Mítica Rivera
No me quedaba de otro que aceptar mi derrota de hace minutos, si tal solo no hubiese sido tan orgullosa con mis exquisitos panqueques, ahora no estaría con la cara llorosa mientras intento picar una cebolla, y Abdel ya va por la segunda.
— Es injusto— lo encaro con ojos llorosos y de seguro inflamados por las veces que los frotaba para quitar las lágrimas.
— ¿Por qué? —pregunta riendo mientras lleva una bandeja llena de cebolla picada para el pollo.
— Es el trabajo más difícil en la cocina y lo dejas a mi, y tu parecer Máster Chef-lieu — tras decir eso soltó una carcajada y solo me cruce de brazos.
— Eso te pasa por fanfarrona — me dice mientras me señala con un cuchillo y hable la panza del pollo ya limpio.
Lo va rellenar con tantas cosas que ni sé el nombre .
—Pero debes aceptar que estaban ricos eh, además no me amenaces con esa cosa — señalo el cuchillo — me vas a matar o qué — pregunto con una ceja alzada.
— No precisamente con un cuchillo, pero sí — noto la picardía en sus palabras así que me acerco a él y no sé qué es lo que el esperaba pero lo que recibe es un golpe en la cabeza y se queja — oye, eso dolió.
—Eso te pasa por ser pícaro— me dirijo a el lavaplatos y dejó ahí algunos que hemos ensuciado en el progreso. O más él ha hecho la mayoría de todo, yo solo me limito a ver todo para aprender.
— Te ves tierna cuando prestas atención— dice despegando la vista el horno a mis ojos, y nuestras miradas se atan como una cuerda y seguimos viendonos, sus ojos bellos.
— Y tu te ves lindo cuando estas callado — ataco, me lanzó a él que ya está de pié para abrazarlo — te quiero idiota — pronuncian mis labios sin siquiera consultarlo con mi cerebro.
— No eres la única — acepta el abrazo y me estrecha entre sus brazos fuertes.
— Es un abrazo no me estrangules — le recuerdo riendo.
— No importa — dice y aprieta más.
—¡Abdel! —grito al sentir todo más de él apretando contra mí. Me toma por la cintura y me mantiene sujetada, con su mano izquierda en mi trasero.
El deja estipulado el tiempo del horno con otra mano y me lleva hacia la habitación.
—Ya cállate— me dice lanzándome a la cama y reboto en ella lo cual me hace reír.
— Callame — lo reto entre risas.
— Te abrazare de nuevo y está vez más fuerte — me dice antes de lanzarse a la cama junto a mí, quedamos en posición contraria, el me abraza desde atrás y mi vista está al frente.
Su cabeza queda un poco arriba de la mia y siento el aroma a jabón y limpio que desprende su cuerpo y una característica loción masculina. Mis fosas nasales aspiran gustosas el aroma y mi cerebro trata de grabar su olor.
Su cuerpo parece estar sumido en tranquilidad y el mío también se relaja y no sé en qué momento pero me quedo dormida con Abdel.
***
Jared Rivera
No he hablado con Mítica y aunque sepa que está con Abdel Rahman, aún me preocupa un poco.
No la he visto y ya han pasado cuatro días desde que fuí el lunes con Estephany, el martes había desparecido y Abdel la encontró hoy es viernes.
Ya no pude ir a la empresa con Emma, desafortunadamente me llegó un correo donde tenía que hacer unas revisiones de como iba el negocio.
Estoy en mi oficina personal, y estoy muy concentrado en mi trabajo, tengo puestos unos lentes que protegen mi vista.
Mi celular es el que llama mi atención y sin ver de quién se trataba, contesto.
—Hola Jared — me saluda Emma.
— ¿Qué sucede Emma? —pregunto al escuchar el tono de su voz un poco extraña.
— Tienes que venir de inmediato a la empresa, Jared. He estado siendo espiada todo este tiempo y ahora todo está peor. — explica muy rápido y nerviosa.
Frunzo el ceño por eso y pregunto:
—¿Por qué dices eso Emma?
— Cosas se han desaparecido y una carta hecha a mano estaba en mi escritorio, diciendo lo siguiente — se escucha a través del celular el crujir de una hoja de papel. — Sabemos tus pasos, tus decisiones. Sabes exactamente qué hacer para que esto acabe. Solo entrega todo y ustedes serán libres — lee la carta — no le creo nada Jared pero tiene una firma, no la he reconocido, la busqué en la computadora para encontrar similares, y ni siquiera existe ¿puedes creerlo? —pregunta, y yo simplemente me he quedado tieso — ¿Sigues ahí Jared? — su pregunta me hace regresar a la realidad.
— Sí — carraspeo mi garganta para hablar — iré lo más rápido posible y buscaremos cualquier coincidencia, además que todos tus trabajadores serán seriamente entrevistados, pero por ahora no digo más — termino y cuelgo la llamada, escucho como antes de hacerlo Emma iba hablar pero no quiero escuchar más. Me recargo en el asiento de mi silla y paso mis manos por las hebras de mi cabello, frustrado pongo mi dedo índice y pulgar al puente de mi nariz pensando que puedo hacer ahora, si Emma ya intentó muchas cosas, estas personas no nos han dejado en paz ¿será hora de rendirnos?
—Debo hablar con Mítica — digo para mí mismo antes de salir de mi oficina.
Me preparé algo de comer y busqué la ubicación de donde me llamó Abdel para poder encontrarme con ellos.
La verdad me pareció sospechoso que jamás me dijeran el nombre del lugar, y cuando busqué, no había un nombre si no sólo la ubicación en Maps.
Me dirigía hacia la puerta de la casa para poder ir hacia ese lugar y hablar con Mítica, ya que mi propia casa ya no era segura.
Iba pasando por el césped cuando sentí una gran punzada al pecho, lo primero que hice fué ver a mi alrededor, pero no había nada, permanecí con la mano en el pecho, intentando que el dolor se fuera. Y simplemente después no ví nada.
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LOS RIVERA
General FictionA veces las cosas suceden sin siquiera saber que pasarán y esto es lo inesperado de la vida. A veces da giros con los que sientes que vomitarás Y nada es lo que parece.