Capítulo I

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Secretos revelados parte I

El sol se asomaba tímidamente entre las nubes, derramando sus cálidos rayos sobre las coloridas calles de Mondstadt. El dulce canto de las aves llenaba el aire, como una melodía suave y reconfortante. El viento, susurrante y juguetón, acariciaba suavemente los rostros de los transeúntes, llevando consigo un aire de emoción y anticipación.

Para muchos, era un día común y corriente, pero para nuestro protagonista, Diluc, era un día extraordinario.

Diluc acababa de recibir una maravillosa noticia, desde hace algunos días había estado sintiendo algunos síntomas como náuseas, vómitos, mareos,se cansaba más fácilmente y también tenía más sensibilidad en ciertas áreas de su cuerpo y Kaeya se lo había hecho saber. Estos malestares le estaban afectando en su rendimiento y trabajo como uno de los caballeros de Favonius.

Para acabar con toda la incertidumbre en secreto decidió ver al doctor de la familia para confirmar si lo que sospechaba era correcto.

-Joven Diluc, felicidades por su embarazo, aproximadamente tienes 5 semanas.
Los ojos carmín de Diluc se iluminaron al saber que sus sospechas eran ciertas, sus niveles de dopamina se empezaron a elevar, su felicidad era tanta que podría ponerse a saltar en un pie ahí mismo sin importarle la opinión de los demás.

-Te ves muy feliz.

La afirmación del doctor lo sacó de su pequeña burbuja de felicidad.

-Lo siento, me emocione demasiado, es solo que es una noticia muy…¿Cómo debería describirla? Simplemente no hay palabras, Kaeya se va a emocionar mucho.

-Te recuerdo que debes tener cuidado la mayoría de los abortos espontáneos ocurre durante las primeras 7 semanas del embarazo.

Ambos rieron, luego de una pequeña charla el doctor dio algunas indicaciones sobre algunos cuidados que debería tomar en cuenta de ahora en adelante el joven pelirrojo.

Sin nada más que agregar el Doctor de avanzada edad decidió ponerse en marcha para ver a otros de sus pacientes. El emocionado pelirrojo decidió darse un relajante baño antes de ir a ver a su amante para contarle la grandiosa noticia.

Al sumergirse en el agua del baño, Diluc siente una agradable sensación de alivio y relajación. El agua tibia envuelve su cuerpo, acariciando su piel y disipando cualquier tensión acumulada. La suavidad del líquido abraza cada centímetro de su ser, proporcionándole una sensación reconfortante y reconfortante.

Diluc cierra los ojos y permite que sus sentidos se sumerjan por completo en la experiencia. Puede percibir el ligero aroma del jabón que se mezcla con el vapor en el aire, y el sonido suave del agua que salpica ligeramente mientras se mueve, permitiéndole desconectar de todo lo demás y disfrutar de un momento de pura tranquilidad.

Después de su largo baño, el aroma de las uvas y el vino impregna el ambiente de la acogedora casa de Diluc. Cuando desciende por las escaleras de madera, un suave perfume dulce y frutal flota en el aire, envolviéndolo con su tentadora presencia.

A medida que Diluc desciende por las escaleras de madera prepara las palabras que espera decirle al Peliazul, el sonido de la madera se convierte en una sinfonía rítmica y reconfortante. Cada paso que da provoca un suave crujido, un eco suave que se propaga por la casa, agregando una melodía única al ambiente.

-¿Debería ser directo o ser algo más sutil?

Discutía consigo mismo en voz alta.

-Si tuviera que escoger diría que ser directo es mejor.

La gruesa voz le sorprendió, más se relajo al darse cuenta de que pertenecía a su padre que se encontraba en la sala de estar.

-¡Oh! ¿Cómo estuvo tu viaje y la reunión de negocios? -preguntó Diluc a su padre mientras se acercaba a él.

