Capítulo X

62 4 0
                                    

Recuerdos

Era un día soleado de primavera en Mondstadt,  Kaeya y Klee limpiaban juntos entre risas y cantos la casa del peliazul, movían muebles y sacudían el polvo, después de un largo invierno.

Mientras limpiaban klee se encontró con una caja que había quedado olvidada en un rincón.

-¿Qué hay en esa caja, Kaeya?-preguntó Klee, señalando la caja polvorienta.

Kaeya se arrodilló para examinarla y vio que era la caja que Adeline le había enviado hace poco, pero que por falta de tiempo aún no había abierto. - Parece que olvidé abrirla-, dijo Kaeya mientras abría la caja con cuidado.

Dentro, encontraron un álbum de fotos y algunas cartas, todas de Diluc. Klee miraba con fascinación las imágenes de Diluc y Kaeya cuando eran jóvenes.

-¡Mira, Klee! Estas son fotos de cuando éramos niños. Aquí fuimos a pescar  y nos caímos al agua-, compartió Kaeya, señalando una foto de ellos donde estaban riendo empapados.

-¡Eso parece tan divertido!- exclamó Klee, sus ojos brillando de emoción.

Kaeya continuó mostrando las fotos, deteniéndose en cada recuerdo especial. -Y aquí, una de las tantas veces que fuimos a cabalgar juntos. Diluc siempre fue un jinete impresionante-.

Klee estaba encantada con las historias que Kaeya compartía, pero algo llamó su atención en la parte inferior de la caja. - ¿Qué es esto?- preguntó Klee, sosteniendo un sobre.

Kaeya tomó el sobre y lo abrió. Encontraron una nota de Adeline. - Es una nota de Adeline, trae una foto de Diluc-.

La foto mostraba  a Diluc, con el cabello desordenado y aún medio adormilado, se encontraba de pie frente al espejo en su pijama. Mientras se peinaba, los ojos de Kaeya  se encontraron con su reflejo, y una suave sonrisa curvó sus labios. La luz tenue de la habitación revelaba una pancita apenas abultada, casi imperceptible, un tierno detalle que solo un ojo atento podría notar.

Kaeya miraba la foto con gran sentimiento, notó que su pareja había ganado un poco de peso. -No me había dado cuenta de que había engordado un poco-, murmuró Kaeya, su voz llena de ternura. Sus ojos se encontraron nuevamente con la imagen en el espejo, y en un instante, su mente comenzó a tejer una fantasía.

Se imaginó a él y a Diluc no solo como amantes, sino como padres. La idea de Diluc con una pancita ligeramente más abultada, llevando consigo una vida nueva en su interior, tocó el corazón de Kaeya de una manera inesperada.

En su mente, se formó una imagen de Diluc sonriendo, acariciando su vientre con amor. Kaeya, lleno de cariño, le rodeaba con los brazos, compartiendo la emoción. Imaginó cómo prepararían la habitación del bebé, cómo elegirían un nombre, y cómo experimentarían la alegría de convertirse en una familia.

Klee, observando la expresión en el rostro de Kaeya, preguntó: - ¿Qué estás pensando, Kaeya?-

Él suspiró, como si hubiera sido arrancado de un hermoso sueño. -Solo estaba imaginando, Klee. Imaginaba un momento en el que Diluc y yo fuéramos no solo amantes, sino también padres. Pero supongo que algunas cosas solo pueden quedarse en la imaginación-

Klee asintió comprensiva. -Mi mami suele decir que a veces, las cosas que imaginamos pueden ser tan especiales como la realidad-y le regaló una tierna sonrisa a Kaeya.

Kaeya sonrió, agradecido por la perspectiva de la joven. Juntos, guardaron cuidadosamente la foto de Diluc en la caja, por ahora, mientras conseguía un buen portaretrato.

Después de guardar la foto en la caja, Kaeya cerró la tapa con cuidado. Aunque había una sensación de ternura y nostalgia en el aire.

Kaeya miró a Klee, cuyos ojos brillaban con curiosidad. -Klee, ¿alguna vez has deseado poder cambiar algo del pasado?- preguntó Kaeya con una voz suave.

La pequeña niña asintió con seriedad. -A veces, deseo que mi mamá nunca tuviera que irse de viaje. Pero recuerdo que ella ama su trabajo tanto como me ama a mi, y eso hace que me sienta mejor.-

Las palabras de Klee resonaron en el corazón de Kaeya. -Tienes razón, Klee. A veces, las cosas que deseamos cambiar también son las que nos han dado hermosos recuerdos.-

Decidido a seguir adelante, Kaeya cerró la caja de recuerdos y la guardó en un lugar especial. -Gracias por ayudarme, Klee. Ahora, ¿qué te parece si terminamos de limpiar y luego disfrutamos de algo especial juntos?-

Klee asintió con entusiasmo, y juntos continuaron limpiando, dejando atrás el pasado por un momento. Mientras barrían y organizaban, Kaeya se esforzaba por no dejar que la imagen de Diluc con la pancita abultada lo atormentara. Sin embargo, no pudo evitar que los pensamientos se mezclaran con sus acciones.

Finalmente, cuando terminaron la limpieza, Kaeya se dejó caer en un sofá con un suspiro. Klee se sentó a su lado. -¿Estás bien, Kaeya? Pareces un poco pensativo.-

Kaeya sonrió y acarició suavemente la cabeza de Klee. -Solo recordando viejos tiempos, querida Klee. Pero ahora, hablemos de algo más alegre. ¿Te gustaría hacer algo especial hoy?-

Los ojos de Klee se iluminaron con emoción. -¡Sí, sí, sí! ¿Qué podemos hacer?-

Kaeya pensó por un momento y luego sonrió. -¿Qué tal si preparamos juntos una cena primaveral?-

Klee asintió emocionada. -¡Sí, sí! ¡Será la mejor cena de todas!-

Mientras se dirigían a la cocina, Kaeya intentó apartar los pensamientos intrusivos de su mente. Sabía que, aunque el pasado no podía cambiarse, aún había un presente lleno de momentos por vivir.

.
.
.

Perdón, por no haber publicado antes, pasaron cosas, el último año de colegio es complicado, el capítulo es algo corto pero prometo actualizar más seguido, espero que la historia siga siendo de su agrado y si existen sugerencias y opiniones agradecería que me las dijeran para poder mejorar.

Gracias a @Lloydelninjaverde_8 por comentar.

|Verdades congeladas|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora