risa por su enojo.

—No causa gracia, Mítica — me señala —y esto no quedará así — dice mientras deja un último beso en mis labios, es corto pero lindo.

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