-Fue un viaje exitoso, hijo. La reunión de negocios resultó en nuevas alianzas y oportunidades para nuestra bodega. Estoy orgulloso de lo lejos que hemos llegado- respondió Crepus con una sonrisa en su rostro.

Diluc asintió, sintiendo un respeto profundo hacia el arduo trabajo y la dedicación de su padre en el mundo del vino. Siempre admiró su habilidad para crear las mezclas más exquisitas y su pasión por su oficio.

-Mencionaste que tenías buenas noticias- continuó Crepus, mirando con curiosidad a su hijo. - Tu expresión lo dice todo. ¿Qué es lo que te tiene tan emocionado?-

Crepus es un hombre muy talentoso haciendo vino y muy apreciado por sus empleados, cariñoso tanto con su hijo biológico, como con el niño que había acogido. No se equivocaba, Diluc sí que tenía noticias dignas de celebración.

-Tienes razón, traigo buenas noticias, pero primero tengo que decírselo a la causa sobre su efecto.

-Este mocoso, quién puede ser más importante que tu padre, me siento ofendido.

El par de pelirrojos rieron.

-Nadie es más importante que tú.

Musito Diluc para luego envolver  a su padre en un cálido abrazo. El par de pelirrojos mantenían una buena relación de padre e hijo, Crepus estaba orgulloso de su prodigioso hijo, de su crecimiento dentro de los Caballeros de Favonius y como persona.

-Me encantaría pasar más tiempo contigo hijo, pero tengo que ir a Mondstadt al obsequio del ángel.

-No te preocupes por eso, también iba a Mondstadt, podemos ir juntos.

Comentó emocionado, le encanta pasar tiempo con su padre , lo admiraba y siempre pensó que su padre contribuía a Mondstadt tanto como los Caballeros de Favonius a su propia manera. 

Diluc cabalgaba a lomos de su corcel, mientras Crepus se sentaba en la carreta que los acompañaba. Juntos, padre e hijo se dirigían hacia Mondstadt, cada uno en su medio de transporte, pero unidos en su propósito.

El viento soplaba suavemente en su rostro, mezclándose con su cabello rojizo que se agitaba al compás del galope. Cada latido del corazón del corcel resonaba en armonía con la pasión y la determinación que llenaban el pecho de Diluc.

A su lado, Crepus se acomodaba en la carreta, disfrutando del paisaje que se desplegaba ante sus ojos. Observaba los campos verdes y ondulantes, las colinas que se alzaban majestuosas y los ríos que serpentean a lo largo del camino. Su mirada se llenaba de aprecio por la belleza de la naturaleza que les rodeaba.

Mientras avanzaban hacia Mondstadt, Crepus observó a su hijo con un brillo de orgullo en sus ojos. Admiraba la fortaleza y determinación que Diluc había demostrado a lo largo de los años y sentía un amor paternal abrumador hacia él.

-Diluc, hijo- comenzó Crepus con voz suave pero firme, interrumpiendo el silencio que envolvía su viaje. - Quiero que sepas que estoy increíblemente orgulloso de ti-

Diluc dirigió una mirada sorprendida a su padre, sintiendo una mezcla de gratitud y emoción. Sus labios se curvaron en una sonrisa mientras esperaba que Crepus continuara.

-Desde que eras solo un niño, siempre supe que tenías un espíritu valiente y un corazón noble- prosiguió Crepus, su voz ligeramente entrecortada por la emoción. - Has crecido en un hombre excepcional y has encontrado tu propósito en proteger a Mondstadt como uno de los Caballeros de Favonius-

-Padre, tus palabras significan más de lo que puedo expresar- dijo Diluc con voz sincera, su mirada encontrando la de su padre. - Tu apoyo y tu confianza en mí han sido un faro en los momentos más oscuros. Siempre he buscado estar a la altura de tus expectativas y me esfuerzo cada día para honrar tu legado-

Lamentablemente, el destino les tenía preparado un giro trágico en su camino hacia Mondstadt.









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