Cap 24

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Jared  Rivera

No sé cómo la mayoría de gente que viaja en autobús soporta todo este "ambiente".

En cuanto el autobús se detuvo dejándonos a unos pocos metros de un campo, mis fosas nasales me agradecían profundamente el viento limpio a mis pulmones, la brisa de la tarde es acogedora, recuerdos se avecinan de mí en esta ciudad mientras camino por detrás de Abdel y Mítica. Cuando desafortunadamente me enteré que tenía a alguien idéntica a mí, mis padres nos contaron que cuando éramos apenas unos bebés, nos presentaron a mí y a mi hermana, se dice que cuando la observe arrugue tanto la nariz, definitivamente no podría creer que tuviera a alguien doble.

Aprendí a caminar mucho antes que Mítica, así que de vez en cuando la tiré de la cama para que ella lo hiciera conmigo. Así es como aprendió a caminar y, desde ahí hemos crecido juntos, verla al lado de Abdel me recuerda la primera vez que le había gustado un chico y yo me enteré.

Ni se te ocurra  espantarlo, Jared. Porque juro que le diré a mamá que te metiste a su Oficina y tienes el arma que busca.

Yo elevé los brazos en señal de paz.

Ahora que recuerdo, la muy sucia luego corrió a decirle a mamá que tenía su arma, traidora. Aunque yo no tenía por mucho que quejarme, quizás solo quizás le dije al chico que le cortaría las bolas si se acercaba a Mítica. En fin, una gran historia.

Siento el aire en mi rostro producido por el transporte frente a mí.

—Bien, parece que será un largo viaje — digo tocando por fuera a la avioneta soltando un silbido.

—Creo que debí de comerme todo lo del desayuno —dice Mítica y mira su estómago —tengo hambre, muchachos.

Soltamos un par de risas antes de subir a la avioneta. Por dentro es muy lujosa bien equipada y a simple vista cómoda, su tamaño no es tan pequeño y reducido.

Suelto un silbido dentro de la avioneta. —¿Hasta con baño incluido? — pregunto dirigiendo mi mirada a Abdel a quien noto un poco nervioso.

—No sería uno bueno sin el —ríe aún nervioso — ¿Qué? —pregunta al notar mi mirada directa a él — le tengo miedo a las alturas —se responde a sí mismo.

—Tu no te preocupes, yo también pero no digas nada —le susurra Mítica al oído.

Eso solo me hace negar por bajo, estoy demasiado cansado como para tener una charla acerca de tus miedos por las alturas o etc.

Me repuesto en un de los sofás color blanco tomando una almohada pequeña de color Corinto recostado mi cabeza en ella.

En el centro hay una mesita de color café  madera. Noto una botella de Whisky y siento una sed recorrer en mis papilas gustativas.

—¿Gustas? —pregunta Abdel tomando asiento en uno de los sofás enfrente mío al mismo tiempo que ofrece una copa vacía.

—Claro — contesto — gracias, Abdel —doy una sonrisa honesta y este me la devuelve, sirvo con cuidado a la copa un poco de Whisky.

—¿Y Mítica? — pregunto rompiendo el silencio que poseía hace unos minutos.

—En el baño, dijo que le urgía —ríe.

La avioneta despega y siento la sensación de náusea en mi estómago, es molesto pero trato de ignorarlo con el whisky que buena por mi garganta al pasar.

Mítica regresó después de unos minutos  y dijo que tenía hambre así que abrimos unos platillos de comida china que tenía Abdel en las mochilas.

— ¿En cuánto tiempo estaremos allá? — pregunta Mítica con la boca llena y limpiando la salsa de sus labios.

—Aproximadamente en media hora llegaremos —respondo, ya que había pasado más tiempo y faltaba poco.

—Bien — responde y se dirige a Abdel — ¿en dónde estarás cuándo estemos allá? — veo que ante la pregunta el aire es pesado y la tensión fuerte, la mandíbula de Abdel se tensa.

Pues Abdel no estará con nosotros, y con lo que he visto ellos crearon una fuente conexión, tenían que ser fuertes.

— Ya vengo — dijo para dirigirse al baño, cobarde.

La mirada de Mítica desvía la mía hacía una de las ventanillas de la avioneta. A decir verdad no sólo ella perderá contacto con alguien, al menos ella verá de vez en cuando a Abdel, yo por otro lado tendré que olvidarme de Estephany.

Tan sólo recordarlo me marea más, me pongo de pié recordando todo los buenos momentos que tuve con ella, voy directo al baño y entro en uno de ellos. Cuando de repente escucho a Abdel hablar por teléfono, de seguro es con su padre por la forma en que esta callado escuchando.

Varias veces antes me había cuestionado de ser tan metiche pero vamos, un buen chisme no se niega al universo, el chisme me busca a mí.

Acerco mi oreja a la puerta para poder escuchar la conversación, al parecer no se ha percatado que estoy por acá.

— Sí, padre. Ha habido un atraso pero ahora es el momento, saldré por la parte de atrás y ellos quedarán dentro — habla demasiado rápido que a mí cerebro le cuesta al principio entender un poco al momento, en cuando analizo estas y las siguientes palabras de su boca abro tanto los ojos que siento que saldrán de su cavidad.

Rayos, debí suponerlo.

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